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El paseo repentino de Franz Kafka

 
Franz Kafka (Praga, Imperio Austrohúngaro 1883 - Kierling, Austria 1924)

Cuando de noche parece que uno se ha decidido definitivamente a quedarse en casa, se ha puesto el batín, después de la cena se sienta a la mesa iluminada para hacer algún trabajo o jugar a algo, después de lo cual suele irse a la cama, cuando fuera hace un tiempo desapacible, que convierte el quedarse en casa en lo más natural, cuando, además, lleva tanto tiempo sentado a la mesa que marcharse tendría que provocar por fuerza el estupor general, cuando ya incluso la escalera está a oscuras y la puerta del portal cerrada con llave, y cuando a pesar de todo eso uno se levanta, presa de una repentina desazón, se cambia de chaqueta, aparece inmediatamente vestido como para salir a la calle, declara que tiene que salir, cosa que hace después de una breve despedida, creyendo dejar tras de sí mayor o menor disgusto según la rapidez con que cierre la puerta del piso, cuando uno vuelve a encontrarse de nuevo a sí mismo en la calle, nota unos miembros que responden con una movilidad especial a la inesperada libertad que se les ha proporcionado, cuando gracias a esa única decisión uno siente concentrada en sí mismo toda la capacidad de tomar decisiones, cuando se da cuenta con una significación mayor de lo habitual, que incluso posee más el poder que la necesidad de provocar y soportar con facilidad el cambio más rápido, y cuando echa a andar así por las largas calles, entonces, es cuando uno, por esa noche, se ha escapado definitivamente de su familia, que se precipita hacia la nada mientras uno mismo, muy firme, de negra silueta, golpeándose por detrás los muslos al caminar, se eleva hasta alcanzar sus auténticas porciones.
Todo esto es aún más intenso si a esa hora tardía se visita a un amigo para ver cómo le va.

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