En el día del Padre, por lo general, se celebra y se recuerda la noción del padre bueno y amoroso. Noción que tiene mucho que ver con las ideas religiosas que tenemos de Dios y con esas hermosas experiencias que quedan de nuestra niñez y de la relación con un ser tan amado como lo es el Padre. Pero no siempre, por mucho que podamos hacer el esfuerzo, esa idea permanece en nuestros recuerdos e historias. Bendecidos han sido aquellos que tienen en sus memorias recuerdos tiernos del padres bueno y amoroso que tuvieron, eso representa una oportunidad que nos ofrece la vida para cambiar estas historias y crear otras mucho más y tan humanas como las que nos ofrece Louise Glück con este poema.
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Louise Glück (USA, 1943) |
LA FANTASÍA DE TELÉMACO
Algunas veces pienso en los años
de mi padre en esas islas: ¿por qué
resultaba tan atractivo
a las mujeres? Estaba en apuros entonces, supongo
que desesperado. Creo
que las mujeres prefieren a un hombre
aún entero, en pie, pero
a punto de derrumbarse: semejante
desmoronamiento les recuerda
a la pasión. Las imagino viviendo
durante toda su vida
completamente desvestidas. Tuvieron que
cegarle, pienso, todas esas mujeres
mucho más jóvenes que él
a las que claramente volvía locas, dispuestas
a hacer todo lo que él deseara. ¿Será
una suerte hallar circunstancias
tan propicias a la voluntad de uno, vivir
durante tantos años
sin oposición, libre de frustraciones? Uno
por fuerza ha de creerse
enteramente bueno o digno. Yo
supongo que con el tiempo o bien
te conviertes en un monstruo o bien
el amado acaba viendo al que eres. Nunca
he deseado la vida de mi padre
ni tengo idea alguna
de lo que sacrificó
para sobrevivir aquella vez. Menos peligroso
es creer que se sintió atraído por ellas
así que se quedó
para ver quiénes eran. Pienso, aún así,
que siendo un hombre de imaginación
en cierta medida
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