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Belkys Arredondo Olivo (Venezuela) |
Belkys Arredondo Olivo
Sara
Quién explica el silencio ante el gran muro
si huyen las aves de la voz
por qué el asombro da la mansedumbre
y la tranquilidad habla con las piedras
cómo atajar las sombras que no hieren
Se ha subido de golpe el óxido guardado
detrás del lado izquierdo
donde ojos se asoman al cementerio blanco
el que cae y se extiende
Se ha subido irisado
y detallo los signos, la infinidad de lápidas
en una sola que hiela el movimiento
No, ya no seré la misma.
Israel
Es una casa tibia
de puertas patinadas de azul en tanta arena.
Hay libros leídos que alimentan a gatos,
cocina donde los olores llaman.
Hay un desván para quedarse solo
y una plaza soleada de compartir.
Cuando los paisajes se adentran
tienen carreteras que rayan hasta arriba.
Sombras de luces que te esponjan,
que te prende la lágrima.
Cuando estuve allí fue fácil medir la distancia del cielo.
Ver tus manos palomas diciendo que viniera,
transparencias doradas cómplices de lo límpido.
Cuando estuve
percibí trenes inexistentes.
Rieles con traqueteos gritando alertas.
Ojos detrás de los cipreses.
Flores en autopistas y una persistente canción marina.
La ciudad de los colores
me ha teñido de estímulos.
Vuelve la falda a ondear la sonrisa de los siete años
y la niña de la página anterior aplaude.
©Belkys Arredondo Olivo
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