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Anders Andersen-Lundby (Dinamarca, 1841 - 1923) |
En esa noche de invierno
Autor: Gilberto Aranguren Peraza
¿Quién habla de deseos?
¿Quién piensa en ellos?
Minuciosos ruidos
salpicando cada lámina
de la noche.
Los deseos tienen ojos
de infinitos colores. Sabemos de las madrugadas
antojadas a carreteras con luces
de fuegos cabalgando desde el Sur. De las chicas
guapas traídas a las fiestas para después
de la medianoche verlas comerse a besos
a cualquier hombre desnudo. Era muy simple: era
un autobús
hacia lo infinito del recuerdo, era un pasear
tomados de las manos
hacia los deseos.
Pero ahí estaba el deseo como una goma de
mascar.
Silencioso y obstinado, asistido
por nuestros intereses
y por nuestros sueños de tierra y cemento.
¿Te acuerdas cuando deseábamos aquellas cosas
guardadas en una caja de herramientas?
Ellas nunca llegaron
al igual como nunca llegó aquel deseo
pedido a una estrella fugaz.
Acércate y verás, posiblemente
la tierra
de Dios, porque todo el espíritu del pasado
está aquí
sentado en este mismo banco,
esperando ver al tren esfumarse en su caverna
de todos modos es preferible esperar
sentados
juntos
a ver si los motivos llegan envueltos
en las sábanas verdes prometidas
con anteojos de rayos X
de repente
empieza a llover y quedo solo
en el sendero
abrumado por tus ojos los cuales corrían por el
bulevar:
lancé un beso al tiempo deseado contigo
mientras seguía mojándome
en esa noche de invierno.