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viernes, 9 de septiembre de 2016

Lamentos



Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Lamento de Orfeo de Alexander Seon (1896)

“Todos ustedes que pasan por el camino
miren y observen
si hay dolor semejante
al que me atormenta

Lamentaciones 1, 12

¿Sirve pensar desde el rincón
cómo el avión traspasa sin dolor la barrera
del sonido?

Las estrellas brillan con fuerza
                                                   en el firmamento
sus luces como velas derretidas
incendian
                                                       las noches
deduciendo cada olor dormido del día.

Cuando niño quedaba impregnado de tanto cielo
era un recado del alma su inmensidad
los cascos de limón traídos por mi madre
aromaban con dulzura la energía
de un mundo desconocido. 

Sonreíamos cuando hablaban del dos mil
sentíamos susto  
nos aterrorizaban las profecías de Nostradamus
las herencias de Los Mayas
el 22 de diciembre
víspera de Navidad
los bosques calcinados
los pueblos destruidos por el avance
del meteorito surgido de la nada
o por el planeta nunca visto en el sistema.

¡Ahí está! – Decía el profeta –
Se acercará a la Tierra.

Nos abrazará
como Melancolía
en el film de Lar von Trier.

Cuenta nos damos del apocalipsis
                                              en los corazones
la bomba atómica
                                              en las células
los genes dañados por cientos
de crueles generaciones.

De las palabras
los golpes.

De las lluvias radioactivas
caídas después de un discurso presidencial
la infección en la piel
porque derramaron tubos
de Plutonio cerca de los ánimos
dejando achicharradas las ganas
y a los mares repletos de cenizas.

De nada sirvieron los Sueños de Kurosawa
en cines
llenos de humos
                               y silencio.

De nada ha servido el edificio de las Naciones Unidas
pegado al suelo como hueso
sus tendones y cartílagos
esperan el zumbido
                                  de la bomba H.

De mi cerebro
brota el hongo superfluo
de la atroz dinastía
ahora y después de la plasta
colocada por el perro del vecino en mi puerta. 

O cuando escucho a un Director de escuela
justificar a los militares en el poder

o cuando miro el viejo rostro
desahuciado con bolsitas en sus manos
      
                                               tres productos
y una alegría de elefante.

O cuando aplauden al hombre
quien despojó de los sentidos
los hogares y empresas de otros.
 
Verán como los despojan
de lo alcanzado por chantaje.

Mis pies se hunden  
en un hoyo tan profundo
donde se reúnen los adioses de este siglo.
Lo convierten en demonio
en un ser prostituido con válvulas de escape.

Estos diablos no conocen el mal
son los más peligrosos
sus almas prendidas
están en los altares del Señor.

Un día los buenos y los malos
esperarán pacientes
la tranquilidad  
y el amor del otro
colocado en la mesa

parecerá un raro sueño.

Y con ello el tiempo
                            se reduce
a una conciencia aguda.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes: Me encantò. Muchas gracias.
    Saludos cordiales.
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    1. Mis cariños desde Los Teques Venezuela. Gracias por el gesto.

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