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El armario de ropa blanca de Pieter de Hooch (Países Bajos, 1629 - 1684)
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Gilberto Aranguren Peraza
Una
caja de insondables sorpresas
En mi casa siempre
rondaba el secreto
oculto en un
escaparate, era un armario
antiguo de color
verde donde mi madre
ocultaba toda su
vida.
Ahí se refugiaban
las fotografías, en cajas
con viejas etiquetas
así como las prendas
usadas por mi madre
y dejadas en la medida
del acercamiento de
su vejez
colgaba,
celosamente, la llave como prendedor
durante las
ausencias en casa.
Inmiscuirse en ese
mundo era la misma
declaración de
guerra, nadie osaba meter
sus narices dentro
de aquel
armario
envejecido.
Fueron muchas las
ocasiones fallidas
de intentar acabar
con el misterio
pero era muy duro
entrar en aquel oscuro
recinto. Era tan
impenetrable como su alma.
Lo hermoso del
escaparate era su espejo
inmenso entre dos
puertas de madera.
De cuerpo entero
veíamos a diario
los nuestros,
mientras ella siempre
colocada atrás,
medía cada una
de las estaturas de
sus hijos.
El espejo guardaba
la imagen
perfecta de todo
aquello escondido por años.
Recuerdo cuando
escondía por mucho tiempo
licores, dulces y
dinero hasta el extremo
de olvidársele y
encontrarlos luego, después
de muchos años,
descompuestos.
Así es el alma del
ser humano: un armario
ruinoso donde nos
guardamos en silencio
a la espera de una
llave maestra lista
para abrir una caja
de insondables sorpresas.
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