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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Te advierto de la cansada tristeza de estos días



 
La persistencia de la memoria de Salvador Dalí (1931).

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Te advierto de la cansada tristeza de estos días.
Llegaron uniformados de oliva.
Trajeron recuerdos de imágenes malignas de otros años dejándonos desnudos de tanto odiar.

El tiempo: un jeroglífico catálogo de significados
de horas calladas frente a la desfachatez
del asesino.

Queda en el piso el cabello cortado de la buenota mujer
quien camina con una olla en la cabeza y una soga en el cuello.
Queda también el terciopelo del infante movido por el abismo.
También quedan como testigos los algarrobos y los cedros
los eucaliptos y los manzanillos
los apamates y la encina
todos ellos difícilmente olvidarán las horas amargas de la despedida.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Hojas deshidratadas


Otoño de Gabriela Wilkins

Autor: Gilberto Aranguren Peraza



La sombra en sus hombros
bordea los ojos temblorosos
cara brillante
barrillos y boca desnuda.
De cuerpo imaginario
rodeado por Hombres del tiempo
                                         es el presente
ascendiendo por las calles
por donde crujen los respiros entre multitudes.

Pasa entre pámpanos
Sonríe
           Busca
Voltea
           Su mano

continúo observando su alejar

mientras caen a su espalda                                            
la hartura del sonido de las hojas deshidratadas.

jueves, 24 de diciembre de 2015

¡FELIZ NAVIDAD!









ROMANCE DEL ESTABLO DE BELÉN

De: GABRIELA MISTRAL

Al llegar la medianoche
y romper en llanto el Niño,
las cien bestias despertaron
y el establo se hizo vivo...

y se fueron acercando
y alargaron hasta el Niño
sus cien cuellos, anhelantes
como un bosque sacudido.

Bajó un buey su aliento al rostro
y se lo exhaló sin ruido,
y sus ojos fueron tiernos,
como llenos de rocío...

Una oveja lo frotaba
contra su vellón suavísimo,
y las manos le lamían,
en cuclillas, dos cabritos...

Las paredes del establo
se cubrieron sin sentirlo
de faisanes y de ocas
y de gallos y de mirlos.

Los faisanes descendieron
y pasaban sobre el niño
su ancha cola de colores;
y las ocas de anchos picos

arreglábanle las pajas;
y el enjambre de los mirlos
era un vuelo palpitante
sobre del recién nacido...

Y la Virgen entre el bosque
de los cuernos, sin sentido,
agitada iba y venía
sin poder tomar al Niño.

Y José sonriendo iba
acercándose en su auxilio...
¡Y era como un bosque todo
el establo conmovido!

miércoles, 23 de diciembre de 2015

El tirano



 
El dictador de Martín Ley Ussing

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

“Oh demonios, oh vírgenes, monstruos, mártires, almas
cuya fuerza desprecia todo cuanto es real
siempre tras lo infinito, ya devotas ya obscenas,
rebosantes de gritos o repletas de llantos.”

Charles Baudelaire
Condenadas
De: Las flores del mal


Miren al tirano  
de rostro nocturno
ríe como niño
¿sabrá lo difícil de reírse en este mundo
con inundaciones
y mañanas contaminadas?

No, él desconoce los llantos
sus promesas inconclusas
ruedan por los días
como cuando corre desnudo
temeroso de los mortales
y del despertar.

En su alcoba yacen la naturaleza y el tiempo
anclados en el espacio roto por los diálogos
su dramática opresión hace saltar a los sapos
a eso de la medianoche.

Por debajo de la puerta escucha
el murmullo de Dios arrimado a una sabana
colgada entre breves palabras
y vientos de almidón.

Por eso su permanencia en la casa de agua y fuego
envuelve la tristeza de los seres desplumados
nada, nada en sus manos
sólo cáscaras de un día de infierno
abrumadas en pedazos
mientras por su boca
salen a escondida las llagas de la humanidad.