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Juan F. Cárceles - Como abrazar al viento Óleo sobre papel |
LAS NUBES
¡Qué libremente se van
las nubes, qué lentamente!
Y
cuando el monte prudente
las llama oscuro, le dan
áureas migajas de pan
y siguen alucinadas
por las sabanas moradas
que tienen costas de fuego
-en las que se pierden luego
suaves, dementes, calladas.
EL VIENTO
"El viento es un hombre pequeñito.
"Un hombre pequeñito que se
incomoda increíblemente, y que se ríe sin huella de decoro porque no se le ve,
cuando la rabia infla sus menguados carrillos y nos asusta increíblemente.
"El viento es un hombre
pequeñito".
LAS NUBES
Las nubes son unos sabios inocentes.
Mientras pasean a través del gran
espacio del aire, arguyendo con sus hermosas manos, sus vastos ropajes son
incesantemente destruidos por el viento.
Pero una infinita misericordia los
rehace, y sin que ellos se percaten nunca, a la manera de un sastre jovial les
teje lienzos con deslumbrantes cacerías y escenas mágicas.
Las nubes son unos sabios inocentes;
también reyes de salvajes barbas, que los aprisionan y conducen hacia el
crepúsculo de sangre.
DEL VIENTO
El viento negro de la
noche mesa las angustiadas copas de los álamos. Tocan reciamente a la puerta.
"Es el viento que bate en la verja, madre".
Ella busca en la mesa,
donde el cono amarillo de la lámpara, con un exacto borde, da primero
nacimiento a sus manos gordezuelas, luego al moño blanco. "¿Dónde está mi
dedal, hijo?". "El diablo esconde las cosas, madre”.
Las manos aceradas de
él hojean el cuaderno de recuerdos. "Se nos han perdido las cartas del
abuelo, madre". Un largo grito, cortado de un sollozo. "Es sólo el
gato que la luna hiela en el tejado".
"¿Y cómo fue que
dijo el abuelo aquella vez, madre?". Las manos, taraceadas de azul, dejan
la aguja, en que la luz rebrilla un instante. "Si supieras que se me ha
olvidado". El viento muere de pronto con un golpe ronco en la ventana.
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