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martes, 27 de abril de 2021

Bailando en el caldero de una bruja

 

Retrato de una muchacha con un caldero de Domingo Gimeno Fuster (España, 1909 - 1978)

Bailando en el caldero de una bruja 

Autor Gilberto Aranguren Peraza 

 

"(…) uno nunca se cura  

nunca olvida el dolor en el costado  

el lugar donde algo fue arrancado  

para hacer a otra persona" 

 

Louise Glück 

Paraíso 

De: Ararat 

 

Quedan rastros del pasado  

en esta piel,  

  

del presente,  

es imposible huir  

con todas las manchas  

adheridas. 

 

Para despistar al mundo deja un beso  

 

y la mañana  

posada en mi cuello  

sube el volumen al audífono. 

 

Hay cosas en la vida a la cual 

nos entregamos  

sin remedio.  

La muerte es una de ellas   

 

espero algo más de esta vida  

y de todas las suertes  

dejadas en el camino. 

 

Por lo pronto estoy bailando  

en el caldero de una bruja  

y como sapo abro los ojos  

a lo inesperado.

 

jueves, 22 de abril de 2021

El rejo

 

 

Hombre y monstruos de Bill Jacklin (Reino Unido, 1943)

El rejo

Autor: Gilberto Aranguren Peraza 

 Su hermano escapó una noche para ir a ver la Lucha Libre Americana en casa del “Morocho”, quien recibía a los chiquillos del barrio y los sentaba en el piso, ofreciéndoles cotufas que el mismo preparaba, para luego cobrarles la cómoda cuota de una locha por hora. Tardó en aparecer, y a la medianoche el reloj del abuelo de la esquina, que sonaba como si lo hiciera la misma Catedral de la ciudad, daba doce golpes estremecedores; fue cuando la madre, cansada de que hiciera lo mismo todos los sábados por la noche, decidió darle la lección: unos azotes con el “rejo” guardado, celosamente, para esas ocasiones. De pronto, un grito chillón se escuchó en todo el barrio, la gente, entre sábanas salieron a indagar. Uno a uno fue acercándose. La madre, la cual escuchó aterrorizada el grito afanoso del hijo, decidió salir a la calle con el “rejo” en mano dispuesta a darle duro a quién intentara hacerle daño. Lo encontraron temblando de miedo mirando aterrorizado hacia un espacio baldío cercano a la casa. La oscuridad impedía visualizar con exactitud lo que se escondía entre los arbustos, sólo se sabía que ahí estaba. De modo, que la tragedia del grito se convirtió en el escenario de comentarios, por lo que fue estrictamente interrogado por los vecinos, quienes espantados, se hacían la señal de la cruz en virtud de la amenaza y el miedo: - Me acercaba a la casa cuando escuché a alguien que me llamaba, sentía un silbido que pronunciaba mi nombre. Miré hacia el lugar de donde creía que salía el ruido y ahí la vi, sentada entre los arbustos, llamándome. Impresionaba ver la figura, su color de piel; lo más impactante era la cabellera que casi llegaba al piso. Comenzó a crecer, a crecer y a crecer hasta llegar hasta lo más alto que pudo, y de sus ojos salía una mirada angustiosa y de rabia. Era espantoso, mirar cómo crecía; yo pensaba que ese fuego que salía de sus ojos, y esos enormes dientes afilados que parecían al del jabalí, iban acabar conmigo… - Relataba la historia convencido de que se había encontrado a la Sayona en su camino; por esa noche el rejo fue guardado, celosamente, en el armario. Ahí permaneció hasta la otra visita a casa del Morocho.

miércoles, 14 de abril de 2021

La puerta se abrió

 

La Puerta de Helene Schjerfbeck (Finlandia, 1862 - 1946)

La puerta se abrió

Autor: Gilberto Aranguren Peraza  

 

Mi padre pasó sus últimos  

veinte años con una botella  

en sus manos  

por eso dicen: - Gritaba el último  

día de su vida - murió a eso de las  

cinco de la tarde, mientras yo intentaba  

descubrirlo en la sala del hospital. 

 

Recuerdo no haber sentido dolor alguno  

por su partida  

tristeza siento por ella, hoy día. 

Una puerta se abrió y no sé dónde,  

ni cómo  

y por ella crucé 

sin avisar  

sin darme cuenta 

de cómo hacerlo 

la vida cambió. 

 

Ahora veo a mi hijo  

tan parecido a él, solo eso  

porque detesta el olor agreste del licor    

 

se mueve de aquí para allá  

con una brisa en sus cabellos, una perfecta  

sonrisa y un sin número de conclusiones  

a las dos y media de la madrugada.

martes, 13 de abril de 2021

Viaje

 

 

El viaje subterráneo de Niels Klim de
Nicolai Abraham Abildgaard (Dinamarca, 1718-1791)

Viaje   

Autor: Gilberto Aranguren Peraza                        

 

¿A dónde vamos?  

Aquí ya no hay motivos  

para estar,  

solo hay humo 

voces asfixiantes  

conmoviendo  

las fantasías en mi cabeza. Ahí veo  

a cuatro niños jugar al fútbol. Un orden estricto  

husmeando en las cortinas  

una taza de café sosteniendo la altura  

de la mesa. Un pronto  

ir y venir de aproximaciones. 

 

Del fondo de la alfombra surge, 

inesperadamente, 

una araña  

mientras recuerdo el sueño de anoche: 

donde me veo comprando piedras grises  

para viajar en autobús  

pero las piedras se convirtieron en plumas  

y en espantafantasmas  

en mis bolsillos. 

 

¿Será miedo a viajar? 

 

¿A dónde voy   

con todas esas cosas sostenidas en la mesa?  

 

Por lo pronto escribiré cartas  

anónimas y firmadas  

mientras descanso a ratos   

en el asiento trasero 

mirando cómo pasan 

a cada instante  

un árbol tras otro.