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Jon Fosse (Noruega, 1959) |
Jon Fosse
(Noruega, 1959)
Poemas de
Ángel con agua en los ojos
(1986)
Traducción de Cristina Gómez - Baggethun
¿No ves?
¿Se te perdieron los sueños?
(Dicho por Sindre a los tres años y, con sus palabras, este libro queda dedicado a Sindre)
1
I
caballo, y noche temprana. Olor a sudor
y nieve roja en el abrigo de madre. Uvas
en mi boca, un hombre que habla. Nieve
en los arcenes. Las uvas en una bolsa negra. Oblicua
música, y un viento negro. Calor. La guitarra
es una ventana verde. Los ojos lloran colores y madre
pregunta dónde estaba. Hace ya horas
que debería haber vuelto
Se ha levantado
Cruza el salón
Dice: Solo tiene doce años
II
paja por los hombros. Caminamos
por la montaña azul, uvas
Madre me lleva de la mano
Tiene tierra en el pelo y
a lo lejos
grita mi nombre
2
Oigo el chillido de los murciélagos en la noche
Dos caballos negros galopan por la era
El arce rojo susurra
Junto el camino avista el caminante una taberna
Que delicias las nueces con vino joven
Que delicia: tambalearse ebrio por un bosque al alba
Afligidas campanas repican entre ramas negras
En el rostro gotas de rocío
3
los dedos, blanco. Papel suave, uñas
rojas, una lengua
que se relame los labios, botines
negro
contra tarima cobre
4
las manos negras del tren
sobre las ideas. Una ebriedad hecha añicos
y el ángel es algodón de pantano al vuelo
sigue ahí, pero
silenciosos gritos quebrados en el pantano
verdoso, quizá todavía
exista la bóveda violeta. Pausadas
bóvedas, lanosas como
algodón de pantano. Trenes. Cuando el ángel toca la flauta
el tren es una luna turquesa
en el corazón. Detrás está la gente
rasgando con manos negras
los mástiles de las guitarras y,
en los hoyos del pantano, sangre roja
5
Bajo sauces podados juegan niños cobrizos
y brotan hojas, suenan trompetas. Sombrío cementerio
Penachos escarlatas entre las penas de los arces
Jinetes por los centenales, molinos vacíos
O pastores que cantan en las noches venados
que acuden a la hoguera. Viejas penas en la floresta
Bailaores ante una tapia negra
Penachos escarlatas, risas, locuras. Trompetas
6
I
si esparzo pelos
por la isla, un grito
entre pezones duros
y mis manos
entre verde y azul
II
y mis alas violetas
se hunden en ángeles
colmados de semen
Derramo semen en un ángel
Derramo semen en ángeles
colmados de semen
entre verde y azul
7
tras la luz
se pudren las estrellas. Bajo el agua
hay sueños, y
la piel son nubarrones negros. En la mano
tengo un pescado. Lo destripo. El anzuelo
se me clava en el dedo.
8
I
las manos se encuentran con el reflejo
de rostros rosados
en las ventanas, y las calles
me conducen desde la mañana. Juegan
con la lluvia
en el aire blanco. El cabello
es rojo
y las estrellas, agua
en los ojos de un ángel
II
afuera algo blanco, bajo
la lluvia. El pensamiento
en cuclillas, anillos de humo
en torno al pensamiento. Y el cuerpo
llovizna. Rojo
9
Mis ojos azules se han apagado desde los ojos
El oro escarlata del corazón
Ay mis velas, ¡qué taciturnas arden!
Un abrigo azul me envuelve cuando me hundo. Tú
Tu boca encarnada que sostiene la noche.
10
I
me yergo de un sumidero parduzco, y en soledad camino agarro
la guitarra. Suelto una risa del corazón
Y toco
Escucho el silencio
Huelo el espacio vacío
II
agarro mi rostro, estiro
los dedos, me estrujo
la cara, la piel chilla, los ojos se abren: bailo
al compás del llanto, los dedos se aferran a mi rostro, y
no puedo abrir las manos, ni cerrar los ojos
III
Grito
Escucho un boquete en el grito
Una boca desencajada que se ve a sí misma
11
estiro las manos hacia un cielo blanco
a la espera de la lluvia
disperso los dedos y el aire amarillo me acaricia la piel
Antes de cerrar la puerta
Creo que pronto llegará la lluvia
Estoy quieto, trato de amparar la lluvia con las manos
¿Y si abriera la puerta?
De nuevo cierro la puerta, entro.
12
repleto de
azulados dedos negros
están los ojos
que en su viaje
se adentran y
descienden
descienden arrastrados
por el cabello amarillo
del corazón. Me levanto
13
un tocadiscos, negro contra las nubes
al fondo de una mesa estrecha. La aguja se adentra. Áspera
la voz de una mujer en torno a la cerveza. Una espalda
contra el alféizar blanco. Una fotografía, negro
marco grueso ante el tocadiscos. Un niño
sonríe bajo un enorme gorro de lana.
14
I
El tren del corazón es tan largo
como el viento, tan largo
como un árbol negro. Mi madre echa
viento en cubos de plástico naranja. Friega
el suelo con destreza en movimiento. Mi padre
tiene la cabeza bajo el brazo y silba
a las estrellas
con los ojos. Quiero volver a casa
donde el miedo es barro en los pies, donde
la radio humea acogedora una sopa clara
al son de música de órgano
cada mañana de domingo, donde
el fiordo respira a través de las peras maduras.
II
Cada vez más lejos, fuera. Más lejos
y cada vez más cerca.
15
rudo
rock por los
caminos rudo
rock a escasos metros
de remota cantinela rudo
rock por los
rincones rudo
rock
lila rock
rudo rock
rudo
16
(mi décimooctavo soneto
o: Shall I compare
thee to a summer´s day)
Es el pronóstico del tiempo. La oscuridad
en los cristales de la puerta
me sienta en silencio
en la silla. Es
de noche. Cruzo a Bergen. Sin
precipitaciones en Bergen. Pero mucha
oscuridad. En silencio me siento
a ver la oscuridad
devolverme mi propio rostro
el cristal de la puerta
fuerte marejada en
todos los mares. Toda el agua
quieta. Quieta agua. Petrificado
en la silla. Cruzo a Oslo
17
«muertas flores en una jarra resquebrajada
en el alféizar. Muertas
moscas en la pintura blanca agrietada
En una silla plegable hace punto
una vieja, ataviada con mandil de flores
Un motor fueraborda interrumpe el grito de la gaviota»
«encorvado peso
bajando negro
camino
en silencio
el abuelo
levanta la vista
y se encorva de nuevo»
«mi suegro
forja peanas
en las que colocan
esculturas en
la ciudad en la que
vivo
hablamos
solo rara vez
entre nosotros»
«por el camino
iba ella
arrastrando
en silencio
una bicicleta, un bolso
una muchacha vieja»
18
(mi décimooctavo soneto
o: Shall I compare
thee to a summer´s day)
Es el pronóstico del tiempo. La oscuridad
en los cristales de la puerta
me sienta en silencio
en la silla. Es
de noche. Cruzo a Bergen. Sin
precipitaciones en Bergen. Pero mucha
oscuridad. En silencio me siento
a ver la oscuridad
devolverme mi propio rostro
el cristal de la puerta
fuerte marejada en
todos los mares. Toda el agua
quieta. Quieta agua. Petrificado
en la silla. Cruzo a Oslo
19
la sombra en llamas, mi
sombra en llamas, del rostro
ya claros los colores, todas
las sombras en llamas, ahogados
colores en muchos rostros
claros rostros, ya
claros, ya
20
I
están en torno a las manos y
son las caras de los otros
tan lejos
de los otros. Rostros
más claros que rostros. Al
otro lado no alcanzas
nunca
tu propio rostro
II
las cifras del calendario se han
agrietado en dedos rojos. Piel violeta
se cuartea en delgadas estrías
por debajo de las uñas
del lunes. Sábado
calle de gruesos labios que
enfila hacia faros de automóviles
21
nieve negra y ensangrentad, gritos
Cabello
leche pringosa y aguada sobre las ideas, un garrote. Piel
pálpito del corazón. El idioma
hecho añicos
Papeles blancos dentados. Sangre, cabello
22
I
sus labios sonríen
en blanco, y el ángel negro
despliega sus alas azules
en mi corazón: Me he levantado. Arrojo
metros y metros de estantes
de libros al suelo. Puede
que grite ya basta
II
veo su cuerpo amarillo
amarillo fuerte. La razón es un anillo de
danzantes
a su alrededor. Su sonrisa
es un ritmo blanco
III
me arrastro por el suelo, y el ángel
se retrae
Quizá haga tiempo que tiemblo
En el vientre llevo una piedra de carbón
23
I
las horas tocan al viento
y el corazón es un ángel cansado. El cielo
parece un perro negro
II
el payaso tiene brazos redondos
y con gestos risueños
danza sobre el reloj. El perro no abre la boca
al zamparse los minutos
III
el corazón es un ángel mareado
con cabello húmedo en la boca
24
sobre la laguna blanca
han volado las aves silvestres
En la noche un viento helado sopla desde nuestras estrellas
sobre nuestras tumbas
la madrugada inclina su frente quebrada
Bajo los robles nos mecemos en una barca de plata
Siempre repican las murallas blancas
bajo bóvedas de escaramujos
ay hermanos ¿escalamos manecillas ciegas hacia la medianoche?
25
la piedra está seca, y veo la mancha negra
virar a violeta. La piedra se calienta
y el cerro encorva su frente ebria
sobre la playa de arena. El corazón es un turbio oleaje amarillo
y llevo la piedra en el bolsillo
de la cazadora vaquera. Nadie me ve
26
I
la nieve era
como estar bajo la farola
Y por detrás las nubes secretas
tras las manos días profundos y
ella se escondía de la luz entre risas
en otoño, invierno. Sentir
la lengua en la boca. Ser muy joven, lila
Y la farola, la nieve
II
ceniza dispersa en la nieve
entre nieve y lluvia
Entre papeles quemados
y cubos de plásticos derretidos
vislumbraba ella un ángel que la besaba
en las yemas de los dedos
La hoguera era grande en la nieve
entre nieve y lluvia
grandes pavesas de ceniza. Negra
nieve. Blanca
27
I
chozas, chozas de fronda
en un bosque peludo, las estrellas respiran
Su ropa negra esparcida desnuda por la tierra
chozas de fronda, construidas antaño: un anhelo
sin rostro
y la suave oscuridad
II
sus ojos se reflejan en la ventana negra
así lo encuentras
en este momento. Por la noche
el viento sopla a través de piel fina
El corazón es un sumidero vacío
III
la noche con sus dedos sucios
El vasto paraguas con su silencio, la lluvia
previa a las náuseas que no llegan
El niño está dormido, él lo ve
Las horas son barro en su cuerpo
28
bóvedas negras en el corazón. Escaramujos, viento. Otra noche
de abigarrados banderines. Sombreros de vaquero
y medias de rejilla. Los títulos. Mañana. Viejo
hayedo. Camino
entre hayas con mi hijo de una mano. En la otra
el calor de ella
29
Elis, los gritos de los mirlos en el bosque negro
Anuncian tu ruina
Tus labios beben frío de azules arroyuelos
Olvida, cuando la sangre corre ligera por la frente
Viejas leyendas
y el sombrío sentido de la huida de los pájaros
Con pasos mansos te adentras en la noche
de la que penden uvas de color púrpura
Hermosamente mueves las manos, en azul
Un escaramujo canta
donde están tus ojos de luna
¡Ay, Elis, cuánto llevas ya muerto!
Tu cuerpo es un jacinto
En ti se lava un monje los dedos acerados
Nuestro silencio es un agujero negro
y a veces del silencio surge un animal suave
que cierra despacio sus párpados pesados
Sobre tus sienes gotea rocío negro
El oro postrero de una estrella caída
30
I
quizá entre verde y azul
está Dios
por primera vez: nieve
y desde la isla brumosa
acuden a pie las mujeres
Entre las manos traen sus pechos
El corazón es un espejo quebrado
II
contra el viento
la piel negra, y
entre verde y azul veo a Dios
Las manos desgarradas de barro
III
y las manos son alas de mosca. El canto
espolvorea el cabello rojo de las estrellas
liviano
hacia el mar
Pechos verdes
Mariposas, azul
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