Razón de cuerpo y tiempo

                                               

                                                        EDUARDO HARO IBARS
                                                                  (1948 - 1988)


                                                                Para Juan Angel, compañero en Metrópolis 
                                                                 en recuerdo de cuando ambos éramos "The Green Lantern".

Recuerda la muerte de los niños por la tarde,
ese silbido de Buicks de plata y el oscuro sabor del porto-flip
entre los senos de satén de la chica platino
Recuerda la canción que un diamante sin rumbo
entonaba al atravesar reformatorios y prisiones diversas
cuerpos ya sin más fronteras
que el tiempo de un grito la espera ansiosa de un jadeo
el cántico naranja de tus labios de vidrio
Mueren o morían niños Plata en el pelo
Mercurio en las entrañas nylón suave
como saco de arañas
tras haber jugado a la mano caliente
por las esquinas de la ciudad de los reflejos
tras haber abierto carne
para que carne entrase
(los más angostos vericuetos —almizcle y rosas—
se abren ante el deseo de los que afuera aguardan).
Y un viento gime —sal y alegoría—
de saberes y cruces
ante el exceso de palabras en tus brazos abiertos
y una teoría sobre el gozar del cuerpo
se desploma— Nyarlathotep cabalga de nuevo
por tu pecho de azufre el caos cabalga de nuevo
disolución de boca en boca o cristal
desesperado o navaja
rasgando el foco de la infección más tierna
allí donde el escroto es nudo de pirámides