Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

Las hermanas de la caridad


Jean - Arthur Rimbaud






El joven hombre en el que la mirada es brillante, la piel
                                                                                            tostada,
el bello cuerpo de veinte años que debería ir desnudo,
y que fue, la frente cercada de cobre, bajo la luna
adorado, en Persia, un Genio desconocido.

Impetuoso con dulzuras virginales
y negras, altivo con sus primeras terquedades,
idéntico a los jóvenes mares, lágrimas de noches estivales,
que se revuelven sobre lechos de diamantes;

el joven hombre, ante las fealdades de este mundo
se estremece en su corazón profundamente irritado,
y lleno de la herida eterna y profunda,
siente desear a su hermana de la caridad.

Pero, oh Mujer, montón de entrañas, piedad dulce,
tú no eres nunca la Hermana de la caridad, jamás,
ni mirada negra, ni vientre donde duerme una sombra rojiza,
ni dedos ligeros, ni senos espléndidamente formados.

Ciega sin despertar de inmensas pupilas,
todo nuestro abrazo no es más que una pregunta:
eres tú la que cuelga de nosotros, portadora de tetas,
nosotros te mecemos, encantadora y grave Pasión.

Tus odios, tus torpores fijos, tus desfallecimientos,
y las brutalidades sufridas antaño,
tú nos lo devuelves todo, oh Noche sin que haya malevolencia,
como un exceso de sangre todos los meses desahogado.

— Cuando la mujer, llevada un instante, lo espanta,
amor, llamada de vida y canción de acción,
acuden la Musa verde y la Justicia ardiente
a desgarrarle de su augusta obsesión.

¡Ah! sin treguas alterado por esplendores y calmas,
desamparado por las dos Hermanas implacables, gimiendo
con ternura tras la ciencia de brazos como almas,
entrega a la Naturaleza en flor su frente sangrante.

Pero la negra alquimia y los santos estudios
repugnan al herido, sombrío sabio de orgullo;
siente avanzar sobre él atroces soledades.
Entonces, y siempre hermoso, sin aversión al ataúd,

que él cree de vastos fines, Sueños o Paseos
inmensos, a través de las noches de la Verdad,
y te llama en su alma y sus miembros enfermos,
oh Muerte misteriosa, oh hermana de la caridad.

Junio 1871.



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