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Joaquín Marta Sosa (Nogueira - Portugal, 1940) |
Cerilla tenaz
en medio de la noche
fuego en el viento
de cuyo tiempo y latido
viven otros mundos apenas entrevistos
en sus limpias rotaciones
los enigmas de este que habitamos
no cesan de aturdirnos y engañar
de mostrarse más allá
del alcance de todos nuestros ojos
frente a la enormidad de lo inexplicable
la escritura insiste
en medio de tu asombro
su edad no la envejece
es ella quien escribe junto a ti
¿qué otra cosa puede hacer?
mientras envejeces
empiezas a creer en el misterio
LUGAR
Tantas voces,
son tantas,
que incomprensibles
se confunden
altas, bajas
murmurantes
nada o poco dicen
la edad va arrasando
en el fondo de mi vida
desaparece con idéntico vacío
sin nada entre las manos
desiertas
solitarias
canto de un pájaro llamando a su pareja
que no existe
EL BESO
El mar dispuesto a ahogarse
entró en el beso
dispuesto a desaparecer allí irrumpió
silencio y tiempo
continuaron con sus viajes
en el hambre insatisfecha
del recuerdo
frente al beso
las palabras decidieron detenerse
el hambre ansiosa
del olvido
entró en el mar
es imposible saciarla en la memoria
PUERTA
Una más
esta puerta
a pesar del arte que revela
cerrada impide el paso
la visión
abierta
no conduce a sitio alguno
los ojos
solo miran el vacío de la niebla
las brumas opacas
de la nada
esta puerta
abre camino hacia sí misma
y en silencio
VENTANA
Observa el tiempo
Escribe el viaje del viento y de las voces
su silencio
Añora a cada uno
que a su frágil lindero se asomó
Allí está
prueba inflexible
de que eres poco más que tú
encaminado a las manos de los dioses
que despiadados cavan tu destino
tú y ellos
cenizas fatigadas
ventana que ni siquiera al abrirse
permite que se hablen
o conozcan
ESTA LLUVIA
Cuando llueve
piensas
¿llovió así en otra edad del mundo
aún más áspera y distante?
se multiplican las preguntas
abundan las ganas de saber
mientras de muy cerca observas este día
tan lejano al mismo tiempo
del todo nunca desaparecerán
al menos en una brizna del recuerdo
abrigada en algún cuerpo
el mundo sobre sí mismo da otra vuelta
y en apariencia nada
llueve otra vez en algún lugar
obre la nada o sus ausencias
igual que llovió antes del tiempo
y de la tierra
esperando por nosotros desde entonces
y por esta lluvia que ahora cae
EN SILENCIO
El bosque nos ofrece el verdor inmaculado
El cauce está seco
no es hora de las lluvias
en el cuerpo de la vegetación
una puerta cerrada
que a nadie impide el paso
El silencio emite sus colores
su inocencia
la absoluta mudez
de quien vive una sabiduría pura y triste
En el centro de estas hojarascas fue arrojado
atados pies y manos
solo y agónico
mirando hacia el largo de las horas
Sobre él se abatió ella
más que la de ese día
la soledad es la de hoy
en este bosque irreprochable
de blanco sereno y verdes sin pecado
No se descubren huellas
ningún trazo de agonía
apenas los rasgos cristalinos del olvido
La soledad de entonces
hoy en ti asalta sus llamas
gravitas entre abandonos
y mareas sediciosas que te niegan
no puedes huir
estás cercado
EXTRAVÍO
Inundan los cielos de la noche
buscan sus rutas perdidas
dan vueltas
alrededor de los árboles enormes
sin fronda y sin lugar para los nidos
rompen sus alas
contra las esquinas de las ventanas menos altas
y más radiantes de cegueras
Pierden el norte de las aguas
en manantiales y en los ríos
Su extravío les atrapa el corazón
Sobreviven a fuerza de atavismos
y visiones del lenguaje
inscritos en todos los espacios de su cuerpo
con una voluntad incapaz de ser domada
el derrotero de su vida:
alcanzar tierras benignas y fertilidad del clima
allí donde sus antepasados
eludían inclemencias y enemigos
mientras la vida incite
prosiguen contra todo
dejan atrás sus muertos
el plumaje de sus alas
las prístinas estrellas
la memoria
es allí donde está inscrito
lo que por sí nunca han vivido
y se les impone vivir aun a costa de su vida
la ruta que los ancestros no evadieron
y no evaden ellos
ni pueden evadir
LOS AÑOS
Decimos
van cayendo uno y después otro
y otro y otro
no son ellos
quienes sobre nosotros caen
somos nosotros
los que año a año
vamos cayendo sobre ellos
así se envejece
mientras los años en su pulso
no dejan de pasar pero no caen
intactos y veraces
seguirán donde pasaron
donde ahora ya no están
seguirán cuando ya no los veamos
ni ellos a nosotros puedan vernos
ni tocarnos
gracias a ellos
no estaremos nunca a salvo
ni siquiera en los recuerdos
SUS MONEDAS
Como todo en este reino
también ellos
que se imaginaron dioses
son fugaces
son, nada más,
depredadores y rapaces
y esto los condena
la inmortalidad nunca contará con ellos
y la eternidad menos aún
hacia el lugar de donde vinieron,
falsos, sobornables
les obligan un día a regresar
hasta perderse
desleídos en arenas sigilosas
nada limpio dejan sobre el día
ninguna calle aguardará sus nombres
se creyeron
dioses
y son fugaces, al
menos por un tiempo
capaces de
insistir años después
y merodear y
establecerse otra vez entre nosotros
el fulgor de sus
monedas
a pesar de su
vejez siempre puede arrebatarnos
y desnudar
nuestra memoria
su mal es ese
a veces no recuerda
nada
JORNADAS
Infalible,
a tu pesar se vive desde el fondo,
no te deja resquicios
ni meditación para el descanso
te asedian los naufragios
que a veces miras desde lejos
vivir no alcanza a veces para más
ni hay otro remedio
sino el de juntar todas las muertes
y las vidas
frente a los ojos aturdidos
sin perder celebraciones y alegrías,
desánimos frugales o rebeldes
muestran la vida de verdad
mucho más que la soledad cuando te apresa
y piensas en lo que haces
y si hacerlo de algo vale
ni tan siquiera la repulsa
contra lo que ocurre ahora mismo y a tu lado
te ofrece una salida
presientes que de nada sirve aullar
y mucho menos guardarte en el silencio
al final de todo apenas restan
ciudades abandonadas para el abrazo de las ruinas,
olvidadas bajo el barro, las arenas y la muerte,
dejadas atrás por cientos, miles de personas
sin que nadie conozca jamás cuándo ocurrió
y muchos menos la razón
la vida no es,
ella no,
un apacible tigre de papel
pero la enfrentas
¿qué otra posibilidad está en tu mano?
OFICIO FINAL
¿Qué se puede hacer con estos años
ya dispuestos a la fuga?
Darse por vencido
rendir serenas cuentas a la vida
y esperarla
sin anticipar ninguno de sus pasos
Tal vez tomar asiento
ver la lluvia que llega y que se va
armoniosa incluso en la tormenta
en el relámpago
luego el sol la paladea
la evapora en el retorno de sus vuelos circulares
Seguir como si nada
reírse de los días, arrendajos impasibles,
que en sus alas han caído
como si no fuese con ellos
Con tantos años
asombra que no pesen demasiado
y aún dispongan posibilidades tan distintas
en tu mesa
tenerlas por delante
olerías en estos horizontes
igual que si la vida nunca dejara su comienzo
sin embargo a cada vuelta firme de conciencia
solo se inscribe una oración
que no es para rezar
carece de rostro la que te habla
tampoco tiene voz
tu oficio es escucharla
sin ver y sin oír
VASTEDAD
En ella nada eres
la ves sin que te vea
sin que te piense la piensas
te silencias sin que te silencie
la vastedad
nada en la nada
ella y tú
sin poder decirse ni mirarse
soledad que es vino y niebla
resplandor que no ilumina
agua
que se aprende por la sed
LA HERIDA
Si herido
o herido mortalmente
no lo sé
hay heridas inmortales
también las hay mortales
también definitivas
pasajeras
sean del cuerpo
o estén en los fondos con el alma
la verdaderamente crucial
la herida que jamás nos cicatriza
nace con nosotros, somos ella
ni siquiera al morir desaparece
y todavía menos al amar
en el mortal los pasos sostienen una herida
sin expiación se va sumiendo en ella
lentamente y casi siempre sin saberlo
así procura alzarse en sus caminos
el herido,
a veces poner luz
inútil luz en esa bruma que palpita
en conciencia y corazón
ni el que indaga
ni el que olvida y hasta ignora
encuentran plenitud
con su inmortalidad herida
deciden ignorarlo
incluso cuando impávido
frente a frente lo mira la derrota
JARDÍN
Nada hay más silencioso
más sereno
cada tono en su lugar
las zarzas conviven con los robles
los castaños serenos
observan las nubes en quietud
rosas y manzanas carecen de vanidad
y se hospedan juntas sin recelos
cualquier desaparición es por el viento
el peso de la lluvia
el afán del jardinero
allí anidan tordos y otros pájaros
ninguno siente que peligra
tanta paz solo es posible en tanta vida
oculta bajo la tregua de hierba, tierra y agua
si una se resquebraja por la sequedad
y la otra se marcha largos días
no claman la desesperación ni la floresta
solo asoma la raíz
no ama los aullidos
simplemente árboles
pájaros
animales
van menguando hasta el final
en la sabiduría de su cuerpo
leen desde el fondo de los años
que la indignidad está siempre muy cerca
y hay que impedir que acorte esa distancia
ABANDONO
Salir de sí mismo
salir de cada uno
desaforados o tranquilos
Desprendernos de un modo sereno
sosegado
o hacerlo con temblor
inundados por angustias
Dicho así carece de importancia
Decisivo es poder tomar la puerta
abrir cada ventana
echar la casa abajo
Fundirla en un vaso
en el filo del cuchillo
en la senda de este pertrecho
o cualquier otro
en la duda en uno mismo:
¿llegarás hasta el final
sin saber dónde está, dónde te lleva?
palpar si nos late el corazón
si la cabeza registra los sucesos de este orbe
desear en los oídos las más íntimas voces
y entre mis brazos a quienes siempre amé
o que nos dejen
bajo algún árbol del viaje
sin un gramo de nostalgia
Alma se tiene apenas unas veces
puede que solo sea
cuando no encuentres la respuesta que te pide
BIBLIOTECA
Libros y cuadernos
con su silencio ejemplar y sostenido
amables con todo el que llegó
como ninguno de nosotros pudo serlo
páginas para quitarles la blancura
y estantes llenos de obras
cruzadas de izquierda a derecha
sin que opusieran excesiva resistencia,
Su envejecer es propio, inaudible y tenaz
distinto al nuestro, explícito,
con marcas que repercuten cada día
aquí permanece, en el mismo lugar de años atrás
no en el mismo tiempo
y se va resquebrajando sin gritarlo
nada de aspavientos si la dejamos vacía
con una seguridad sin riesgo ni fisura
soporta sus fracturas taciturnas
parece aguardar que los minutos se detengan
en una solitaria eternidad
que sus anaqueles nunca adivinaron
los que por un momento no fueron míos y escribí
volarán igual que pájaros borrosos
en bandada indetenible
con los que no escribí y fueron míos
igual que las mañanas
que se van retirando de su puerta y su ventana
sin promesas de volver a regresar
JOBS
Recuerdo que estoy a punto de morir
el temor a fracasar
la vergüenza y sus vergüenzas
todo desaparece ante mi vista
Recuerdo que moriré muy pronto
y ya no tengo miedo a las renuncias
ante su invocación no hay ya nada que perder
frente a tu corazón vas solo y vas desnudo
no tienes nada más por hacer o decidir
nada más que seguirlo
la muerte es el destino
de lo viejo y de lo nuevo
nada trágico hay en recordarlo
en que nos perdamos en el tiempo
y en nosotros
ese tiempo igual se pierda
AMAR
Solo importa y nada más
que escuchen los oídos
aullar al corazón
que él se adueñe
de tus íntimos latidos
te muerda en el alma
y arrebate las distancias
La respuesta
tiene siempre la torpeza
de un caballo herido
El amor no soporta
incompleta
una demencia
enmudece
cuando solo eres tú
el que anda enloquecido
Nunca te permitió elegir
es todo o nada
ARENA
Si en la arena escribe Dios
nosotros ¿dónde escribiremos?
No en el agua donde poco sobrevive
no en las piedras
donde todo termina por borrarse
no en el aire donde nada vuela
no en el fuego donde ni él resiste
no en la mirada
que otra vez mira lo que ya nada verá
al final tratamos de escribir,
solo eso:
tratamos de escribir nuestra escritura
pero en ella y en las piedras
en el aire, el fuego, la mirada
las aguas calmas, tempestuosas
solo escribe Dios, quizás solo los dioses
acaso apenas en nosotros podamos escribir
y llevarlo adentro
cuando Dios, los dioses o quien sea
nos obligue a visitarlos
de haber sido más claro
si es que pudiese haberlo sido
diría con certeza avergonzada
de que para nada
o solo poco habría servido
malgastar así el tiempo de Dios
que es imperfecto
en el nuestro
que los dioses no permiten alargar
y quién sabe, mirando hacia atrás,
si nos importe que alguien venga
y nos toque en su memoria
o al azar
en alguna de estas cartas
donde solo una constancia
se resiste:
la de saber y sin saberlo
si para abandonarte tendrá fuerza tu sangre
o la tendrás tú
para abandonarla a ella
para entonces
a nadie le importará nuestra escritura
nos queda retirarnos en silencio
y poco más
URBASA
Cuando irrumpe el último poema
en este largo viento del otoño
siguen siendo blancas sus paredes
sus puertas cerradas abarcan la mudez
en agrietarse insisten las ventanas
sus ruinas en más ruinas merodean
ningún pájaro, ningún árbol
ni el agua del río que irrumpe en el barranco
nada, nada supera la perpetuidad
de entre sus ruinas, ya ni siquiera ruinas
y que no serán eternas
sobreviven, sí, mi madre
mis hermanos hermanas y mi padre
capaces de oírme desde aquí
allá donde llegaron hace años
de intuirlos yo, de escribir lo que me dicen:
¿ahora que todo lo hemos visto,
que casi todo lo sabemos,
qué vamos a hacer con nuestros ojos?
¿si estás herido,
quién te hiere y qué te hiere
en este bosque de aguas?
igual que tú
también reside en otras tierras
y otros viajes
donde nada le sobrevivirá
Urbasa
ni da la bienvenida ni despide
es fuego en el viento
cerilla tenaz
en medio de la noche
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