![]() |
Octavio Paz (1914, México - 1998, México) |
Pasado
en Claro
Octavio
Paz
(1974)
Fair
seed-time had my soul, and I grew up
Foster’d alike by beauty and by fear...
Foster’d alike by beauty and by fear...
W. W., The Prelude
(I, 265-266)
Oídos
con el alma,
pasos
mentales más que sombras,
sombras
del pensamiento más que pasos,
por
el camino de ecos
que
la memoria inventa y borra:
sin
caminar caminan
sobre
este ahora, puente
tendido
entre una letra y otra.
Como
llovizna sobre brasas
dentro de mí los pasos pasan
hacia lugares que se vuelven aire.
Nombres: en una pausa
desaparecen, entre dos palabras.
dentro de mí los pasos pasan
hacia lugares que se vuelven aire.
Nombres: en una pausa
desaparecen, entre dos palabras.
El
sol camina sobre los escombros
de lo que digo, el sol arrasa los parajes
confusamente apenas
amaneciendo en esta página,
el sol abre mi frente,
de lo que digo, el sol arrasa los parajes
confusamente apenas
amaneciendo en esta página,
el sol abre mi frente,
balcón al
voladero
dentro
de mí.
Me alejo de mí mismo,
sigo
los titubeos de esta frase,
senda de piedras y de cabras.
senda de piedras y de cabras.
Relumbran
las piedras en la sombra.
Y
la negra marea de las sílabas
cubre el papel y entierra
sus raíces de tinta
en el subsuelo del lenguaje.
cubre el papel y entierra
sus raíces de tinta
en el subsuelo del lenguaje.
Desde
mi frente salgo a un mediodía
del tamaño del tiempo.
del tamaño del tiempo.
El
asalto de siglos del baniano
contra la vertical paciencia de la tapia
es menos largo que esta momentánea
bifurcación del pensamiento
entre lo presentido y lo sentido.
contra la vertical paciencia de la tapia
es menos largo que esta momentánea
bifurcación del pensamiento
entre lo presentido y lo sentido.
Ni
allá ni aquí: por esa linde
de duda, transitada
sólo por espejeos y vislumbres,
donde el lenguaje se desdice,
voy al encuentro de mí mismo.
de duda, transitada
sólo por espejeos y vislumbres,
donde el lenguaje se desdice,
voy al encuentro de mí mismo.
La
hora es bola de cristal.
Entro
en un patio abandonado:
aparición de un fresno.
aparición de un fresno.
Verdes
exclamaciones
del viento entre las ramas.
del viento entre las ramas.
Del
otro lado está el vacío.
Patio
inconcluso, amenazado
por
la escritura y sus incertidumbres.
Ando
entre las imágenes de un ojo
desmemoriado. Soy una de sus imágenes.
desmemoriado. Soy una de sus imágenes.
El
fresno, sinuosa llama líquida,
es un rumor que se levanta
hasta volverse torre hablante.
es un rumor que se levanta
hasta volverse torre hablante.
Jardín
ya matorral: su fiebre inventa bichos
que luego copian las mitologías.
que luego copian las mitologías.
Adobes,
cal y tiempo:
entre
ser y no ser los pardos muros.
Infinitesimales
prodigios en sus grietas:
el hongo duende, vegetal Mitrídates,
la lagartija y sus exhalaciones.
el hongo duende, vegetal Mitrídates,
la lagartija y sus exhalaciones.
Estoy
dentro del ojo: el pozo
donde desde el principio un niño
está cayendo, el pozo donde cuento
lo que tardo en caer desde el principio,
el pozo de la cuenta de mi cuento
por donde sube el agua y baja
mi sombra.
donde desde el principio un niño
está cayendo, el pozo donde cuento
lo que tardo en caer desde el principio,
el pozo de la cuenta de mi cuento
por donde sube el agua y baja
mi sombra.
El patio, el muro, el fresno, el pozo
en
una claridad en forma de laguna
se desvanecen. Crece en sus orillas
una vegetación de transparencias.
se desvanecen. Crece en sus orillas
una vegetación de transparencias.
Rima
feliz de montes y edificios
se desdobla el paisaje en el abstracto
espejo de la arquitectura.
se desdobla el paisaje en el abstracto
espejo de la arquitectura.
Apenas
dibujada,
suerte de coma horizontal (
)
entre el cielo y la tierra,
una piragua solitaria.
suerte de coma horizontal (
entre el cielo y la tierra,
una piragua solitaria.
Las
olas hablan nahua.
Cruza
un signo volante las alturas.
Tal
vez es una fecha, conjunción de destinos:
el haz de cañas, prefiguración del brasero.
el haz de cañas, prefiguración del brasero.
El
pedernal, la cruz, esas llaves de sangre
¿alguna
vez abrieron las puertas de la muerte?
La
luz poniente se demora,
alza
sobre la alfombra simétricos incendios,
vuelve
llama quimérica
este
volumen lacre que hojeo
(estampas:
los volcanes, los cúes y, tendido,
manto
de plumas sobre el agua,
Tenochtitlán
todo empapado en sangre).
Los
libros del estante son ya brasas
que el sol atiza con sus manos rojas.
que el sol atiza con sus manos rojas.
Se
rebela mi lápiz a seguir el dictado.
En
la escritura que la nombra
se eclipsa la laguna.
se eclipsa la laguna.
Doblo
la hoja. Cuchicheos:
me espían entre los follajes
de las letras.
me espían entre los follajes
de las letras.
Un charco es mi memoria.
Lodoso
espejo: ¿dónde estuve?
Sin
piedad y sin cólera mis ojos
me miran a los ojos
desde las aguas turbias de ese charco
que convocan ahora mis palabras.
me miran a los ojos
desde las aguas turbias de ese charco
que convocan ahora mis palabras.
No
veo con los ojos: las palabras
son mis ojos. Vivimos entre nombres;
lo que no tiene nombre todavía
no existe: Adán de lodo,
no un muñeco de barro, una metáfora.
son mis ojos. Vivimos entre nombres;
lo que no tiene nombre todavía
no existe: Adán de lodo,
no un muñeco de barro, una metáfora.
Ver
al mundo es deletrearlo.
Espejo
de palabras: ¿dónde estuve?
Mis
palabras me miran desde el charco
de
mi memoria. Brillan,
entre
enramadas de reflejos,
nubes
varadas y burbujas,
sobre
un fondo del ocre al brasilado,
las
sílabas de agua.
Ondulación
de sombras, visos, ecos,
no escritura de signos: de rumores.
no escritura de signos: de rumores.
Mis
ojos tienen sed. El charco es senequista:
el agua, aunque potable, no se bebe: se lee.
Al sol del altiplano se evaporan los charcos.
el agua, aunque potable, no se bebe: se lee.
Al sol del altiplano se evaporan los charcos.
Queda
un polvo desleal
y unos cuantos vestigios intestados.
¿Dónde estuve?
y unos cuantos vestigios intestados.
¿Dónde estuve?
Yo estoy en donde estuve:
entre
los muros indecisos,
del mismo patio de palabras.
del mismo patio de palabras.
Abderramán,
Pompeyo, Xicoténcatl,
batallas
en el Oxus o en la barda
con
Ernesto y Guillermo. Las mil hojas,
verdinegra
escultura del murmullo,
jaula
del sol y la centella
breve
del chupamirto: la higuera primordial,
capilla
vegetal de rituales
polimorfos,
diversos y perversos.
Revelaciones
y abominaciones:
el
cuerpo y sus lenguajes
entretejidos,
nudo de fantasmas
palpados
por el pensamiento
y
por el tacto disipados,
argolla
de la sangre, idea fija
en
mi frente clavada.
El
deseo es señor de espectros,
el deseo nos vuelve espectros:
somos enredaderas de aire
en árboles de viento,
manto de llamas inventado
y devorado por la llama.
el deseo nos vuelve espectros:
somos enredaderas de aire
en árboles de viento,
manto de llamas inventado
y devorado por la llama.
La
hendedura del tronco:
sexo, sello, pasaje serpentino
cerrado al sol y a mis miradas,
abierto a las hormigas.
sexo, sello, pasaje serpentino
cerrado al sol y a mis miradas,
abierto a las hormigas.
La
hendedura fue pórtico
del
más allá de lo mirado y lo pensado:
allá
dentro son verdes las mareas,
la
sangre es verde, el fuego verde,
entre
las yerbas negras arden estrellas verdes:
es
la música verde de los élitros
en
la prístina noche de la higuera;
-allá
dentro son ojos las yemas de los dedos,
el tacto mira, palpan las miradas,
los ojos oyen los olores;
el tacto mira, palpan las miradas,
los ojos oyen los olores;
-allá
dentro es afuera,
es todas partes y ninguna parte,
las cosas son las mismas y son otras,
encarcelado en un icosaedro
hay un insecto tejedor de música
y hay otro insecto que desteje
los silogismos que la araña teje
colgada de los hilos de la luna:
es todas partes y ninguna parte,
las cosas son las mismas y son otras,
encarcelado en un icosaedro
hay un insecto tejedor de música
y hay otro insecto que desteje
los silogismos que la araña teje
colgada de los hilos de la luna:
-allá
dentro el espacio
es una mano abierta y una frente
que no piensa ideas sino formas
que respiran, caminan, hablan, cambian
y silenciosamente se evaporan;
es una mano abierta y una frente
que no piensa ideas sino formas
que respiran, caminan, hablan, cambian
y silenciosamente se evaporan;
-allá
dentro, país de entretejidos ecos,
se despeña la luz, lenta cascada,
entre los labios de las grietas:
la luz es agua, el agua tiempo diáfano
donde los ojos lavan sus imágenes;
se despeña la luz, lenta cascada,
entre los labios de las grietas:
la luz es agua, el agua tiempo diáfano
donde los ojos lavan sus imágenes;
-allá
dentro los cables del deseo
fingen eternidades de un segundo
que la mental corriente eléctrica
enciende, apaga, enciende,
resurrecciones llameantes
del alfabeto calcinado;
fingen eternidades de un segundo
que la mental corriente eléctrica
enciende, apaga, enciende,
resurrecciones llameantes
del alfabeto calcinado;
-no
hay escuela allá dentro,
siempre
es el mismo día, la misma noche
siempre,
siempre,
no
han inventado el tiempo todavía,
no ha envejecido el sol,
esta nieve es idéntica a la yerba,
siempre y nunca es lo mismo,
nunca ha llovido y llueve siempre,
todo está siendo y nunca ha sido,
pueblo sin nombre de las sensaciones,
nombres que buscan cuerpo,
impías transparencias,
jaulas de claridad donde se anulan
la identidad entre sus semejanzas,
la diferencia en sus contradicciones.
no ha envejecido el sol,
esta nieve es idéntica a la yerba,
siempre y nunca es lo mismo,
nunca ha llovido y llueve siempre,
todo está siendo y nunca ha sido,
pueblo sin nombre de las sensaciones,
nombres que buscan cuerpo,
impías transparencias,
jaulas de claridad donde se anulan
la identidad entre sus semejanzas,
la diferencia en sus contradicciones.
La
higuera, sus falacias y su sabiduría:
prodigios de la tierra
-fidedignos, puntuales, redundantes-
y la conversación con los espectros.
Aprendizajes con la higuera:
hablar con vivos y con muertos.
prodigios de la tierra
-fidedignos, puntuales, redundantes-
y la conversación con los espectros.
Aprendizajes con la higuera:
hablar con vivos y con muertos.
También
conmigo mismo.
La procesión del año:
cambios
que son repeticiones.
El
paso de las horas y su peso.
La
madrugada: más que luz, un vaho
de
claridad cambiada en gotas grávidas
sobre
los vidrios y las hojas:
el
mundo se atenúa
en
esas oscilantes geometrías
hasta
volverse el filo de un reflejo.
Brota
el día, prorrumpe entre las hojas,
gira sobre sí mismo
y de la vacuidad en que se precipita
gira sobre sí mismo
y de la vacuidad en que se precipita
surge,
otra vez corpóreo.
El
tiempo es luz filtrada.
Revienta
el fruto negro
en
encarnada florescencia,
la
rota rama escurre savia lechosa y acre.
Metamorfosis
de la higuera:
si
el otoño la quema, su luz la transfigura.
Por
los espacios diáfanos
se
eleva descarnada virgen negra.
El
cielo es giratorio lapizlázuli:
viran au ralenti sus continentes,
insubstanciales geografías.
viran au ralenti sus continentes,
insubstanciales geografías.
Llamas
entre las nieves de las nubes.
La
tarde más y más de miel quemada.
Derrumbe silencioso de horizontes:
la luz se precipita de las cumbres,
la sombra se derrama por el llano.
Derrumbe silencioso de horizontes:
la luz se precipita de las cumbres,
la sombra se derrama por el llano.
A
la luz de la lámpara -la noche
ya dueña de la casa y el fantasma
de mi abuelo ya dueño de la noche-
yo penetraba en el silencio,
cuerpo sin cuerpo, tiempo
sin horas. Cada noche,
máquinas transparentes del delirio,
dentro de mí los libros levantaban
arquitecturas sobre una sima edificadas.
Las alza un soplo del espíritu,
un parpadeo las deshace.
ya dueña de la casa y el fantasma
de mi abuelo ya dueño de la noche-
yo penetraba en el silencio,
cuerpo sin cuerpo, tiempo
sin horas. Cada noche,
máquinas transparentes del delirio,
dentro de mí los libros levantaban
arquitecturas sobre una sima edificadas.
Las alza un soplo del espíritu,
un parpadeo las deshace.
Yo
junté leña con los otros
y
lloré con el humo de la pira
del
domador de potros;
vagué
por la arboleda navegante
que
arrastra el Tajo turbiamente verde:
la
líquida espesura se encrespaba
tras
de la fugitiva Galatea;
vi
en racimos las sombras agolpadas
para
beber la sangre de la zanja:
mejor quebrar terrones
por la ración de perro del
labrador avaro
que regir las naciones
pálidas de los muertos;
tuve
sed, vi demonios en el Gobi;
en
la gruta nadé con la sirena
(y
después, en el sueño purgativo,
fendendo i drappi, e
mostravami ’l ventre,
quel mí sveglió col puzzo
che n’uscia);
grabé
sobre mi tumba imaginaria:
no muevas esta lápida,
soy rico sólo en huesos;
aquellas
memorables
pecosas peras encontradas
en
la cesta verbal de Villaurrutia;
Carlos
Garrote, eterno medio hermano,
Dios te salve, me dijo al
derribarme
y era, por los espejos del insomnio
repetido, yo mismo el que me hería;
y era, por los espejos del insomnio
repetido, yo mismo el que me hería;
Isis
y el asno Lucio; el pulpo y Nemo;
y los libros marcados por las armas de Príapo,
leídos en las tardes diluviales
el cuerpo tenso, la mirada intensa.
y los libros marcados por las armas de Príapo,
leídos en las tardes diluviales
el cuerpo tenso, la mirada intensa.
Nombres
anclados en el golfo
de mi frente: yo escribo porque el druida,
bajo el rumor de sílabas del himno,
encina bien plantada en una página,
me dio el gajo de muérdago, el conjuro
que hace brotar palabras de la peña.
de mi frente: yo escribo porque el druida,
bajo el rumor de sílabas del himno,
encina bien plantada en una página,
me dio el gajo de muérdago, el conjuro
que hace brotar palabras de la peña.
Los
nombres acumulan sus imágenes.
Las
imágenes acumulan sus gaseosas,
conjeturales
confederaciones.
Nubes y nubes, fantasmal galope
de las nubes sobre las crestas
de mi memoria. Adolescencia,
país de nubes.
Nubes y nubes, fantasmal galope
de las nubes sobre las crestas
de mi memoria. Adolescencia,
país de nubes.
Casa grande,
encallada
en un tiempo
azolvado. La plaza, los árboles enormes
donde anidaba el sol, la iglesia enana
-su torre les llegaba a las rodillas
pero su doble lengua de metal
a los difuntos despertaba.
azolvado. La plaza, los árboles enormes
donde anidaba el sol, la iglesia enana
-su torre les llegaba a las rodillas
pero su doble lengua de metal
a los difuntos despertaba.
Bajo
la arcada, en garbas militares,
las cañas, lanzas verdes,
carabinas de azúcar;
en el portal, el tendejón magenta:
frescor de agua en penumbra,
ancestrales petates, luz trenzada,
y sobre el zinc del mostrador,
diminutos planetas desprendidos
del árbol meridiano,
los tejocotes y las mandarinas,
amarillos montones de dulzura.
las cañas, lanzas verdes,
carabinas de azúcar;
en el portal, el tendejón magenta:
frescor de agua en penumbra,
ancestrales petates, luz trenzada,
y sobre el zinc del mostrador,
diminutos planetas desprendidos
del árbol meridiano,
los tejocotes y las mandarinas,
amarillos montones de dulzura.
Giran
los años en la plaza,
rueda de Santa Catalina,
y no se mueven.
rueda de Santa Catalina,
y no se mueven.
Mis palabras,
al
hablar de la casa, se agrietan.
Cuartos y cuartos, habitados
sólo por sus fantasmas,
sólo por el rencor de los mayores
habitados. Familias,
Cuartos y cuartos, habitados
sólo por sus fantasmas,
sólo por el rencor de los mayores
habitados. Familias,
criaderos
de alacranes:
como a los perros dan con la pitanza
vidrio molido, nos alimentan con sus odios
y la ambición dudosa de ser alguien.
como a los perros dan con la pitanza
vidrio molido, nos alimentan con sus odios
y la ambición dudosa de ser alguien.
También
me dieron pan, me dieron tiempo,
claros en los recodos de los días,
remansos para estar solo conmigo.
claros en los recodos de los días,
remansos para estar solo conmigo.
Niño
entre adultos taciturnos
y
sus terribles niñerías,
niño
por los pasillos de altas puertas,
habitaciones
con retratos,
crepusculares
cofradías de los ausentes,
niño
sobreviviente
de
los espejos sin memoria
y
su pueblo de viento:
el
tiempo y sus encarnaciones
resuelto
en simulacros de reflejos.
En
mi casa los muertos eran más que los vivos.
Mi madre, niña de mil años,
madre del mundo, huérfana de mí,
abnegada, feroz, obtusa, providente,
jilguera, perra, hormiga, jabalina,
carta de amor con faltas de lenguaje,
mi madre: pan que yo cortaba
con su propio cuchillo cada día.
Mi madre, niña de mil años,
madre del mundo, huérfana de mí,
abnegada, feroz, obtusa, providente,
jilguera, perra, hormiga, jabalina,
carta de amor con faltas de lenguaje,
mi madre: pan que yo cortaba
con su propio cuchillo cada día.
Los
fresnos me enseñaron,
bajo la lluvia, la paciencia,
a cantar cara al viento vehemente.
bajo la lluvia, la paciencia,
a cantar cara al viento vehemente.
Virgen
somnílocua, una tía
me enseñó a ver con los ojos cerrados,
ver hacia dentro y a través del muro.
me enseñó a ver con los ojos cerrados,
ver hacia dentro y a través del muro.
Mi
abuelo a sonreír en la caída
y a repetir en los desastres: al hecho, pecho.
(Esto que digo es tierra
y a repetir en los desastres: al hecho, pecho.
(Esto que digo es tierra
sobre
tu nombre derramada: blanda te sea.)
Del vómito a la sed,
atado al potro del alcohol,
mi padre iba y venía entre las llamas.
Del vómito a la sed,
atado al potro del alcohol,
mi padre iba y venía entre las llamas.
Por
los durmientes y los rieles
de una estación de moscas y de polvo
una tarde juntamos sus pedazos.
de una estación de moscas y de polvo
una tarde juntamos sus pedazos.
Yo
nunca pude hablar con él.
Lo
encuentro ahora en sueños,
esa borrosa patria de los muertos.
esa borrosa patria de los muertos.
Hablamos
siempre de otras cosas.
Mientras
la casa se desmoronaba
yo crecía. Fui (soy) yerba, maleza
entre escombros anónimos.
yo crecía. Fui (soy) yerba, maleza
entre escombros anónimos.
Días
como
una frente libre, un libro abierto.
No
me multiplicaron los espejos
codiciosos que vuelven
cosas los hombres, número las cosas:
ni mando ni ganancia. La santidad tampoco:
el cielo para mí pronto fue un cielo
deshabitado, una hermosura hueca
y adorable. Presencia suficiente,
cambiante: el tiempo y sus epifanías.
codiciosos que vuelven
cosas los hombres, número las cosas:
ni mando ni ganancia. La santidad tampoco:
el cielo para mí pronto fue un cielo
deshabitado, una hermosura hueca
y adorable. Presencia suficiente,
cambiante: el tiempo y sus epifanías.
No
me habló dios entre las nubes;
entre
las hojas de la higuera
me
habló el cuerpo, los cuerpos de mi cuerpo.
Encarnaciones
instantáneas:
tarde
lavada por la lluvia,
luz
recién salida del agua,
el
vaho femenino de las plantas
piel
a mi piel pegada: ¡súcubo!
-como
si al fin el tiempo coincidiese
consigo
mismo y yo con él,
como
si el tiempo y sus dos tiempos
fuesen
un solo tiempo
que
ya no fuese tiempo, un tiempo
donde
siempre es ahora y a todas horas siempre,
como
si yo y mi doble fuesen uno
y
yo no fuese ya.
Granada
de la hora: bebí sol, comí tiempo.
Dedos
de luz abrían los follajes.
Zumbar
de abejas en mi sangre:
el blanco advenimiento.
el blanco advenimiento.
Me
arrojó la descarga
a la orilla más sola. Fui un extraño
entre las vastas ruinas de la tarde.
a la orilla más sola. Fui un extraño
entre las vastas ruinas de la tarde.
Vértigo
abstracto: hablé conmigo,
fui doble, el tiempo se rompió.
fui doble, el tiempo se rompió.
Atónita
en lo alto del minuto
la carne se hace verbo -y el verbo se despeña.
Saberse desterrado en la tierra, siendo tierra,
es saberse mortal. Secreto a voces
y también secreto vacío, sin nada adentro:
no hay muertos, sólo hay muerte, madre nuestra.
Lo sabía el azteca, lo adivinaba el griego:
el agua es fuego y en su tránsito
nosotros somos sólo llamaradas.
la carne se hace verbo -y el verbo se despeña.
Saberse desterrado en la tierra, siendo tierra,
es saberse mortal. Secreto a voces
y también secreto vacío, sin nada adentro:
no hay muertos, sólo hay muerte, madre nuestra.
Lo sabía el azteca, lo adivinaba el griego:
el agua es fuego y en su tránsito
nosotros somos sólo llamaradas.
La
muerte es madre de las formas...
El
sonido, bastón de ciego del sentido:
escribo muerte y vivo en ella
por un instante. Habito su sonido:
es un cubo neumático de vidrio,
vibra sobre esta página,
desaparece entre sus ecos.
escribo muerte y vivo en ella
por un instante. Habito su sonido:
es un cubo neumático de vidrio,
vibra sobre esta página,
desaparece entre sus ecos.
Paisajes
de palabras:
los
despueblan mis ojos al leerlos.
No
importa: los propagan mis oídos.
Brotan
allá, en las zonas indecisas
del lenguaje, palustres poblaciones.
del lenguaje, palustres poblaciones.
Son
criaturas anfibias, son palabras.
Pasan
de un elemento a otro,
se
bañan en el fuego, reposan en el aire.
Están
del otro lado. No las oigo, ¿qué dicen?
No
dicen: hablan, hablan.
Salto de un cuento a otro
por
un puente colgante de once sílabas.
Un
cuerpo vivo aunque intangible el aire,
en todas partes siempre y en ninguna.
en todas partes siempre y en ninguna.
Duerme
con los ojos abiertos,
se
acuesta entre las yerbas y amanece rocío,
se
persigue a sí mismo y habla solo en los túneles,
es
un tornillo que perfora montes,
nadador
en la mar brava del fuego
es
invisible surtidor de ayes,
levanta
a pulso dos océanos,
anda
perdido por las calles
palabra
en pena en busca de sentido,
aire
que se disipa en aire.
¿Y
para qué digo todo esto?
Para
decir que en pleno mediodía
el aire se poblaba de fantasmas,
sol acuñado en alas,
ingrávidas monedas, mariposas.
el aire se poblaba de fantasmas,
sol acuñado en alas,
ingrávidas monedas, mariposas.
Anochecer.
En la terraza
oficiaba la luna silenciaria.
oficiaba la luna silenciaria.
La
cabeza de muerto, mensajera
de las ánimas, la fascinante fascinada
por las camelias y la luz eléctrica,
sobre nuestras cabezas era un revoloteo
de las ánimas, la fascinante fascinada
por las camelias y la luz eléctrica,
sobre nuestras cabezas era un revoloteo
de
conjuros opacos. ¡Mátala!
gritaban las mujeres
y la quemaban como bruja.
gritaban las mujeres
y la quemaban como bruja.
Después,
con un suspiro, feroz, se santiguaban.
Luz esparcida, Psiquis...
Luz esparcida, Psiquis...
¿Hay mensajeros? Sí,
cuerpo
tatuado de señales
es el espacio, el aire es invisible
tejido de llamadas y respuestas.
es el espacio, el aire es invisible
tejido de llamadas y respuestas.
Animales
y cosas se hacen lenguas,
a
través de nosotros habla consigo mismo
el
universo. Somos un fragmento
-pero
cabal en su inacabamiento-
de
su discurso. Solipsismo
coherente
y vacío:
desde
el principio del principio
¿qué
dice? Dice que nos dice.
Se
lo dice a sí mismo. Oh madness of discourse,
that cause sets up with and against itself!
that cause sets up with and against itself!
Desde
lo alto del minuto
despeñado
en la tarde de plantas fanerógamas
me
descubrió la muerte.
Y
yo en la muerte descubrí al lenguaje.
El
universo habla solo
pero los hombres hablan con los hombres:
hay historia. Guillermo, Alfonso, Emilio:
el corral de los juegos era historia
y era historia jugar a morir juntos.
pero los hombres hablan con los hombres:
hay historia. Guillermo, Alfonso, Emilio:
el corral de los juegos era historia
y era historia jugar a morir juntos.
La
polvareda, el grito, la caída:
algarabía, no discurso.
algarabía, no discurso.
En
el vaivén errante de las cosas,
por
las revoluciones de las formas
y
de los tiempos arrastradas,
cada
una pelea con las otras,
cada
una se alza, ciega, contra sí misma.
Así,
según la hora cae desen-
lazada, su injusticia pagan. (Anaximandro.)
lazada, su injusticia pagan. (Anaximandro.)
La
injusticia de ser: las cosas sufren
unas
con otras y consigo mismas
por
ser un querer más, siempre ser más que más.
Ser
tiempo es la condena, nuestra pena es la historia.
Pero
también es el lugar de prueba:
reconocer
en el borrón de sangre
del
lienzo de Verónica la cara
del
otro -siempre el otro es nuestra víctima.
Túneles,
galerías de la historia
¿sólo
la muerte es puerta de salida?
El
escape, quizás, es hacia dentro.
Purgación
del lenguaje, la historia se consume
en la disolución de los pronombres:
ni yo soy ni yo más sino más ser sin yo.
en la disolución de los pronombres:
ni yo soy ni yo más sino más ser sin yo.
En
el centro del tiempo ya no hay tiempo,
es movimiento hecho fijeza, círculo
anulado en sus giros.
es movimiento hecho fijeza, círculo
anulado en sus giros.
Mediodía:
llamas
verdes los árboles del patio.
Crepitación de brasas últimas
entre la yerba: insectos obstinados.
Crepitación de brasas últimas
entre la yerba: insectos obstinados.
Sobre
los prados amarillos
claridades:
los pasos de vidrio del otoño.
Una
congregación fortuita de reflejos,
pájaro
momentáneo,
entra
por la enramada de estas letras.
El
sol en mi escritura bebe sombra.
Entre
muros -de piedra no:
por la memoria levantados-
transitoria arboleda:
luz reflexiva entre los troncos
y la respiración del viento.
por la memoria levantados-
transitoria arboleda:
luz reflexiva entre los troncos
y la respiración del viento.
El
dios sin cuerpo, el dios sin nombre
que
llamamos con nombres
vacíos
-con los nombres del vacío-,
el
dios del tiempo, el dios que es tiempo,
pasa
entre los ramajes
que
escribo. Dispersión de nubes
sobre
un espejo neutro:
en
la disipación de las imágenes
el
alma es ya, vacante, espacio puro.
En
quietud se resuelve el movimiento.
Insiste
el sol, se clava
en
la corola de la hora absorta.
Llama
en el tallo de agua
de las palabras que la dicen,
la flor es otro sol.
de las palabras que la dicen,
la flor es otro sol.
La
quietud en sí misma
se disuelve. Transcurre el tiempo
sin transcurrir. Pasa y se queda. Acaso,
aunque todos pasamos, no pasa ni se queda:
hay un tercer estado.
se disuelve. Transcurre el tiempo
sin transcurrir. Pasa y se queda. Acaso,
aunque todos pasamos, no pasa ni se queda:
hay un tercer estado.
Hay
un estar tercero:
el ser sin ser, la plenitud vacía,
hora sin horas y otros nombres
con que se muestra y se dispersa
en las confluencias del lenguaje
no la presencia: su presentimiento.
el ser sin ser, la plenitud vacía,
hora sin horas y otros nombres
con que se muestra y se dispersa
en las confluencias del lenguaje
no la presencia: su presentimiento.
Los
nombres que la nombran dicen: nada,
palabra de dos filos, palabra entre dos huecos.
palabra de dos filos, palabra entre dos huecos.
Su
casa, edificada sobre el aire
con ladrillos de fuego y muros de agua,
se hace y se deshace y es la misma
desde el principio. Es dios:
habita nombres que lo niegan.
con ladrillos de fuego y muros de agua,
se hace y se deshace y es la misma
desde el principio. Es dios:
habita nombres que lo niegan.
En
las conversaciones con la higuera
o entre los blancos del discurso,
en la conjuración de las imágenes
contra mis párpados cerrados,
el desvarío de las simetrías,
los arenales del insomnio,
el dudoso jardín, de la memoria
o en los senderos divagantes,
era el eclipse de las claridades.
o entre los blancos del discurso,
en la conjuración de las imágenes
contra mis párpados cerrados,
el desvarío de las simetrías,
los arenales del insomnio,
el dudoso jardín, de la memoria
o en los senderos divagantes,
era el eclipse de las claridades.
Aparecía
en cada forma
de desvanecimiento.
de desvanecimiento.
Dios sin cuerpo,
con
lenguajes de cuerpo lo nombraban
mis sentidos. Quise nombrarlo
con un nombre solar,
una palabra sin revés.
mis sentidos. Quise nombrarlo
con un nombre solar,
una palabra sin revés.
Fatigué
el cubilete y el ars combinatoria.
Una sonaja de semillas secas
las letras rotas de los nombres:
hemos quebrantado a los nombres,
hemos dispersado a los nombres,
hemos deshonrado a los nombres.
Una sonaja de semillas secas
las letras rotas de los nombres:
hemos quebrantado a los nombres,
hemos dispersado a los nombres,
hemos deshonrado a los nombres.
Ando
en busca del nombre desde entonces.
Me fui tras un murmullo de lenguajes,
ríos entre los pedregales
color ferrigno de estos tiempos.
Me fui tras un murmullo de lenguajes,
ríos entre los pedregales
color ferrigno de estos tiempos.
Pirámides
de huesos, pudrideros verbales:
nuestros señores son gárrulos y feroces.
nuestros señores son gárrulos y feroces.
Alcé
con las palabras y sus sombras
una casa ambulante de reflejos,
torre que anda, construcción de viento.
una casa ambulante de reflejos,
torre que anda, construcción de viento.
El
tiempo y sus combinaciones:
los años y los muertos y las sílabas,
cuentos distintos de la misma cuenta.
los años y los muertos y las sílabas,
cuentos distintos de la misma cuenta.
Espiral
de los ecos, el poema
es aire que se esculpe y se disipa,
fugaz alegoría de los nombres
verdaderos. A veces la página respira:
los enjambres de signos, las repúblicas
errantes de sonidos y sentidos,
en rotación magnética se enlazan y dispersan
sobre el papel.
es aire que se esculpe y se disipa,
fugaz alegoría de los nombres
verdaderos. A veces la página respira:
los enjambres de signos, las repúblicas
errantes de sonidos y sentidos,
en rotación magnética se enlazan y dispersan
sobre el papel.
Estoy en donde estuve:
voy detrás del murmullo,
pasos dentro de mí, oídos con los ojos,
el murmullo es menta, yo soy mis pasos,
oigo las voces que yo pienso,
las voces que me piensan al pensarlas.
voy detrás del murmullo,
pasos dentro de mí, oídos con los ojos,
el murmullo es menta, yo soy mis pasos,
oigo las voces que yo pienso,
las voces que me piensan al pensarlas.
Soy
la sombra que arrojan mis palabras.
México
y Cambridge, Mass.,
del
9 de septiembre al 27 de diciembre de 1974.
No hay comentarios:
Publicar un comentario