Poeta: Armando Rojas Guardia
Mozart en la radio puede ser la lluvia apenas
contra el cristal del parabrisas
cuando la madrugada cóncava
nos ovaciona en la autopista con ráfagas de
viento
donde
arden, vaporosos, lo neones.
Y mientras me duele la orfandad
del exento palacio de violines,
miro de pronto tu muslo recostado
sobre la felpa de este asiento de automóvil
(ese muslo forrado por el jean
cuidadosamente ceñido en la entrepierna)
como un trozo de música inocente,
más armónico que el aire entre las cuerdas.
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