Autor: Gilberto Aranguren Peraza
La casa aún no se ha ido
sigue estando ahí
con su alma de alambre
sus ventanas cerradas
con las películas regadas en los cajones
y el almidón dejado en las paredes.
Los espejos deben estar bailando
no hay nadie mirándose
en ellos.
Los adornos estarán formulándose
todo tipo
de preguntas
estarán escondiéndose en
cada cruce de los pasillos
y los cubiertos parecerán
marionetas
dentro de la cubiertera.
Las cortinas a veces estarán
agitando las penumbras
sentadas como diosas
en el suelo de la sala.
Los libros a la expectativa
entre fotografías
y silencios
son almas infinitas
sobreviven
al tiempo
y a la distancia.
Hay un código secreto entre ellos y yo.
En las noches
de seguro
las estrellas descansan
y conversan en el techo.
No conozco sus nombres