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martes, 20 de febrero de 2024

De los ojos de Dios

 

 

Estudio de un hombre de Eugene Jansson (Suecia, 1862 - 1915)


Gilberto Aranguren Peraza 


De los ojos de Dios

 

"Y alguien apagó

el aparato, desapareciendo las imágenes inquietas."

 

Raymond Carver

Un informe  

 

 

En medio de la lectura de un poema de Carver,

el cinismo propio de las columnas de humo

dejado por el cigarro abren con cautela los grifos

de agua

 

Y el día comienza a sostenerse en imágenes

sobre todo en aquellas donde recordamos

los cuerpos bajo la ducha: con piernas

firmes y barrigas sin estrías, con cuellos sin arrugas

 

y rostros sin la despiadada alegría de los años

 

Es la vejez me dices con ternura y yo solo pienso:

me late el corazón y pareciera salirse por un orificio

por la espalda. Pero el río continua su curso

y los musgos siguen napando las piedras.

 

"Es el destino", me recuerdas

 

Pero tu desnudo se le ocurrió asistir

sigilosamente, a presenciar las horas

de la tarde. Un reloj de arena y una ventana

 

abierta: los desnudos pierden suavidad

cuando las horas, poco a poco, al igual los ríos

van cediendo humedad. Cuando nos desnudamos

trazamos en el aire una imagen lenta y sinuosa

 

Y las piedras del río napadas

de musgos, sin darnos cuenta cuelgan la piel

 

Y tú me dice "es el destino" 

 

Mi desnudo fue descubierto por un sapo, cuando

bañándome entre maizales, unos ojos curiosos veían

mi forma como si fuese una sombra. Un silbido cobijó

mis secretos

 

y los ojos aparecieron como antorchas

ante la serenidad

 

de la noche. Me miraban y recorrían

mis líneas. Desde entonces las puertas se abren

en silencio

 

porque la vida, convertida en un espejo

es el reflejo finito de cada cicatriz y mancha

aparecida en la piel. Porque a veces te escucho

 

llegar a mi casa, aquí dentro

de mí

 

Tu voz con olor a laurel y a canela se sirve a sí

mismo un té negro. Bebemos sin apuro

 

mientras te acercas a mi pecho y juntos escuchamos

el rumor de las ventanas cuando se agitan debido

a la algarabía del vecino cuando hace el amor      

 

Entonces nos besábamos y los besos se convierten

en alientos de verano, porque duran exaltados

una eternidad. Siempre nos asombramos

 

de nuestra capacidad de resistencia por la duración

de los besos. Y a través de una luz encendida en el fondo

del corredor y desde la cama vemos lo infinito

 

de puntos aparecidos en el espejo, parece el cielo

estrellado una vez visto en los páramos, son como

lluvia de lágrimas arrancadas de los ojos de Dios.     

 

copyrigth©gilbertoarangurenperaza

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