Ainak Mireya Paredes (Venezuela, 1960) |
Ainak Paredes
DERECHO A LA PAZ
Quiero ver un mundo mejor
donde reine la paz y la esperanza,
donde no haya represión ni contienda,
donde el verbo no tergiverse la realidad de las cosas
provocando estallidos que revientan en odio
y conllevan a una guerra inútil, inexplicable y sin sentido;
donde la controversia entre ideologías y religiones desaparezca,
donde la polémica sobre la presencia o no de un Ser omnipotente
nos haga perder la esperanza de un mundo mejor;
donde el color de la piel se conjugue erradicando los estereotipos;
donde los colores de una bandera y el discurso persuasivo
no se conviertan en el motivo de disociación o aceptación
en una sociedad de doble moral;
donde no haya niños que mueran de hambre
e hipócritas que escondan riquezas bajo sus faldas de lino y seda
predicando palabras de amor, humanidad y hermandad.
No quiero seguir viendo ríos rojos
que corren sobre el asfalto caliente
y caminos que se pierden
entre las sombras enrarecidas de la tarde,
ni masacres que se esconden entre los vericuetos de la noche
trasnochando las acciones salvajes
con destellos de ráfagas de fuego y proyectiles
que ocultan la fragilidad y cobardía
de gobernantes que se creen dueños del mundo.
¿Hasta cuándo en el cielo resplandecen como luciérnagas
los destellos de misiles que acaban con las estrellas y palidecen a la luna?
¿Hasta cuándo acaban con los sueños
de aquellos que pernoctan tranquilos en sus casas
sin saber que será el último minuto y aliento de sus vidas?
Oh, ¡Dios, hasta cuándo tanta indiferencia!
Ese conflicto irracional donde el ganar y el perder
se relacionan incongruentemente
y donde el gran perdedor es el inocente
que anhela vivir sin cargas en sus espaldas,
dejando sus cruces atadas al poste carcomido por el orín de los borrachos
y sus cabezas libres y despejadas de cuanta pendejada le rodean…
Quiero ver un mundo mejor, un mundo de paz,
donde la barbarie deje de ser el pan nuestro de cada día,
donde el odio, la intriga, la desigualdad, la cobardía desaparezcan,
no por efecto de magia, sino para siempre;
un mundo donde la vida prosiga con sus mil formas
y no termine bruscamente;
tomando en cuenta que la esperanza es lo último que se pierde…
Quiero un mundo mejor, un mundo de paz,
donde tengamos derecho a vivir en armonía y sin violencia…
EL VIEJO APAMATE
Vetusto apamate,
de gruesas costras cubierto que como escaras corroen tu tronco,
desgastan tu superficie y te despojan de tu hermosura.
El deterioro de tu apariencia
que poco a poco va dibujando el tiempo con su presencia
no lo puedes evitar.
Caen las hojas del viejo árbol de apamate
y como alfombra, que en medio de la vía se extiende,
oculta las huellas dejadas por los niños que juegan en la calle
y por transeúntes que caminan sin medir
ni tiempo ni espacio.
La brisa sopla tempestivamente
y pide que la acompañen en raudo vuelo
como mariposas acompasadas aun sin seguir alguna pauta.
Ya no descansan los pájaros en tus ramas secas;
nidos vacíos, sin canto, sin estancia; sin embargo,
aún quedan rastros de vida
entre las fisuras talladas por carpinteros afanosos
transitoriamente ocupadas por comejenes y parásitas aferradas
a una vida solitaria, imaginaria.
Hoy,
el milagro de la naturaleza hizo brotar
pálidas flores en tus ramas secas,
flores lilas que anuncian el pronto final de tu existencia
flores que caen y arropan la tierra donde estás apostado.
Mas, hoy, no se sabe
si tu destino es seguir en pie,
si seguirás respirando el aire que yo respiro,
o si proseguirás brindando tu sombra fiel.
ARAGUANEY
Lluvia de oro que cae del árbol
de bellas y hermosas flores,
tu verdor de primavera ignorado pasa
hasta tu amarillo florecer
que por poco tiempo te engalana
que como un gran manto te cubre
para luego despojarte de su dorada hermosura
y que como gran alfombra se extiende arropando tus raíces
adornando a su vez
el entorno de la verja,
el jardín de la vieja plaza,
el recodo de la calle
y la fachada de mi casa.
copyrigth©ainakparedes
No hay comentarios:
Publicar un comentario