Las almohadas

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Son risas infantiles

convertidas en ecos

gargantas desabrigadas

pechos de arena

aparecen los domingos

con lámparas  

expiando a la noche

rasgan 

la materia

de esta mirada

nacida en el eclipse.

duermo atado a la barba

con rostro de rincón

sangre minada

por donde se ahogan

los labios.

Por donde respiran los adioses

Adiós refrán de anton a zenobie de Edgar Tygat (Bélgica, 1879-1957)

 

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

“el cuerpo en llamaradas oscila”

César Moro

La tarde llegó  

con aires diferentes

para la fiesta en Sabana Grande

abrumada

por los viajes sudorosos de tu cuerpo

dibujó en secreto

la tristeza del papagayo

haciendo uso del mismo orificio

por donde respiran los adioses.  

Los lirios desnudos

 

Entre los lirios Edward Atkinson Honel (Escocia, 1864 - 1933)

 

Por: Gilberto Aranguren Peraza

Los lirios desnudos  

se rinden con la lluvia

en la estación

donde hacen el brindis

de las ausencias.

Dormidos y cansados

tras las virgíneas  

arrebatan un pedazo

a la tarde desesperada.

En mitad de la avenida

 

Juan F. Cárceles. Jazmines amarillos II Mixta sobre madera
28 x 21 cm (2009)

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

En mitad de la avenida

el hombre se entristece

agotado por la noche

con las largas horas de brisas suaves

abiertas por la indiscreción de su camisa.

encuentra a la prontitud

oculta en un solar de miedo

mientras su espalda bañada de imaginación

y profundos barros

interpreta las breves heridas 

dibujadas en las sabanas donde

transformado en sal

viste las madrugadas 

y convierte su voz

en una terrible llamada del amor.

Oculto en tu cuerpo grito por los lados del silencio

 

Desnudos. Javier Bedoya (Colombia)

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Oculto en tu cuerpo grito por los lados del silencio

por donde se deshojan las pinturas asustadas por la noche

y vibran indecentes las intimidades magnéticas

de las angustias atajadas en la cama

abiertas y estremecidas con las voces del más allá.

Son los espacios húmedos en espera de las luces

y de aquellas ganas orilladas en los muslos.

Este calvario es un desnudo en mis manos

donde se descargan los miedos

eléctricos de tus cabellos

y sonríen porque los nervios

son apenas una leve brisa dormida en las cortinas.