Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

César Moro


 


                                                         CESAR MORO
                                                                    (Perú, 1903 - 1956)

"Hacia 1925 y en el Perú las ideas sobre la vida, el arte, el amor, la Poesía, eran cuantiosamente fáciles, improvisadas, bucólico - líricas y apresuradas: continúan siendo el triste patrimonio de la mayoría gris y espesa de los intelectuales del Perú y de los que sin profesar de intelectuales tienen una opinión" escribía César Moro en un artículo de 1934, cuyo título daría nombre a un libro de ensayos suyo, postumo: Los anteojos de azufre (1957). Este espíritu de rechazo rigió la vida y la obra de César Moro. Cambió de nombre —el suyo, civil, era Alfredo Quispez Asín—. Sus exilios voluntan fueron prolongados: entre 1925 y 1933, radica en París; entre 1938 y 1946 en México. También escribió la mayor parte de su poesía en lengua francesa. Aun se preocupó muy poco por publicar o hacer valer su propia obra; cuando muere, en 1956, su único libro de poemas escrito en español, La tortuga ecuestre, permanecía inédito, aunque databa de 1938 y 1939. Finalmente, su vida fue la de un verdadero marginal: desempeñó siempre oficios anodinos y apenas llegó a ser profesor de francés en un colegio militar (experiencia hostil que Vargas Llosa, uno de sus alumnos, ha evocado después en un artículo). Pero como en todo poeta auténtico, el rechazo en Moro es otra forma de pasión: la lucidez del que no acepta claudicar, el airado fervor del que sabe exaltar "la vraie vie". Dató muchos de sus poemas en "Lima, la horrible", y son múltiples los testimonios de su irreductible desdén por la sociedad peruana; no por ello dejó de sentirse profundamente peruano: lo fascinaba la otra realidad —la mítica y la natural- de su país. "No en vano he nacido (. . .) en el país consagrado al sol y tan cerca del valle de Pachacámac, en la costa fértil en culturas mágicas, bajo el vuelo majestuoso del divino pelícano tutelar" afirmaba en un texto que André Bretón publicó en su volumen sobre L´art magique (1956). Asimismo, el haber optado por la lengua francesa no le impidió escribir en español algunos de los poemas más deslumbrantes legado: por nuestra llamada poesía de vanguardia. Si fue parco en publicar, no lo fue en el momento de decir la palabra precisa aunque fuese polémica, en exponer sus ideas, en promover los movimientos en que creía. Tuvo el valor de denunciar los falsos fundamentos de la pintura indigenista en el Perú; con Emilio Adolfo Westphalen, fundó la revista surrealista "El Uso de la Palabra"; con André Bretón y Wolfgang Paalen, organizó "La Exposición Internacional del Surrealismo" (México, 1940) y escribió el prólogo del catálogo. (Sus ensayos, además, con frecuencia critican tanto el progreso occidental como el comunismo stalinista). Es cierto, también, que, en cuanto a vida pública o "edificante", participación social o política, fue un solitario irrecuperable; no lo es menos su obra que encarna otra participación: consagra la plenitud (y la rebelión) del cuerpo, del amor.

Quizá el primer poema memorable de Moro sea "Renommée de Pamour" (aparece en Le Surréalisme au service de la Révolution, en 1933, la revista que Bretón edita después del primer cisma de su movimiento). Poema memorable no sólo por la libertad y sobriedad de su escritura, en él ya están concentrados los rasgos de su obra: la pureza y el desencadenamiento, la fijeza y la vertiginosidad de un lenguaje que no puede celebrar el amor sino como cuerpo, como tatuaje del deseo. Porque, ¿qué es toda la poesía de Moro sino esa ceremonia verbal, acumulativa y despojada a un tiempo, a través de la cual la palabra se va posesionando de su objeto, aun de su ausencia? Nada más alejado, sin embargo, de cualquier sentimentalismo y/o sensualismo de una poesía erótica convencional (aun de la vanguardia). Moro es un poeta erótico, no simplemente del amor; sólo que su erotismo conduce a una física y a una metafísica del universo: al magnetismo de las palabras que son cuerpo: que son nada: que son deseo. "Impotencia del deseo. Mientras el hombre no realice su deseo el mundo desaparece como realidad para transformarse en una pesadilla de la cuna al sepulcro". Así escribía, en un texto de 1953, como un nuevo William Blake. Una visión del mundo, por tanto; es decir, la celebración que supone un alegato (el verdadero y más radical de Moro) contra la Historia que lo pervierte todo en nombre del poder o del progreso.

A moro se le suele ubicar, si no "clasificar", dentro del surrealismo. Su visión y su escritura adquieren todo su sentido, en verdad, dentro de este movimiento. Pero no fue surrealista a la manera de tantos epígonos (sobre todo hispanoamericanos) que sólo rozaron los "tics" o las "tecniquerías". Moro fue un surrealista desde y del principio mismo: ni un advenedizo, ni, mucho menos, un fetichista. Su poesía tiene órbita propia y un inusitado esplendor —esté escrita en francés o en español-.


Tomado de: Antología de la Poesía Hispanoamericana moderna (1982). Volumen I. EQUINOCIO: Editorial de la Universidad Simón Bolívar.

EL OLOR Y LA MIRADA
 

El olor fino solitario de tus axilas

Un hacinamiento de coronas de paja y heno fresco cortado con dedos
   y asfódelos y piel fresca y galopes lejanos como perlas

Tu olor de cabellera bajo el agua azul con peces negros y estrellas de
   mar y estrellas de cielo bajo la nieve incalculable de tu mirada

Tu mirada de holoturia de ballena de pedernal de lluvia de diario de
   suicidas húmedos los ojos de tu mirada de pie de madrépora

Esponja diurna a medida que el mar escupe ballenas enfermas y cada
   escalera rechaza a su viandante como la bestia apestada que
   puebla los sueños del viajero

Y golpes centelleantes sobre las sienes y la ola que borra las centellas
   para dejar sobre el tapiz la eterna cuestión de tu mirada de objeto
   muerto tu mirada podrida de flor

A VISTA PERDIDA
No renunciaré jamás al lujo insolente al desenfreno suntuoso de pelos
     como fasces finísimas colgadas de cuerdas y de sables

Los paisajes de la saliva inmensos y con pequeños cañones de plumas-
     fuentes

El tornasol violento de la saliva

La palabra designando el objeto propuesto por su contrario

El árbol como una lamparilla mínima

La pérdida de las facultades y la adquisición de la demencia

El lenguaje afásico y sus perspectivas embriagadoras

La logoclonia el tic la rabia el bostezo interminable

La estereotipia el pensamiento prolijo

El estupor

El estupor de cuentas de cristal

El estupor de vaho de cristal de ramas de coral de bronquios y de
   plumas

El estupor submarino y terso resbalando perlas de fuego impermeable
   a la risa como un plumaje de ánade delante de los ojos

El estupor inclinado a la izquierda flameante a la derecha de columnas
   de trapo y de humo en el centro detrás de una escalera
   vertical sobre un columpio

Bocas de dientes de azúcar y lenguas de petróleo renacientes y moribundas
   descuelgan coronas sobre senos opulentos bañados de
   miel y de racimos ácidos y variables de saliva

El estupor robo de estrellas gallinas limpias labradas en roca y tierna
   tierra firme mide la tierra del largo de los ojos

El estupor joven paria de altura afortunada

El estupor mujeres dormidas sobre colchones de cascaras de fruta
   coronadas de cadenas finas desnudas

El estupor los trenes de la víspera recogiendo los ojos dispersos en
   las praderas cuando el tren vuela y el silencio no puede seguir
   al tren que tiembla

El estupor como ganzúa derribando puertas mentales desvencijando
   la mirada de agua y la mirada que se pierde en lo umbrío de la
   madera seca Tritones velludos resguardan una camisa de mujer
   que duerme desnuda en el bosque y transita la pradera limitada
   por procesos mentales no bien definidos sobrellevando   
   interrogatorios y respuestas délas piedras desatadas y feroces
   teniendo en cuenta el último caballo muerto al nacer el alba de
   las ropas íntimas de mi abuela y gruñir mi abuelo de cara a la pared

El estupor las sillas vuelan al encuentro de un tonel vacío cubierto
   de yedra pobre vecina del altillo volador pidiendo el encaje y
   el desagüe para los lirios de manteleta primaria mientras una
   mujer violenta se remanga las faldas y enseña la imagen de la
   Virgen acompañada de cerdos coronados con triple corona y
   moños bicolores

La medianoche se afeita el hombro izquierdo sobre el hombro derecho
   crece el pasto pestilente y rico en aglomeraciones de
   minúsculos carneros vaticinadores y de vitaminas pintadas de
   árboles de fresca sombrilla con caireles y rulos

Los miosotis y otros pesados geranios escupen su miseria.

El grandioso crepúsculo boreal del pensamiento esquizofrénico

La sublime interpretación delirante de la realidad

No renunciaré jamás al lujo primordial de tus caídas vertiginosas
   oh locura de diamante

VIENES EN LA NOCHE CON EL HUMO FABULOSO DE TU CABELLERA

Apareces
La vida es cierta
El olor de la lluvia es cierto
La lluvia te hace nacer
Y golpear a mi puerta Oh árbol
Y la ciudad el mar que navegaste
Y la noche se abren a tu paso
Y el corazón vuelve de lejos a asomarse Hasta llegar a tu frente
Y verte como la magia resplandeciente
Montaña de oro o de nieve
Con el humo fabuloso de tu cabellera
Con las bestias nocturnas en los ojos
Y tu cuerpo de rescoldo
Con la noche que riegas a pedazos
Con los bloques de noche que caen de tus manos
Con el silencio que prende a tu llegada
Con el trastorno y el oleaje
Con el vaivén de las casas
Y el oscilar de luces y la sombra más dura
Y tus palabras de avenida fluvial
Tan pronto llegas y te fuiste
Y quieres poner a flote mi vida
Y sólo preparas mi muerte
Y la muerte de esperar
Y el morir de verte lejos
Y los silencios y el esperar el tiempo
Para vivir cuando llegas
Y me rodeas de sombra
Y me haces luminoso
Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar
Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu ser
Estrella desprendiéndose en el apocalipsis
Entre bramidos de tigres y lágrimas
De gozo y gemir eterno y eterno
Solazarse en el aire rarificado
En que quiero aprisionarte
Y rodar por la pendiente de tu cuerpo
Hasta tus pies centelleantes
Hasta tus pies de constelaciones gemelas
En la noche terrestre
Que te sigue encadenada y muda
Enredadera de tu sangre
Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno
Acuario encerrando planetas y caudas
Y la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el equilibrio de los mares
Y tu cerebro de materia luminosa
Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar
Y te envuelve
Y que tus pies transitan
Abriendo huellas indelebles
Donde puede leerse la historia del mundo
Y el porvenir del universo
Y ese ligarse luminoso de mi vida
A tu existencia

BATALLA AL BORDE DE UNA CATARATA
Tener entre las manos largamente una sombra
De cara al sol
Tu recuerdo me persiga o me arrastre sin remedio
Sin salida sin freno sin refugio sin habla sin aire
El tiempo se transforma en casa de abandono
En cortes longitudinales de árboles donde tu imagen se disuelve en humo
El sabor más amargo que la historia del hombre conozca
El mortecino fulgor y la sombra
El abrir y cerrarse de puertas que conducen al dominio encantado de tu nombre Donde todo perece
Un inmenso campo baldío de hierbas y de pedruscos interpretables
Una mano sobre una cabeza decapitada
Los pies
Tu frente
Tu espalda de diluvio
Tu vientre de aluvión un muslo de centellas
Una piedra que gira otra que se levanta y duerme en pie
Un caballo encantado un arbusto de piedra un lecho de piedra
Una boca de piedra y ese brillo que a veces me rodea
Para explicarme en letra muerta las prolongaciones misteriosas de
      tus manos que vuelven con el aspecto amenazante de un cuarto
      modesto con una cortina roja que se abre ante el infierno
Las sábanas el cielo de la noche
El sol el aire la lluvia el viento
Sólo el viento que trae tu nombre

LA LEVE PISADA DEL DEMONIO NOCTURNO

En el gran contacto del olvido
A ciencia cierta muerto
Tratando de robarte a la realidad
Al ensordecedor rumor de lo real
Levanto una estatua de fango purísimo De barro de mi sangre
De sombra lúcida de hambre intacto
De jadear interminable
Y te levantas como un astro desconocido
Con tu cabellera de centellas negras
Con tu cuerpo rabioso e indomable
Con tu aliento de piedra húmeda
Con tu cabeza de cristal
Con tus orejas de adormidera
Con tus labios de fanal
Con tu lengua de helecho
Con tu saliva de fluido magnético
Con tus narices de ritmo
Con tus pies de lengua de fuego
Con tus piernas de millares de lágrimas petrificadas
Con tus ojos de salto nocturno
Con tus dientes de tigre
Con tus venas de arco de violín
Con tus dedos de orquesta
Con tus uñas para abrir las entrañas del mundo
Y vaticinar la pérdida del mundo
En las entrañas del alba
Con tus axilas de bosque tibio
Bajo la lluvia de tu sangre
Con tus labios elásticos de planta carnívora
Con tu sombra que intercepta el ruido
Demonio nocturno
Así te levantas para siempre
Pisoteando el mundo que te ignora
Y que ama sin saber tu nombre
Y que gime tras el olor de tu paso
De fuego de azufre de aire de tempestad
De catástrofe intangible y que merma cada día
Esa porción en que se esconden los designios nefastos y la sospecha
   que tuerce la boca del tigre que en las mañanas escupe para
   hacer el día


En el agua dorada el sol quemante
refleja la mano del zenit.

1
Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta años
Bajo la influencia nociva del judaismo sobre la vida monástica
De las aves de azúcar de heno de hielo de alumbre o de bolsillo
Amo el amor de faz sangrienta con dos inmensas puertas al vacío
El amor como apareció en doscientos cincuenta entregas durante cinco años
El amor de economía quebrantada
Como el país más expansionista
Sobre millares de seres desnudos tratados como bestias
Para adoptar esas sencillas armas del amor
Donde el crimen pernocta y bebe el agua clara
De la sangre más caliente del día

2

Amo el amor de ramaje denso
Salvaje al igual de una medusa
El amor-hecatombe
Esfera diurna en que la primavera total
Se columpia derramando sangre
El amor de anillos de lluvia
De rocas transparentes De montañas que vuelan y se esfuman
Y se convierten en minúsculos guijarros
El amor como una puñalada
Como un naufragio
La pérdida total del habla del aliento
El reino de la sombra espesa
Con los ojos salientes y asesinos
La saliva larguísima
La rabia de perderse
El frenético despertar en medio de la noche
Bajo la tempestad que nos desnuda
Y el rayo lejano transformando los árboles
En leños de cabellos que pronuncian tu nombre
Los días y las horas de desnudez eterna

3

Amo la rabia de perderte
Tu ausencia en el caballo de los días
Tu sombra y la idea de tu sombra
Que se recorta sobre un campo de agua
Tus ojos de cernícalo en las manos del tiempo
Que me deshace y te recrea
El tiempo que amanece dejándome más solo
Al salir de mi sueño que un animal antidiluviano perdido en la
       sombra de los días
Como una bestia desdentada que persigue su presa
Como el milano sobre el cielo evolucionando con una precisión de relojería
Te veo en una selva fragorosa y yo cerniéndome sobre ti
Con una fatalidad de bomba de dinamita
Repartiéndome tus venas y bebiendo tu sangre
Luchando con el día lacerando el alba
Zafando el cuerpo de la muerte
Y al fin es mío el tiempo
Y la noche me alcanza
Y el sueño que me anula te devora
Y puedo asimilarte como un fruto maduro
Como una piedra sobre una isla que se hunde

4

El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándome el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia

5

Verte los días el agua lenta
Una cabellera la arena de oro
Un volcán regresa a su origen
Verte si cuento las horas
La espalda del tiempo divinamente llagada
Una ánfora desnuda hiende el agua
El rocío guarda tu cuerpo
En lo recóndito de una montaña mágica
Cubierta de zapatos de muñeca y de tarjetas de visita de los dioses
Armodio Nerón Calígula Agripina Luis II de Baviera
Antonio Cretina César
Tu nombre aparece intermitente
Sobre un ombligo de panadería
A veces ocupa el horizonte
A veces puebla el cielo en forma de minúsculas abejas
Siempre puedo leerlo en todas direcciones
Cuando se agranda y se complica de todas las palabras que lo siguen
O cuando no es sino un enorme pedazo de lumbre
O el paso furtivo de las bestias del bosque
O una araña que se descuelga lentamente sobre mi cabeza
O el alfabeto enfurecido

6

El agua lenta las variaciones mínimas lentas
El rostro leve lento
El suspiro cortado leve
Los guijarros minúsculos
Los montes imperceptibles
El agua cayendo lenta
Sobre el mundo
Junto a tu reino calcinante
Tras los muros el espacio
Y nada más el gran espacio navegable
El cuarto sube y baja
Las olas no hacen nada
El perro ve la casa
Los lobos se retiran
El alba acecha para asestarnos su gran golpe
Ciegos dormidos
Un árbol ha crecido
En vano cierro las ventanas
Miro la luna
El viento no ha cesado de llamar a mi puerta
La vida oscura empieza

(De La tortuga ecuestre)

"JUEGO SURREALISTA DEL SI
1) O.   Si llegaran dos personas y ocuparan el diván sin decir palabra.
    M.   No volvería a comer pan los domingos.
2) M.   Si dos soldados escupieran su bandera.
     O.   La calle se convetiría en un corredor de Hotel de estación de ferrocarril.
3) O.   Si el agua se decidiera a salir del vaso que la contiene
     M.  Qué delicia matar sin descanso todos los niños nacidos en el mes de noviembre.
4) M.   Si la luz terminara para siempre.
     O.   El despertar enmudecería humillado.
5) O.   Si me dijeran que estaba muerto hace ocho días.
    M.   Ya el amor sería cuestión reservada a los puerco.
6) M.   Si la llama y el agua bebieran la una a la otra.
     O.   El gendarme llamaría a sus colegas y se echaría a llorar
7) O.   Si la luz hablara.
    M.   El sol fatigado iría a ver si llueve.
8) M.   Si una moneda y otra moneda fueran exactamente iguales
     O.   Las letras cambiarían de sitio y se formaría una injuria.
9) O.   Si resucitáramos.
    M.   Devoraría los pelos y las uñas de mi amor.
10)M.   Si este mes fuera largo como un año y esta noche larga como un siglo.    O.   No valdría la pena hablar más.

                    c           
                    i          
                    e           
      b     a     n         n     0   m
C    E    N    T   A   U    R   O
i      s    0     0         b     0   r
e     t     r     r          e          0
n     i     a     0         s       
       a     s     s           
       s


Cien toros se enteran áureos
Se entierran
Reos
Se aterran
De ramas zamarras

Deberes de toros ortodoxos
O rojos los cien toros
Los cien tarros

Si en T (arde) arde la T
Ardiente te miente
— Niega la A la T
De diente nace: arte
Demente arde de día

La poesía
Que prefiero
EN AMOR
"Je fis d'abord le pré
ou R, la mort"

Los jazminaretes de los las
Barcos de cielo
En hielo alado delesedeseledualmente

En la noche de mayomar
En la

VIAJE HACIA LA NOCHE

Es mi morada suprema, de la que ya no se vuelve.
                                                                                                           Krishna, en el Bhagavad Gita.

Como una madre sostenida por ramas fluviales
de espanto y de luz de origen
como un caballo esquelético
radiante de luz crepuscular
tras el ramaje denso de árboles y árboles de angustia
lleno de sol el sendero de estrellas marinas
el acopio fulgurante
de datos perdidos en la noche cabal del pasado
como un jadear eterno si sales a la noche
al viento calmar pasan los jabalíes
las hienas hartas de rapiña
hendido a lo largo el espectáculo muestra
faces sangrientas de eclipse lunar
el cuerpo en llamaradas oscila
por el tiempo
sin espacio cambiante
pues el eterno es el inmóvil
y todas las píedras arrojadas
al vendaval a los puntos cardinales
vuelvencomo pájaros señeros
devorando lagunas de años derruidos
insondables telarañas de tiempo caído y leñoso
oquedades herrumbrosas
en el silencio piramidal
mortecino parpadeante esplendor
para decirme que aún vivo
respondiendo por cada poro de mi cuerpo
al poderío de tu nombre oh Poesía.

Lima, la horrible, 24 de julio o agosto de 1949
(De Otros poemas en español)

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”