Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

Poemas de Andrea Jerez

 

 

Andrea Jerez (Venezuela, 1997)

 Poemas de 

Andrea Jerez

********

No me molestan los gusanos del baño
que salen de la tubería y se pasean
por el orillo de la cerámica.
Mientras me duchaba vi a dos
acurrucados en la esquina,
uno más grande que el otro,
parecían madre e hijo.
Tuve cuidado con el agua que caía
para que no los alcanzara
pero en un momento de descuido
mientras me afeitaba las rodillas
vi al pequeño deslizarse por el desagüe.
Pobre mamá, quedó solo.
Se escondió detrás del champú.
Quise salir de la ducha para dejarla tranquila,
pero recordé a mi prima Tamara
que hace poco perdió a su hijo
y dice que la vida ahora es un infierno,
recordé a mamá que sigue hablando de mi hermana
como si estuviera entre nosotros.
Estiré mi mano encima de ella
y dejé que el agua se resbalara por mi brazo.
Cada gota la alejaba del dolor,
la llevaba hacia su hijo ahogado
en el final de la cañería.

 ********

El primer licor que bebí fue Mistela,
la regalaban las familias andinas
en los nacimientos de sus bebés.
Mis padres no supieron
qué hacer con todas esas botellas
después del entierro,
las conservaron por años
con la esperanza de celebrar
la corta vida de mi hermana.
La tomaba a escondidas
esperando nacer en un rincón
de mí misma, ese espacio inhabitado
en donde pudiese conocer a Alexandra.
No sucedió, pero entendí
que la vida y la muerte
son como los dos lados de una arepa:
Uno más tostado que el otro,
imposibles de ver al mismo tiempo.
Cuando vuelva a nacer
le regalaré frascos de Mistela
a mis parteras y allegados,
abriré una arepa por la mitad,
eructaré en la cara a las señoras
que den golpes en mi espalda
y fingiré que lloro
para que me arrullen
hasta que pueda
descansar en paz.

********

Mis tías dicen que no vivió
porque no la bañaron,
los médicos mienten.
A los bebés el primer día
hay que sumergirlos
en agua de manzanilla,
limpiar bien su lanugo
y dejarlos reposar en el tobo
hasta que se les arruguen los dedos.
Solo así olvidan el útero
y prefieren quedarse acá.
Esa grasa de recién nacida
la hizo resbalosa
para las manos de la familia.
La muerte es más hábil,
agarró a mi hermana,
lavó su piel con un paño húmedo,
le puso agua tibia en su frente
y la metió dentro de una canasta
que mandó a flotar
por la corriente de este río
para que yo la atrape.

********

MAMBA NEGRA

 

Quiero arrastrarme entre las rocas
como una mamba negra
que prepara su nueva piel
antes de la muda.
Para tener escamas gruesas
primero hay que fantasear
con las escamas gruesas.
Espiaré desde el riachuelo
al señor que apaga un cigarrillo
en el lomo de un caballo,
veré cómo los insectos invaden la noche,
encontraré mi reflejo en el agua
y sacaré la lengua, pelaré los colmillos,
me acostumbraré a estos ojos
completamente negros.
No tendré miedo a la furia,
mi veneno también es
sabiduría de la naturaleza.
Podré enrollarme en la pierna
del leñador que me persiga
o morder a la mujer
que juegue conmigo.
Cuando sea el momento
ni me daré cuenta,
en la base de un árbol
quedará tendida
mi piel vieja.

********

MUJER PICHÓN

Mujer pichón dormía en un huevo translucido
la tarde que salí por bosque pino.
Tenía la piel babosa, desplumada
y los ojos perdidos en la neblina del valle.
La vi esconderse entre los restos de cáscara
hasta que dio sus primeros pasos
y destrozó el nido buscando comida.
Mujer pichón no murió de hambre,
encontró lombrices en las grietas del árbol.
No murió de sed, chupó su pelo
después de cada lluvia.
Una mañana, cuando terminé de cantar
la vi tambalear en el borde de una rama.
Mujer pichón está triste, quiere camuflarse
entre las hojas secas y las piñas del bosque,
sabe que no puede aletear con esos brazos flacos,
con esa cola pelada, con esas patas inservibles.
Podría acercarme y ayudarla,
pero es de humanos resolver el destino del otro,
los pájaros dejamos que la naturaleza
siga su curso.

********

DILEMAS RELIGIOSOS

Sería fácil tener fe,
caminaría por estas calles
sintiéndome protegida
como una paloma que se esconde
entre el pelo hípster de Dios.
No correría por las noches
de camino a casa, al contrario,
entraría a esa disco under
donde se emborrachan los Ángeles
de camisas de flores y lentes oscuros.
Si creyera en ellos, dejaría que uno
se acercara y me agarrara
las caderas con respeto
para dejarme llevar.
Bailaría con la confianza
de que mi vida pende
de su música divina
cuyo final está escrito
y no hay nada
que pueda ofrecer
para cambiarlo.

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”