Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

Enriqueta Arvelo Larriva



Enriqueta Arvelo Larriva (Barinitas - Venezuela)



ENRIQUETA ARVELO LARRIVA
(1901- 1965)



Nació en Barinitas (Estado Barinas - Venezuela). Al parecer, la ver­dadera fecha de su nacimiento es 1896, pero se ha hecho tradición datar su nacimiento a principios de siglo. Como mujer y gente de provincia, particularmente del llano, vivió aisla­da de contactos intelectuales. La circunstancia hace resal­tar el aspecto más conocido de su poesía: el paisaje, no como elemento de descripciones sino como vivencia esen­cial. El azar de sus lecturas y formación determinaron unos primeros poemas de naturaleza romántica que por inteligencia se fueron trasformando en ruptura con for­mas tradicionales y estereotipos modernistas. Por esta ra­zón, y para sorpresa de la autora, se la ubica en la genera­ción del 18. Sin embargo, no publicó sino tardíamente en 1941, cuando tenía 53 años. El cristal nervioso (escrito en­tre el 22 y el 30) pertenece a una etapa de búsqueda que se define mejor en Voz aislada (escrito entre el 30 y el 31 y aparecido en esta fecha), al que sigue Mandato del canto (1944-1946). A finales de esta década tuvo actividad pú­blica, escribió en la prensa y argumentó sobre el arte y la cultura. La lejanía de cenáculos y de la actualidad ha ter­minado por valorizar una expresión auténtica, doméstica y gozosa. El conjunto de su obra ha sido recogido en Poe­mas perseverantes (1963), Antología poética (1976), Poe­sías (1979); sus prosas aparecen en Testimonios (1980). Juan Liscano, Alfredo Silva Estrada y Carmen Mannarino han hecho las contribuciones más resaltantes sobre su sig­nificación.

Tomado de: Poesía Venezolana Contemporánea de Juan Liscano

Poeta: Enriqueta Arvelo Larriva


PROMÉTEME


A veces tengo miedo...
No de la tiniebla inmediata,
sino de que se apague mi faro lejano.
Miedo
de que se entierre en la sombra mi guía distante,
de que mueran sus claras señales
en el horizonte que yo vislumbro...

Optimismo: consérvame esa luz
que luce adelante,
el faro que radia en la zona del tiempo virgen.
Recuerda que nunca pedí nada
para la hora presente,
que hilé dulce mi serenidad
sobre el carecimiento que agita.

Sin tu bien, optimismo,
se oxidaría mi quimera
y mi corazón se haría intransportable.

Optimismo, engáñame.
Haz que lejos, frente a mí,
alumbre la luz guiadora.

Prométeme, prométeme, prométeme...
No pido sino fuerte aptitud
para divisar el faro de las promesas
 
TODA LA MAÑANA HA HABLADO EL VIENTO


Toda la mañana ha hablado el viento
una lengua extraordinaria.

He ido hoy en el viento.
Estremecí los árboles.


Hice pliegues en el río.
Alboroté la arena.
Entré por las más finas rendijas.
Y soné largamente en los alambres.

Antes —¿recuerdas?—
pasaba pálida por la orilla del viento. Y aplaudías.


TARDE DEL IMPREVISTO DESEO


Tarde tapiada, con sello de tarde final.
Tarde sin propaganda de exposición nocturna de cielo.

Ayer fue la dureza de la espera:
Quién fuera por esa dureza iluminada.

Regresar.

Volver a lo duro y a la esperanza.
Volver al carecimiento con horizonte.

Regresar al punto donde comienzan los caminos
Convivir con los signos, con los presentires, con los
                                        [horóscopos.
Y ajustarse de nuevo el alma.

Regresar en la tarde tapiada, en la tarde sin parpadeantes
                                               [anuncios.


FRUTAS


Sed de verano. Y las maduras frutas
en el boscaje que al nivel ataja.

El aislamiento las tapió cerrado.
Crecieron en secreto las ariscas.

Y pinceles furtivos les dejaron
color y olor en su trenzada celda.

¿La custodian espinos y serpiente?
La sed ríe de espinas y veneno.


INSOMNIO


Cuando toda la casa está dormida,
vienes tú, mi arbusto de entresueño;
mas el hacha
va dejando astillas en la almohada.

Y en el reposo nulo,
salto de flautas y delgadas cuerdas
a salvajes tambores:
de persianas en frescura
me llegan miradas de imposibles espías;
y el aroma más puro me flagela.

La noche, estremecida,
llena de repiques pasados,
de mis guardados duendes
y de lejanas bestias, hermosas, resonantes,
cava en su negra tierra
y crea llamaradas en los hoyos profundos.

Mis ojos, abiertos o cerrados, son ojos incapaces.
Inquiero en los rumores
voces de ángeles o de réprobos.

Lluvia de espinas cae
desde antigua sonrisa.
Los que sufren, tan míos,
se abrasan en mi mente encendida.
Y afanados martillos practican en mis sienes.

La madrugada es lisa, sin vecindad de alba.
Y en su laja se abaten mis caballos.

EXCLAMACIONES PARA SALMODIAR EL PAISAJE

No hay caballos para tirarles sillas de montar y piernas de
                                   [llaneros.
Un sol sin pautas se tiende sobre huellas de inundaciones.

¿Dónde estará la bandera viva de los pastos?

Se maquillan los rostros para el final, frente a espejos
                                   [verduscos.
Los ganados marchan indefensos hacia paraderos minados
y prueban la pena de lamederos desabridos.
Están muertos los rieles soñados estampados en las
                                     [distancias.
Los niños despiden suspiros seniles.
Los niños no aprenden los colores en sus vestidos.

¿Dónde estará la bandera viva de los pastos?

Un pájaro dobla una rama con su gran anuncio de canto.
                                              [¿Por qué?
Subiré a la empalizada borrosa
por ver si viene lentamente una brisa.


EL RÍO


El río está tibio
como mi piel
y sabe bañarme el alma.

Juega conmigo a ahogar mi hondura,
nervudo de culebras de sol.

No se parece el río
a aquellos ojos quietos que no quise.


INSTANCIA FRENTE A UNA SABANA AMANECIDA

Sin compartimientos la sabana.

Únela un azul esponjoso, medio dormido.
El azul borró los pajonales y los árboles
y los desnudos trechos de suelo barroso
y los espejos falseadores
y el ensamble con el cielo.

Está sin compartimientos la sabana.

Háblame ahora, llano.
Llegará a mi raíz tu voz sin grietas.
Siento mis oídos más míos cuando escuchan tu mundo.

Dime, Llano, lo que en ti vaya más tierno.
Amanecí ansiosa de tu «última hora».

Llevas el alma desangrada y viva.
Estás derrotado y vivo.

Quiero oírte en tu azul englobante. Háblame.
Sabré responder a la voz de todas tus voces en la hora
                                                 [inocente.


TARDE DEL IMPREVISTO DESEO


Tarde tapiada, con sello de tarde final.
Tarde sin propaganda de exposición nocturna de cielo.

Ayer fue la dureza de la espera.
Quién fuera por esa dureza iluminada.

Regresar.

Volver a lo duro y a la esperanza.
Volver al carecimiento con horizonte.

Regresar al punto donde comienzan los caminos.
Convivir con los signos, con los presentires, con los
                                             [horóscopos.

Y ajustarse de nuevo el alma.

Regresar en la tarde tapiada, en la tarde sin parpadeantes
                                                [anuncios.

                                     (De: Voz aislada)

SITUACIONES DE LA ESPIGA

1

Sol de comienzo canta en valle puro,
lucen azuleantes los verdores,


hay rompientes aromas.
El anhelar nace ligero y listo:
ave soltada, con gozosa hambre.

La espiga se destaca, amaneciente.
Asirla es el impulso vigoroso.
Asirla, con la mano latiendo entre las brisas.
Asirla sin recelo.

Está la espiga en valle de rocío.

2

El bosque sumergido en zumosa tiniebla
cuartease de almizcles frenéticos y densos.

La espiga está madura, madura e invisible.
Y la busca la sed de bravo viento,
la sazonada ansia.

La espiga está en el bosque de astros enterrados.
Y el anhelo no acierta entre mazos de sombra.

3

Huir, sobrellevando el desgajado impulso,
huir de lo medroso con el valor intacto,
huir ante los ojos que lloran lo quebrado.

Desde las crines del caballo muerto,
huir hacia las formas aéreas de las aguas
y ser infancia asida a la falda más tierna.

En un bloque de nubes afincase la espiga.
Vibran gajos de ímpetu.

(De: Poemas perseverantes)

A VECES


Si siempre me viví
como tosca,
durísima madera,
¿por qué desear ahora,
a veces,
ser sólo un flojo tallo?

Ah, me someto a juicio.
A la hora del ruido
y del hervor,
suelo volverme,
con el fervor ileso,
aire suave,
humo claro,
aroma tenue.

Anhelo andar entre todos
como un sueño
que no pueda contarse
por impreciso.

Quisiera dar,
tan sólo,
cantos mínimos, vagos.

Y todo,
apenas entreverlo.


EL ODIO


No quiero mirar hacia ese sitio;
ahí está el odio.

Tiene los ojos curtidos
de mal fuego.

Lo esquivo.
No quiero saber siquiera
cómo hace sus incendios.
No quiero ver su factoría.
Lo rehúyo abiertamente.

Y yo no soy su blanco.


AUSENCIA


En la gran bruma de la partida
empiezo a ver tu sombra, ausencia.
Y quisiera verla toda y precisa:
corta o prolongada o eterna.


¿Dónde estará el otro polo de esta sombra?
¿Cerca, y será como una gracia la tregua?
Ausencia: ¿te salpicará de vida
el viaje efectivo del recuerdo?

¿La visión de futura alegría
veré bosquejarse en tu negrura?

Sólo sé que, interminable o breve,
reteñida de sombra o partida de esperanza,
cruzada de mensajes o muda,
llevarás el aroma
del adiós suave y grave
que supo clarear en la bruma.

(De El cristal nervioso)


DESTINO


Un oscuro impulso incendió mis bosques
¿Quién me dejó sobre las cenizas?

Andaba el viento sin encuentros.
Emergían ecos mudos no sembrados.

Partieron el cielo pájaros sin nidos.
El último polvo nubló la frontera.

Inquieta y sumisa, me quedé en mi voz.


RESPUESTA


Yo también me interrogaba y nada en mí respondía.
Callaba toda
en un silencio claro y sellado.
Nada en mí afirmaba,
nada negaba en mí.
Me perfumaba una casta incertidumbre
que ascendía a mi canto.


TU, EL MINÚSCULO


Pájaro pequeñísimo, que recién nacido me dieron,
cómo me causó asombro
ver en tu implume y breve cuerpo
la vida, tan perfecta,
que ya alzaba tus alas
en ensayo del ensayo del vuelo.

Mas fue mayor mi asombro
cuando estuviste plenamente quieto.
Confunde ver la inmensa muerte
entrar toda en un mínimo cuerpo.

Y aún me diste otro asombro:
tú, el minúsculo en la vida,
crecías hasta parecerme un gran muerto.
Caído en mi mano,
con sudario de luz de tarde,
crecías ante mis ojos abiertos y mudos.
Crecías ente nada
como si fueses por lo eterno.


BALADA DE LO QUE OI


No supe quién me lo dijo.
El acento, divino.

No supe quién me lo dijo.
No corrí tras los detalles
cuando oí lo infinito.

No supe quién me lo dijo.
Lo oí.
¡Dichoso el oído mío!

En ese instante se hizo en mí lo armonioso.
Lo que oí va eterno y limpio.

Y qué tremenda la gracia
de no saber quién me lo dijo.


EMOCIÓN Y VENTAJA DE LA PROBADA PROFUNDIDAD


Gracias a los que se fueron por la vereda oscura
moliendo las hojas tostadas.
A los que me dijeron: espéranos bajo ese árbol.

Gracias a los que se fueron a buscar fuego para sus cigarrillos
y me dejaron sola,
enredada en los soles pequeños de una sombra olorosa.
Gracias a los que se fueron a buscar agua para mi sed
y me dejaron ahí
bebiéndome el agua esencial de un mundo estremecido.
Gracias a los que me dejaron oyendo un canto enselvado
y viendo soñolienta los troncos bordados de lianas marchitas,
Ahora voy indemne entre las gentes.


TODA LA MAÑANA HA HABLADO EL VIENTO


Toda la mañana ha hablado el viento
una lengua extraordinaria.

He ido hoy en el viento.
Estremecí los árboles,
Hice pliegues en el río.
Alboroté la arena.
Entré por las más finas rendijas.
Y soñé largamente en los alambres.

Antes — ¿recuerdad? —
pasaba pálida por la orilla del viento. Y aplaudías.

(De Voz aislada)
PIEDRAS


Limpias, manchadas, lucen en la arena
piedras que alternan con hundidos astros.
Los cristales relévanse viajeros
y ellas aman ser suelo de ese viaje.

Piedras de arroyo, al fondo y exhibidas,
pureza dura que se aduerme, echada,
al murmullo seguido y encimero.
Piedras ufanas de sus manchas límpidas.

Que se apeguen leales a su arena
y gocen el renuevo que las baña.

(De Mandato del canto)


EL TEJEDOR


Labor desparramada, manos jóvenes,
exacto sucesor, saber nacido.

¿Qué piensa el tejedor de red de luna
clavado en el pretil, frente a lo ancho?
Teje hoy sin charla, risa, copla, silbo,
sin letra en los suspiros de las treguas,
sin lazar a su linde lo profundo.

Remiro su perfil ido a su entraña.

Teje pausas de grillos y un unánime,
amargo olor que llega en soplos ralos.
Teje el matiz que burla su sigilo.
Teje la vaga sombra de sus dedos.

No debo interrogar su rostro ausente.

Ansiosa orillo su silencio libre
y bebo su tejer de llano y noche.

(De Poemas perseverantes)


4 comentarios:

  1. Gracias por acercarte a Isla Inquieta. Espero que vuelvas pronto por este rincón. Muchas gracias.

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  2. Gracias por acercarte a Isla Inquieta. Espero que este pequeño espacio sea detu agrado. Hasta pronto.

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”