Jean - Arthur Rimbaud
El joven hombre en el que la mirada es brillante, la piel
tostada,
el bello cuerpo de veinte años que debería
ir desnudo,
y que fue, la frente cercada de cobre, bajo
la luna
adorado, en Persia, un Genio desconocido.
Impetuoso con dulzuras virginales
y negras, altivo con sus primeras terquedades,
idéntico a los jóvenes mares, lágrimas de noches estivales,
que se revuelven sobre lechos de diamantes;
el joven hombre, ante las fealdades de este
mundo
se estremece en su corazón profundamente
irritado,
y lleno de la herida eterna y profunda,
siente desear a su hermana de la caridad.
Pero, oh Mujer, montón de entrañas, piedad
dulce,
tú no eres nunca la Hermana de la caridad, jamás,
ni
mirada negra, ni vientre donde duerme una sombra rojiza,
ni dedos ligeros, ni senos espléndidamente formados.
Ciega sin despertar de inmensas pupilas,
todo nuestro abrazo no es más que una pregunta:
eres tú la que cuelga de nosotros,
portadora de tetas,
nosotros te mecemos, encantadora y grave
Pasión.
Tus odios, tus torpores fijos, tus
desfallecimientos,
y las brutalidades sufridas antaño,
tú nos lo devuelves todo, oh Noche sin que
haya malevolencia,
como un exceso de sangre todos los meses
desahogado.
— Cuando la mujer, llevada un instante, lo espanta,
amor,
llamada de vida y canción de acción,
acuden la
Musa verde y la Justicia ardiente
a
desgarrarle de su augusta obsesión.
¡Ah! sin
treguas alterado por esplendores y calmas,
desamparado por las dos Hermanas implacables, gimiendo
con ternura tras la ciencia de brazos como almas,
entrega a la Naturaleza en flor su frente sangrante.
desamparado por las dos Hermanas implacables, gimiendo
con ternura tras la ciencia de brazos como almas,
entrega a la Naturaleza en flor su frente sangrante.
Pero la
negra alquimia y los santos estudios
repugnan al
herido, sombrío sabio de orgullo;
siente
avanzar sobre él atroces soledades.
Entonces, y
siempre hermoso, sin aversión al ataúd,
que él cree
de vastos fines, Sueños o Paseos
inmensos, a
través de las noches de la Verdad,
y te llama
en su alma y sus miembros enfermos,
oh Muerte
misteriosa, oh hermana de la caridad.
Junio 1871.
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