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Ana Cristina Henríquez (Venezuela) |
Ocaso
Esta vez
huyes sin saberlo
vuelves conociendo
el mismo sitio
redoblado el cuerpo
redoblado
la mano detenida
amenazante
intrusa
prestamista de almas
testigo primera y última
de mil puertas
batiendo las miradas
en un duelo
de estragos
y de furia
Pero nadie pudo oírte
Te quedaste gritando solo
sin que nadie te oyera
un grito espantoso
primario
quedó amarrado a tu garganta
y en mi despertar esa mañana
te encontré dormido
mejor dicho
deshecho entre mis brazos
con el ardor de las palabras entre los huesos
y las líneas de los sueños descosidas
dónde estoy ahora
balbuceabas
dónde estoy ahora
Te conocí esa tarde
cuando sin mirar siquiera
corriste a la azotea de la cárcel
la Modelo
para saltar al vacío
una sola palabra exigías
un solo destino para tu deseo
Aún escucho tus gritos
un eco inagotable infinito
confesando el robo de las cuatro gallinas
que te llevaron al espanto de saberte violado
a los dieciocho años
una y mil veces
te quitaste la ropa
frente a ellos tus compañeros
pedías como quien ruega por la vida
un disparo para tu cuerpo
así desnudo
implorabas por los pasillos
ante los fusiles de los guardias
tu decisión de muerte
pero nadie pudo oírte
de: Las puertas del sueño (2019).
©Ana Cristina Henríquez
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