Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Unos ojos color café

 

 

Desnudo reclinado con los ojos azules de Henri Matisse (Francia, 1869 - 1954)


 Gilberto Aranguren Peraza

 

Unos ojos color café

 

Cuando te enfurecías

toda tu ternura se ataba

a la cama y levantabas

la pierna derecha mientras

reías a carcajada

 

por debajo de la sabana

parecías un ser

de ultratumba

 

Solo mi piel estremecida

se asomaba en las noches

 

llevabas ojos asombrados

por la sola idea fantasmal

de la pierna

 

Dejábamos los libros

en la mesa de noche

 

cuando leía tanteabas

mi desnudo y por cosas

del destino el amor se

sorprendía

 

Siempre a la medianoche

salías descalza y sigilosa

 

serenamente tartamudeabas

por la hora

 

cuando mi cuerpo

ya estaba en el barranco

y la noche se quedaba

vigilando cómo desaparecíamos

bajo las sabanas

aparecían dos ojos

color café 

 

Acuérdate de aquella vez

cuando el mundo

resbalado en tus labios

te hacían temblar y cerrabas

la puerta. Fuertemente

 

colocabas juntitas las piernas

 

y ponías los ojos

como dos almendras

con chocolate

y te quedabas mirando

por la ventana

a la luna

 

Ella nos espiaba

y lloraba de envidia.

 copyrigth©gilbertoarangurenperaza

jueves, 29 de febrero de 2024

En la parte de atrás de mi memoria

 

 

El hombre en la ventana de Henri de Braekeleer (Bélgica, 1840 - 1888)

 Gilberto Aranguren Peraza

 

En la parte de atrás de mi memoria

 

 

 

Oscuras son las horas tocadas por este breve

infierno

 

donde nos solidarizamos con las pelotas

de los toros y con los hocicos de los perros

Todo

 

se hunde en los pómulos del vecino cuando

siente cómo su corrupción es llevada a cuesta

en la noción del futuro oculto en un saco azul

Su cara de espanto

 

por tanto miedo al porvenir hace pensar

lo dejado atrás de la puerta cuando salí al jardín

por última vez

 

Nadie fue testigo de aquello, sólo mis ojos

y mi sentimiento profundo el cual decidió

ese día, ir almorzar arriba en un avión como

si no hubiera pasado nada. Pero muchas cosas

 

pasaron en esa mañana, antes de las diez

de la mañana, antes de ver a la aeromoza traer

la primera vianda de comida. Yo solo comí

un trozo de pollo con puré de papas y me tomé

un ron con coca cola para olvidar algo dejado

 

en la mesa: un té negro con pan dulce. Los dioses

deberán arrepentirse cuando todo eso se pudra

y se constate, por el moho aparecido

mi ausencia

 

Ojalá aparezca la luz para ver en mi imaginación

a las hormigas viajar por las sombras del escaparate

 

por cierto lo cerré con llave pensando en la presencia

de lo inesperado, seguí bebiendo sometiéndome

al asombro de pensar lo dejado en el pasado

 

Ya el pan y el té quedaron en la parte de atrás

de mi memoria.    

 copyrigth©gilbertoarangurenperaza

martes, 20 de febrero de 2024

De los ojos de Dios

 

 

Estudio de un hombre de Eugene Jansson (Suecia, 1862 - 1915)


Gilberto Aranguren Peraza 


De los ojos de Dios

 

"Y alguien apagó

el aparato, desapareciendo las imágenes inquietas."

 

Raymond Carver

Un informe  

 

 

En medio de la lectura de un poema de Carver,

el cinismo propio de las columnas de humo

dejado por el cigarro abren con cautela los grifos

de agua

 

Y el día comienza a sostenerse en imágenes

sobre todo en aquellas donde recordamos

los cuerpos bajo la ducha: con piernas

firmes y barrigas sin estrías, con cuellos sin arrugas

 

y rostros sin la despiadada alegría de los años

 

Es la vejez me dices con ternura y yo solo pienso:

me late el corazón y pareciera salirse por un orificio

por la espalda. Pero el río continua su curso

y los musgos siguen napando las piedras.

 

"Es el destino", me recuerdas

 

Pero tu desnudo se le ocurrió asistir

sigilosamente, a presenciar las horas

de la tarde. Un reloj de arena y una ventana

 

abierta: los desnudos pierden suavidad

cuando las horas, poco a poco, al igual los ríos

van cediendo humedad. Cuando nos desnudamos

trazamos en el aire una imagen lenta y sinuosa

 

Y las piedras del río napadas

de musgos, sin darnos cuenta cuelgan la piel

 

Y tú me dice "es el destino" 

 

Mi desnudo fue descubierto por un sapo, cuando

bañándome entre maizales, unos ojos curiosos veían

mi forma como si fuese una sombra. Un silbido cobijó

mis secretos

 

y los ojos aparecieron como antorchas

ante la serenidad

 

de la noche. Me miraban y recorrían

mis líneas. Desde entonces las puertas se abren

en silencio

 

porque la vida, convertida en un espejo

es el reflejo finito de cada cicatriz y mancha

aparecida en la piel. Porque a veces te escucho

 

llegar a mi casa, aquí dentro

de mí

 

Tu voz con olor a laurel y a canela se sirve a sí

mismo un té negro. Bebemos sin apuro

 

mientras te acercas a mi pecho y juntos escuchamos

el rumor de las ventanas cuando se agitan debido

a la algarabía del vecino cuando hace el amor      

 

Entonces nos besábamos y los besos se convierten

en alientos de verano, porque duran exaltados

una eternidad. Siempre nos asombramos

 

de nuestra capacidad de resistencia por la duración

de los besos. Y a través de una luz encendida en el fondo

del corredor y desde la cama vemos lo infinito

 

de puntos aparecidos en el espejo, parece el cielo

estrellado una vez visto en los páramos, son como

lluvia de lágrimas arrancadas de los ojos de Dios.     

 

copyrigth©gilbertoarangurenperaza

domingo, 11 de febrero de 2024

En pleno aguacero

 

 

Aguacero en la plaza de la concorde de Alfred Smith (Francia, 1854 - 1932)

Gilberto Aranguren Peraza 


En pleno aguacero 

 

 

Las franjas de la calle se juntan. No se tocan

con asombro miran los bulevares. En bandadas

saltan las gaviotas prestadas a esta laguna

 

Ahí se encuentra la historia de quien

por venganza arrojó sus hijos al Guaire

 

La del médico embustero

y la del abogado amenazador

 

La niña creadora de fantasías y sus compañeros

del cuarto grado

 

El sacerdote hablador de reinos sin ser

Salomón

 

El profesor de historia quien prefirió

enamorarse de un profeta revolucionario

 

La chica escondida tras las cortinas, ella espía

una sonrisa de alambre

 

La mentirosa Directora de una escuela

y la monja enredada en sus prejuicios

 

El hipocondríaco creador de histerias

El homosexual respirador de olores

masculinos

 

El escritor renuente a colocar en sus memorias

el desliz con sus discípulos

 

El novio asustado por haberle dado un manotazo

a la novia. Minutos antes de la boda

 

La mujer denunciante del hombre apostado

en la esquina de su casa

asegura haber visto órganos huérfanos

colgando entre las piernas

 

El joven caminante quien se masturba

antes de visitar a su chica. Va feliz

queriendo emancipar sus deseos

 

El ejecutivo quien mira atolondrado 

todo aquello diferente a él

su corbata es un texto vergonzoso

 

Todos abren sus ojos aceitunados, mientras

el día posado en la calle con sorpresa

de invierno

abre sus manos como testigo

de un nuevo amanecer en pleno aguacero.

 

copyrigth©gilbertoarangurenperaza

 

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Unos ojos color café

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Poesía Inquietante

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza
En nuestro día a día, perdemos de vista las cosas sencillas de la vida, el autor Gilberto Aranguren, a través del género poético, construye imágenes que conforman la interioridad de su mundo, le da importancia a cada aspecto de su vida y elige con cuidado aquello que le parece valioso y que pueda marcar totalmente la diferencia, él sabe que hay un mundo en su interior invisible para los demás y que cada evento exterior representa una ventana a su interior, ¡sus poemas son su reflejo!

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Libro: Los ruidos de la Casa

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La casa es un tejido de ruidos

Los ruidos de la casa

LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”