Poeta: Luis Alberto Crespo
Encima de los sacos de papel
arriba, pegados a las telarañas
y las hojas de sábila, veíamos
por las rendijas del techo, y con tapas de
cerveza
rayábamos el hollín.
La monté en chuco y pudo abrir un hueco grande
hasta la calle: las casas por dentro, la gente
aplastada,
las cuadras, hasta el dique.
Entró el fresco de las partes altas,
de las maporas.
Éramos un par de tijeretas
dándole la vuelta al campanario,
parados en el reloj, durmiendo.
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