![]() |
Angela Molina (Venezuela) |
Angela Molina
Las hembras
Las hembras paren a sus hijos y
entierran a sus maridos.
Después se mueren sin
lamentarse,
con una comprensión que lo
abarca todo.
No se rompen, se secan las lágrimas
que saltan y siguen adelante.
Las impulsa la vida, no saben
hacer más.
Las hembras desean, devoran,
protegen,
lamen las heridas de los otros,
nunca lamen las propias.
Desgarran la carne con las uñas, gritan con gemidos que atraviesan paredes,
atrapan con brazos y piernas, aspiran los aromas hasta el último aliento.
No abandonan: se desinteresan,
genuinamente.
Quieren comerse el mundo en
cada hombre,
echan un hombre al mundo en
cada parto.
Viven, intensamente, y no
esperan.
Escuchan las largas sinrazones
de los que lo esperan todo.
Sonríen, a veces, con
indulgencia.
Se exasperan, únicamente por
sus hijos,
piensan que todavía hay algo
por hacer, algo que pueden salvar.
No se creen fuertes, (lo son,
sin saberlo).
Lo esencial las diluye y las
seduce.
Hacia allá se dirigen.
Se precisa la herida
Yo vengo de una generación de mujeres terribles
solas como ángeles perversos
de aquellas que no saben
renunciar
Yo vengo del naufragio
Yo nací de la casta de esas que
no se distraen con los pájaros
Somos las que se asoman al
vértigo
y una poblada de hachas y
colmillos nos cercenan los pies
Yo soy la madrugada en pleno
mediodía
No hay levedad en mí
Ráfagas de metralla el hielo el
silencio que hiere los oídos
Roce lunar. Espejo
Todas llevamos esta herida que
los otros no miran
La tachan de desdén de
enfermedad de capricho de histeria
Las mujeres se enredan en sus
ciclos de luna
Y nosotras partimos, derivamos
Tenemos laceradas las plantas
de los pies
Yo soy punto de fuga y el
exilio
al otro lado, se llama Poesía
©Angela Molina
No hay comentarios:
Publicar un comentario