(Argentina 1914 - Paris 1984)
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz.
Te discuto a cada nombre, te arraco con delicadeza de cicatriz.
Voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas precisamente lo que viene detrás de tu mano;
porque el agua, considera el agua, los leones cuando se disuelven en el azúcar de la fábula;
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo las lámparas a mitad del encuentro.
Toda mañana es la pizarra donde invento y te dibujo;
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, al borde de la copa donde el vino es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo.
Además, te quiero, y hace tiempo y frio.
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