![]() |
Las espigadoras de José de La Barra |
Gerdú, Gerdú ... si te descuidas, en menos de lo que crees se te cuarteará el rostro, casi no podrás ver aunque desorbitados tengas los ojos; al andar, tus pies arrastrarán por el suelo el ruido de una interminable lija; tus manos serán de hueso, tus brazos de hueso, tus piernas de hueso; el lustroso cabello que ahora tienes se habrá desecho en los caminos, se hará blanco y escaso: tu boca se volverá un manojo de vergüenza y se esconderá hacia adentro; y tu espalda, dolerá y dolerá ... Y lo peor de todo, es que no habrás hecho nada; serás una partícula más en el polvo de cualquier parte. Gerdú, ¡¿Qué estás haciendo contigo?! Te estás hundiendo en voces que rompen tímpanos, alabas a iconos que nada inventa, cada día deshaces más tus nervios, te reúnes con copias, con sombras, con cables y hierros.
Gerdú, huyes de la gente, traicionas a tu alma y a tu cuerpo. ¿Y tus hijos? ¿Vas a matarlos sin que hayan nacido? Mírate, ¡Mírate! Hace frío y estás bañado en gotas de inconciencia. ¿Quién podría amarte en ese estado? Sabes bien la respuesta.
Atrévete a discurrir a analizar un poco todo lo que te digo. Olvídate del tiempo y piensa como no lo haces desde que un ente sagrado de madera descansa dulcemente en tu cuello ¿recuerdas? . . .deslizabas una líneas adecuada por su cuerpo y gemía de placer, de dolor, de paz ...
¡Vuelve a ser el mejor! ¡Vuelve a ser más que los demás! Aléjate de eso que no sabes vivir. Dale la espalda a las bestias, a ese horrible rebaño de mentiras y miedos que se ocultan en sueños dementes...
Gerdú, sólo siete días; sé que como yo, saldrás de la tormenta de agujas, del remolino de mentiras, de ruidos que hicieron añicos mis oídos. Estás a tiempo, sé que puedes, sé lo que vives y voy a ayudarte.
Acércame el bastón y llévame a mi habitación que mi espalda duele tanto que parece abrirse a la mitad. Ven, hijo mío, guíame que desde hace años mis ojos sólo dejan de arder en las noches para ver todavía menos.
Gerdú, son solamente siete días. Yo te ayudaré a no depender más de nada. Te enseñaré a darle la espalda al polvo maldito, al rebaño de bestias y a la tormenta de agujas...
(Este cuento fue escrito por su autora la profesora Emma Aquino, por los años 80 del siglo pasado, y fue publicado por vez primera en la Revista Rótulo, publicación semestral auspiciado por el Instituto Pedagógico de Caracas. El editor de este espacio publica el texto por su sencillez y su capacidad de encantar en la medida que se lee, además es un homenaje a la memoria y al recuerdo de los días vivido. Donde esté Emma Aquino, siempre en la espera de que siga creando texto tan bueno como estos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario