Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Con
avenidas y cantos
la
calle
bebe
el vino triste de la noche
cuando
las horas agotan tu lecho
y
la brisa se abre
indiscreta.
De
vuelta nos encontramos
atados
a la prontitud
con
la espalda oculta
y
el miedo bañando la camisa
imaginando
tu sed de barro
con
el cuerpo
descifrando
las heridas
prendidas
con las sabanas colgantes
donde
los hombres
transformados
en sal
lloran
en las madrugadas
desgastando
los
tejidos
conquistados
por las sombras.
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