De: Louise Glück
A Robert y Frank
Juguemos a elegir música. Forma favorita
Ópera
Obra favorita.
Fígaro. No. Fígaro y Tannhauser. Ahora
te toca a ti: cántame una.
LA CANCIÓN DE PENÉLOPE
Pequeña alma, siempre desvestida,
haz esto que te ordeno, trepa
por los estantes de las ramas del abeto;
aguarda en la copa, atenta, como un
centinela o un vigía. Pronto llegará a casa;
te corresponde a ti ser
generosa. Tampoco tú has sido del todo
perfecta; con tu problemático cuerpo
has hecho cosas de las que no deberías
hablar en los poemas. Así que
llámalo a través del mar abierto, del mar resplandeciente
con tu canción oscura, con tu avariciosa,
forzada canción: apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te desearía? ¿A qué apetito
demoníaco no corresponderías? Pronto
regresará de allí por donde transcurra su viaje,
bronceado por el tiempo fuera de casa, reclamando
su pollo asado. Ah, tendrás que darle la bienvenida,
tendrás que sacudir las ramas del árbol
para captar su atención,
pero con cuidado, con cuidado, no sea
que desfiguren su hermoso rostro
demasiadas agujas al caer.
CANÁ
¿Qué puedo yo decirte que no sepas
para volver a hacerte temblar?
Forsitias
junto a la cuneta, junto
a las rocas húmedas, sobre los terraplenes
rodeadas de jacintos...
Durante diez años fui feliz.
Estabas aquí; en cierto sentido,
siempre estabas conmigo, la casa, el jardín
constantemente iluminado,
no con luces como las que tenemos en el cielo
sino con esos emblemas de luz
que son más poderosos, al ser
de forma implícita una cosa
terrenal transformada...
Y todo eso se desvaneció,
reabsorbido en un impasible proceso. Entonces,
¿qué nos ayudará a ver,
ahora que las antorchas amarillas se han convertido
en tallos verdes?
TRANQUILO ATARDECER
Me tomas de la mano, estamos solos
en el peligro mortal del bosque. Casi inmediatamente
estamos en una casa; Noah es
ya mayor y se ha marchado; las clematis tras diez años
dan flores blancas de repente.
Más que cualquier otra cosa en el mundo
amo estos atardeceres en que estamos juntos,
los tranquilos atardeceres de verano, el cielo iluminado
aún a estas horas.
Así que Penélope tomó la mano de Odiseo,
no para retenerlo sino para grabarle
esta paz en la memoria:
a partir de este punto, el silencio que atravieses
será mi voz que te persigue.
CEREMONIA
Me dejaron de gustar las alcachofas cuando dejé de comer
mantequilla. El hinojo
no me gustó jamás.
Una cosa que siempre he odiado
de ti: odio que te niegues
a que venga gente a casa. Flaubert
tenía más amigos y Flaubert
era un recluso.
Flaubert estaba loco: vivía
con su madre
Vivir contigo es como vivir
en un internado:
pollo los lunes, pescado los martes.
Tengo amigos de verdad.
Soy amiga
de otros reclusos.
¿Por qué lo llamas rigidez?
¿No puedes llamarlo gusto
por la ceremonia? ¿O es que tu hambre de belleza
la satisface del todo tu propia persona?
Otra cosa: nómbrame a cualquier otra persona
que no tenga muebles.
Comemos pescado los martes
porque los martes es fresco. Si supiera conducir
podríamos comerlo otros días.
Si tanto te desespera
encontrar un precedente, prueba
con Stevens. Stevens
no viajaba nunca: eso no significa
que el placer le fuera ajeno.
El placer quizá no pero sí
la alegría. Cuando hagas alcachofas,
háztelas para ti sola.
PARÁBOLA DEL REY
El gran rey al mirar hacia delante
vio no el destino sino simplemente
el reluciente amanecer sobre
la isla desconocida: como rey
pensaba en imperativos; mejor
no reconsiderar el mundo, mejor
seguir yendo hacia adelante
sobre el resplandor del agua. De todos modos,
qué es el destino sino una estrategia para ignorar
la historia, con sus dilemas
mortales, una forma de entender
el presente, donde se toman
las decisiones, como el necesario
vínculo entre el pasado (imágenes del rey
como un joven príncipe) y el glorioso futuro (imágenes
de jóvenes esclavas). Fuese lo que fuese
lo que tenía en frente, ¿por qué tenía que ser
tan deslumbrante? ¿Quién iba a saber
que no se trataba del sol de siempre
sino de las llamas en ascenso sobre un mundo
a punto de extinguirse?
NOCHE SIN LUNA
Una dama llora en una ventana a oscura.
¿Hemos de decir de qué se trata? ¿No podemos simplemente
decir que es un asunto personal? Es el comienzo del verano;
en la casa de al lado los Light ensayan música klezmer.
Una buena noche: el clarinete está afinado.
En cuanto a la mujer: está dispuesta a esperar una eternidad;
no tiene sentido seguir observándola.
Tras un rato, la luz de la calle se apaga.
Pero ¿es esperar una eternidad
siempre la solución? Nada
es siempre la solución; la solución
depende de la historia.
Qué tremendo error querer
claridad sobre todas las cosas. ¿Qué supone
una sola noche, especialmente
una cosa como ésta, ahora tan próxima a acabar?
Por otro lado, podría haber cualquier cosa,
toda la alegría del mundo, estrellas que se apagan,
la farola que se convierte en una parada de autobús.
PARTIDA
La noche no es oscura, el mundo es oscuro.
Quédate conmigo un poco más.
Tus manos sobre el respaldo de la silla:
eso es lo que recordaré.
Antes de eso, me acaricias ligeramente los hombros.
Como un hombre aprendiendo a esquivar el corazón.
En la otra habitación, la sirvienta discretamente
desconecta la luz que uso para leer.
Esa habitación con sus paredes de caliza:
¿qué impresión tendrás de ella, me pregunto,
una vez empiece tu exilio? Creo que tus ojos
buscarán su luz en lugar de la luna.
Aparentemente, tras tantos años, necesitas
distancia para que su intensidad sea evidente.
Tus manos sobre la silla, acariciando
mi cuerpo y la madera exactamente de la misma forma.
Como un hombre que quisiera sentir nostalgia otra vez,
que estimase la nostalgia más que cualquier otra emoción.
En la playa voces de los agricultores griegos,
impacientes ante el amanecer.
Como si el alba fuera a transformarlos
de agricultores en héroes.
Y antes de eso, me abrazas porque te marchas:
esto que haces son declaraciones,
no preguntas que busquen una respuesta.
¿Cómo voy a saber que me amas
si no veo que me llores?
ÍTACA
El amado no
necesita estar vivo. El amado
vive en la cabeza. El telar
es para los pretendientes, encordado
como un arpa con el hilo blanco de un sudario.
Él era dos personas.
Era el cuerpo y la voz, el sencillo
magnetismo de un hombre vivo, y también
el desplegado sueño o imagen
a los que da forma la mujer que trabaja el telar,
que se sienta ahí en un salón lleno
de hombres sin imaginación.
Igual que le tienes lástima
al engañado mar que intentó
llevárselo para siempre
y solamente se llevó al primero,
al verdadero marido, debes
tenerle lástima a estos hombres: no saben
lo que están mirando;
no saben que cuando uno ama de esta forma
un sudario se convierte en un traje de novia.
EL DESAPEGO DE TELÉMACO
Cuando de niño era testigo
de las vidas de mis padres, ¿sabes
qué me parecía? Me parecía
desgarrador. Ahora me parece
desgarrador, pero también
algo demencial. También
muy divertido.
PARÁBOLA DE LOS REHENES
Los griegos están sentados en la playa
pensando en qué harán cuando acabe la guerra. Nadie
quiere volver a casa, regresar
a esa isla huesuda; todos quieren un poquito más
de lo que hay en Troya, más
vida en vilo, esa sensación de que cada día
venga cargado de sorpresas. Pero como explicarle esto
a quienes se quedaron en casa, para quienes
luchar en una guerra es una excusa
plausible para su ausencia, mientras que
explorar las propias capacidades de distracción
no lo es. Bueno, esto podemos afrontarlo
más tarde; estos
son hombres de acción, dispuestos a dejar
la perspicacia a las mujeres y los niños.
Dándole vueltas a las cosas bajo el calor del sol, complacidos
con la nueva fuerza de sus antebrazos, que parecen
más dorados ahora que cuando estaban en casa, algunos
empiezan a echar un poco de menos a sus familias,
a echar de menos a sus esposas, a querer comprobar
si la guerra los ha envejecido. Y algunos empiezan
a inquietarse un poco: ¿y si la guerra
fuera sólo una versión masculina del disfraz,
un juego concebido para eludir
profundas cuestiones espirituales? Ah,
pero no era sólo eso la guerra. El mundo había empezado
a llamarlos, una opera que comenzó con los altos
acordes de la guerra y que acababa con el flotante aria
de las sirenas.
Allí en la playa, mientras discutían los diversos
horarios para llegar a casa, nadie creía
que fuera a costarles diez años regresar a Ítaca;
nadie previó esa década de dilemas insolubles. Ah, incontestable
pesar del corazón humano: ¡cómo dividir
la belleza del mundo en aceptables
e inaceptables amores! En las costas de Troya,
cómo iban los griegos a saber
que eran ya rehenes: el que una vez
aplaza su viaje está
ya cautivado; ¿cómo iban a saber
que de los pocos que eran
algunos serían retenidos para siempre por los ensueños
de placer,
algunos por el sueño, algunos por la música?
MAÑANA LLUVIOSA
No amas el mundo,
Si amaras el mundo habría
imágenes en tus poemas.
John ama el mundo. Tiene
un lema: no juzgues
si no quieres ser juzgado. No
discutas este punto
con la teoría de que no es posible
amar lo que uno renuncia
a comprender: renunciar
al discurso no significa
suprimir la percepción.
Fíjate en John, fuera en el mundo,
corriendo incluso en un día miserable
como hoy. Que
elijas no mojarte se parece a la patética
preferencia del gato por cazar aves muertas: completamente
consistente con tus dóciles temas espirituales,
el otoño, la pérdida, la oscuridad, etc.
Todos podemos escribir sobre el sufrimiento
con los ojos cerrados. Deberías mostrarles a la gente
algo más de ti misma; mostrarles tu clandestina
pasión por la carne roja.
PARÁBOLA DE LA PÉRGOLA
Una clematis creció al pie de la gran pérgola.
Pese a tener
como modelo un árbol, la pérgola
era una invención humana; todos los años, en mayo,
los verdes cabos de la esforzada enredadera
trepaban la sencilla
pérgola, y tras muchos años
flores blancas brotaron de la madera quebradiza, como
una lluvia de estrellas en el corazón del jardín.
Basta de esa comedia. Ambos sabemos
cómo la enredadera crece sin
la pérgola, cómo se escabulle
por el suelo; ambos la hemos visto
florecer allí, las flores blancas
como los faros delanteros de una serpiente.
Esto no es lo que la enredadera quiere.
Recuerda, para la enredadera, la pérgola
nunca fue la imagen de una prisión: esto no supone
un menoscabo ni una tragedia.
La enredadera sueña con la luz:
¿qué es la vida en la tierra
con sus oscuras libertades
comparado con un ascenso sostenido?
Y, durante una temporada,
cada verano veíamos a la enredadera
revivir su decisión, oscureciendo
de este modo la madera, una estructura
bella en sí misma, como
un puerto o un sauce.
LOS REMORDIMIENTOS DE TELÉMACO
Paciencia como la que mi madre
ponía en práctica con mi padre
(y que él en su profundo
ensimismamiento confundía
con veneración aunque era de hecho
algo parecido a la ira: ¿acaso
no se preguntó nunca por qué
eran tan torpe a la hora de expresar
su natural desenfreno?); infectó
mi niñez. Pacientemente
me alimentaba; pacientemente
supervisaba a los amables
esclavos que me cuidaban, fuese
cual fuese mi conducta, un supuesto
que yo ponía a prueba con creciente
violencia. Me parecía evidente
que desde su perspectiva
yo no existía, puesto
que mis acciones no eran
capaces de molestarla: era
la envidia de mis amigos.
En las décadas siguientes
me enorgullecí de mi padre
por mantenerse alejado
incluso si lo hacía por
las razones equivocadas;
me acostumbré a sonreír
cuando mi madre lloraba.
Espero que ahora pueda
perdonarme esa crueldad; espero
que entendiera qué parecida
era su propia frialdad,
un modo de mantenerse
alejado de lo que
uno ama profundamente.
ANIVERSARIO
Dije que podías acurrucarte. No es lo mismo
que poner tus pies helados encima de mi polla.
Alguien debería enseñarte cómo actuar en la cama.
A mí me parece que lo que deberías
es guardarte tus extremidades para ti sola.
Mira lo que has hecho:
has hecho moverse al gato.
Pero yo no quería tu mano ahí.
Yo quería tu mano aquí.
Deberías prestar atención a mis pies.
Deberías imaginártelos
la próxima vez que veas a una guapa quinceañera.
Porque como aquellos pies hay unos cuantos.
PRADERAS I
Ojalá hubiéramos salido a dar paseos
como Steven y Kathy; entonces
seríamos felices. Se ve incluso
en el perro.
No tenemos perro.
Tenemos un gato hostil.
Creo que Sam es
inteligente; le ofende
ser una mascota.
¿Por qué vuelves siempre a lo de la familia?
¿No podemos ser alguna vez dos adultos?
Mira qué feliz está Capitán, qué
en paz con el mundo. ¿No te encanta
ver cómo se sienta en el césped a observar a los pájaros?
Se piensa
que como es blanco no pueden verlo.
¿Sabes por qué son felices? Se llevan
a los niños. ¿Y sabes por qué pueden irse
de paseo con los niños ? Porque
ellos sí tienen niños.
No se nos parecen en nada; nunca se van
de viaje. Por eso tienen un perro.
¿Te has fijado en cómo Alissa siempre vuelve de paseo
sujetando algo, metiendo la naturaleza
en casa? Flores en primavera,
ramitas en invierno.
Me apuesto a que seguirán llevándose al perro
cuando los niños sean mayores.
Es un perro joven, prácticamente
un cachorro.
Si no podemos pretender
que Sam nos siga. ¿no podríamos
llevarlo con nosotros?
Podrías llevarlo en brazos.
LA BONDAD DE TELÉMACO
Cuando era más joven sentía
pena de mí mismo
compulsivamente; en términos prácticos,
no tenía padre; mi madre
vivía en su telar haciendo conjeturas
sobre la vida erótica de su marido, gradualmente
me fui dando cuenta de que ningún niño de aquella isla tenía
una historia diferente; mis padecimientos
eran la regla general, común
a todos, un vínculo
entre nosotros, y por lo tanto
con la humanidad: qué
vida la de mi madre, sin ningún
tipo de compasión por el sufrimiento
de mi padre, por un alma
fogosa por naturaleza, y por tanto
castigada por elección propia, ni tenía mi padre
idea alguna del coraje de ella, sutilmente
expresado como inacción, siendo él
como era propenso al dramatismo,
a montar un número: me di cuenta
de que podía compartir estas apreciaciones
con mis amigos más cercanos, pues compartían
las suyas conmigo, para ponerlas a prueba,
para refinarlas: como adulto
soy capaz de mirar mis padres
con imparcialidad y sentir lástima de ambos: espero
ser siempre capaz de tenerles lástima.
LA PARÁBOLA DE LA BESTIA
El gato ronda por la cocina
con el pájaro muerto,
su nueva posesión.
Alguien debería hablarle
de ética al gato mientras éste
investiga el lacio pajarillo:
en esta casa
no nos enfrentamos
a los antojos de este modo.
Cuéntale eso al animal,
con sus dientes ya
clavados en la carne de otro animal.
MEDIANOCHE
Háblame, corazón dolorido: qué
ridícula misión te has inventado para estar
llorando en el oscuro garaje
con tu bolsa de basura: no es cosa tuya
sacar la basura, tu trabajo es
vaciar el lavavajillas. Otra vez alardeas,
exactamente igual que en tu niñez; ¿dónde
está tu lado complaciente, tu famoso
distanciamiento irónico? La luz de la luna alcanza
la ventana rota, una luna de verano, delicados
murmullos de la tierra con su pronta dulzura.
¿Es ésta la manera en que te comunicas
con tu marido, negándote a responder
cuando llama, o es esta la forma de comportarse
de un corazón apenado: queriendo estar
a solas con la basura? Si yo fueras tú,
miraría al futuro. Después de quince años,
su voz puede que empiece a cansarse; alguna noche
si no contestas, alguna otra sí lo hará.
SIRENA
Me convertí en una criminal al enamorarme.
Antes de eso era camarera.
No quería irme a Chicago contigo.
Quería casarme contigo, quería
que tu mujer sufriera.
Quería que su vida fuera como una obra de teatro
en la que todas las partes son partes tristes.
¿Piensa una buena persona
de esta manera? Me merezco
que se me reconozca la valentía.
Me senté a oscuras en tu porche delantero.
Lo tenía todo clarísimo:
si tu mujer no te dejaba libre
eso era prueba de que no te amaba.
Si te amaba
¿no querría que fueras feliz?
Ahora me parece
que si sintiera menos sería
una mejor persona. Era
una buena camarera
era capaz de cargar con ocho copas.
Solía contarte mis sueños.
Anoche vi a una mujer sentada en un oscuro autobús:
en el sueño ella llora, el autobús en el que va
se aleja. Con una mano
dice adiós; con la otra acaricia
un cartón de huevos llenos de bebés.
El sueño no supone la salvación de la doncella.
PRADERAS II
Alissa no es que traiga
ramitas para la casa; las ramitas
pertenecen a la perra.
PUERTO DEPORTIVO
Mi corazón era una pared de piedra
que aún así traspasaste.
Mi corazón era el jardín de una isla
a punto de ser pisoteado por ti.
No deseabas mi corazón;
habías puesto rumbo a mi cuerpo.
Nada de eso es culpa mía.
Lo eras todo para mí,
no solo la belleza y dinero.
Cuando hacíamos el amor
el gato se iba a otra habitación.
Luego te olvidaste de mí.
No sin razón
las piedras
temblaban en el jardín cercado
no hay nada allí ahora a salvo
esa cosa salvaje que la gente llama naturaleza
el caos que se apodera de todo.
Me llevaste a un lugar
donde vi la maldad de mi carácter
y me dejaste allí.
El gato abandonado
gime en la alcoba vacía.
PARÁBOLA DE LA PALOMA
Una paloma vivía en una aldea.
Cuando abría la boca
sólo emitía dulzura, un sonido
como una luz plateada alrededor
de la rama del cerezo. Pero
la paloma no estaba satisfecha.
Veía a los aldeanos
congregarse a escuchar bajo
el árbol en flor.
No pensaba: estoy
más alta que ellos.
Quería andar entre ellos.
experimentar la violencia del sentimiento humano
es parte para mejorar su canción.
Así que se transformó en humana.
Halló pasión, halló violencia,
al principio mezcladas, luego
como emociones separadas
y éstas no estaban
restringidas por la música. Así que
su canción se transformó,
las dulces notas de su deseo de ser humana
agriadas y achatadas. Entonces
el mundo retrocedió; la mutante
cayó del amor
como de la rama del cerezo,
cayó manchada con la sangrienta
fruta del árbol.
Así que es verdad después de todo, no sólo
una regla del arte:
cambia de forma y cambiarás tu naturaleza.
Y es esto lo que nos hace el tiempo.
EL DILEMA DE TELÉMACO
Soy incapaz de decidir
qué escribir sobre
la tumba de mis padres. Sé
lo que a él le gustaría: le gustaría
amado, lo que va
ciertamente al caso, sobre todo
si contamos a todas
las mujeres. Pero
eso deja a mi madre
al margen. Me dice
que no le importa
lo más mínimo; prefiere
que la representen
sus propios logros. Me parece
una falta de tacto recordarles
que uno no
honra a los muertos perpetuando
sus vanidades, las
proyecciones que hicieron de sí mismos.
Mi gusto personal me dicta
precisión sin
verborrea; son
mis padres, consecuentemente
los veo juntos,
a veces me inclino por
marido y mujer, otras
por fuerzas enfrentadas.
PRADERAS III
¿Cómo pudieron los Giants bautizar
aquel lugar como las Praderas (1)? Tiene
prácticamente lo mismo en común con un pastizal
que el interior de un horno.
Nueva Jersey
era rural. No quieren
que lo olvidemos.
Simms
no era un garrulo. L T
no era un garrulo (2).
Lo que creo es que deberíamos
mirar lo que nos rodea
de forma realista, por lo que es
en la actualidad.
Eso es lo que
te digo sobre la casa.
Ningún gigante
hablaría como hablas tú.
Serías una persona más simpática
si fueras fan de algo.
Cuando haces eso con la boca
te pareces a tu madre.
¿Sabes qué es lo que son?
Reyes entre los hombres.
¿Qué Rey entonces
despidió a Simms?
(1) Meadowlands (Praderas) era el nombre por el que se conocía al antiguo estadio de los Giants (N del T).
(2) Dos jugadores de los New York Giants: Phil Simms y Lawrence Taylor (N del T).
LA ROCA
Emblema
de los terribles
recovecos de la tierra, espíritu
de la oscuridad, de
la mente criminal, estoy
segura de que hay en tu interior
algo humano, algo a lo que el lenguaje
puede interpelar ¿Cómo si no
abordaste a Eva
con tu adictiva
información? He pagado
amargamente por su
desliz, préstame
por tanto tu atención. Dime
cómo vivís en el infierno,
qué hace falta en el infierno,
pues pienso enviar
allí a mi amado. No
por supuesto para siempre:
tal vez le quiera
de vuelta en algún momento, no
permanentemente herido pero
sí severamente escarmentado,
como nunca lo ha sido, aquí
en la superficie. ¿Qué
he de darle como
protección, qué
escudo que no
le proteja del todo? Has de ser
su guía y su maestro: ayúdale
a que mude la piel
como tú haces, aunque es este caso
le queremos
más viejo por debajo, quizás
un tanto apocado. Confío
en que entiendas estas
sutilezas: ¡pareces
muy interesado, no
te deslizas otra vez bajo tu roca! Oh,
estoy segura de que somos parientes
incluso aunque no seas
humano; tal vez la mía
sea el alma de un reptil después de todo.
EL PODER DE CIRCE
Jamás convertí a nadie en cerdo.
Algunas personas son cerdos; yo les di
aspecto de cerdo.
Estoy harta de ese mundo vuestro
que permite al exterior disfrazar el interior.
Tus hombres no eran malos hombres
una vida indisciplinada
les hizo ser así. Como cerdos,
bajo la atención de
mis cuidados y los de mis chicas, se
ablandaron enseguida.
Entonces revertí el hechizo,
mostrándote mi bondad
además de mi poder. Entendí
que podíamos ser felices aquí,
como lo son hombres y mujeres
si sus necesidades son sencillas. Al mismo tiempo,
adiviné tu partida,
tus hombres desafiando con mi ayuda
los embates del acuciante mar. ¿Crees
que unas pocas lágrimas van a molestarme? Amigo mío,
toda hechicera es
pragmática por naturaleza; nadie
percibe lo esencial si no es capaz
de afrontar los límites. Si tan sólo quisiera retenerte
podría haberte hecha prisionero.
LA FANTASÍA DE TELÉMACO
Algunas veces pienso en los años
de mi padre en esas islas: ¿por qué
resultaba tan atractivo
a las mujeres? Estaba en apuros entonces, supongo
que desesperado. Creo
que las mujeres prefieren a un hombre
aún entero, en pie, pero
a punto de derrumbarse: semejante
desmoronamiento les recuerda
a la pasión. Las imagino viviendo
durante toda su vida
completamente desvestidas. Tuvieron que
cegarle, pienso, todas esas mujeres
mucho más jóvenes que él
a las que claramente volvía locas, dispuestas
a hacer todo lo que él deseara. ¿Será
una suerte hallar circunstancias
tan propicias a la voluntad de uno, vivir
durante tantos años
sin oposición, libre de frustraciones? Uno
por fuerza ha de creerse
enteramente bueno o digno. Yo
supongo que con el tiempo o bien
te conviertes en un monstruo o bien
el amado acaba viendo al que eres. Nunca
he deseado la vida de mi padre
ni tengo idea alguna
de lo que sacrificó
para sobrevivir aquella vez. Menos peligroso
es creer que se sintió atraído por ellas
así que se quedó
para ver quiénes eran. Pienso, aún así,
que siendo un hombre de imaginación
en cierta medida
se convirtió en lo que eran.
PARÁBOLA DEL VUELO
Una bandada de pájaros abandona la ladera de la montaña.
Negros en la tarde primaveral, bronceados a principios de
verano,
elevándose sobre el agua lisa del lago.
¿Por qué de repente se inquieta el hombre joven,
decae la atención que ha puesto en su pareja?
Su corazón no está ya del todo dividido; trata de pensar
en cómo decir esto con cierta compasión.
Ahora oímos las voces de los otros mientras cruzan la biblioteca
hacia la veranda, el porche de verano; los vemos
sentarse donde acostumbran en las diversas hamacas y sillas,
las blancas sillas de madera de la vieja casa, reorganizar
los cojines de rayas.
¿Importa acaso a dónde van los pájaros? ¿Importa incluso
de qué especie son?
Parten de aquí, de eso se trata,
primero sus cuerpos, luego sus tristes gritos.
Y, desde ese momento, dejan de existir para nosotros.
Debes empezar a pensar en nuestra pasión de esa manera.
Cada beso fue real, después
cada beso abandonó la faz de la tierra.
LA DECISIÓN DE ODISEO
El gran hombre le da la espalda a la isla.
Su muerte no sucederá ya en el paraíso
ni volverá a oír
los laudes del paraíso entre los olivos,
junto a las charcas cristalinas bajo los cipreses. Da
comienzo ahora el tiempo en el que oye otra vez
ese latido que es la narración
del mar, al alba cuando su atracción es más fuerte.
Lo que nos trajo hasta aquí
nos sacará de aquí; nuestra nave
se mece en el agua teñida del puerto.
Ahora el hechizo ha concluido.
Devuélvele su vida,
mar que sólo sabe avanzar.
NOSTOS
Había un manzano en el patio
-de esto debe hacer
unos cuarenta años - tras el cual,
sólo un prado. Montones
de azafrán entre la hierba mojada.
Me quedé en aquella ventana:
finales de abril. Flores
primaverales en el patio del vecino.
¿Cuántas veces, en realidad, floreció
el árbol en mí cumpleaños,
el día exacto, no
antes, ni después? Sustitución
de lo inmutable
por lo que cambia, lo que evoluciona.
Sustitución de la imagen
por la tierra implacable. Qué
es lo que sé de este lugar,
el papel de los árboles durante décadas
asumido por un bonsái, voces
que surgen de las pistas de tenis;
campos. Olor a hierba alta, recién cortada.
Lo que uno esperaría de un poeta lírico.
Miramos el mundo una sola vez, en la niñez.
Lo demás es memoria.
LA MARIPOSA
Mira, una mariposa. ¿Pediste un deseo?
Uno no pide deseos a las mariposas.
Tú hazlo. ¿Pediste uno?
Sí.
Pues no cuenta.
EL TORMENTO DEL CIRCE
Me lamento amargamente
de los años en que te amé
en tu presencia y en tu ausencia, me lamento
de la ley, de la vocación
que me prohíbe retenerte, del mar
una lámina de vidrio, de la belleza blanqueada
por el sol de las naves griegas: cómo
voy a tener poder si
no tuve deseo alguno
de transformarte: pues
amaste mi cuerpo,
pues encontraste allí
la pasión que estimábamos
más que otro don, en ese único instante
más allá del honor y la esperanza, más allá
de la lealtad, en el nombre de ese vínculo
te prohíbo
un sentimiento tal por tu mujer
que te permita
descansar a su lado, te prohíbo
que vuelvas a dormir
si no puedo tenerte.
EL DOLOR DEL CIRCE
Finalmente, me di a conocer
a tu mujer como lo haría
un dios, en su propia casa, en
Ítaca, una voz
incorpórea: ella
detuvo su labor, giró la cabeza
primero a la derecha, luego izquierda
aunque era inútil por supuesto
seguirle el rastro a ese sonido hasta
cualquier fuente objetiva: dudo
que vaya a regresar a su telar
con lo que ahora sabe. Cuando
la vuelvas a ver, dile
que así es como un dios se despide:
si me quedo en su cabeza para siempre
permaneceré en tu vida para siempre.
LA TERQUEDAD DE PENÉLOPE
Un pájaro llega a la ventana. Es un error
considerarlos solamente
pájaros, muy a menudo son
mensajeros. Por eso, una vez
se precipitan sobre el alfeizar, se quedan
perfectamente quietos, para burlarse
de la paciencia, alzando la cabeza para cantar
pobrecita, pobrecita, un aviso
de cuatro notas, para volar luego
del alfeizar al olivar como una nube oscura.
¿Pero quién enviaría a una criatura tan liviana
a juzgar mi vida? Tengo ideas profundas
y mi memoria es larga: ¿por qué iba a envidiar esa libertad
cuando tengo humanidad? Aquellos
que tienen el corazón más diminuto son dueños
de la mayor libertad.
LA CONFESIÓN DE TELÉMACO
No
les fue mejor
al marcharse él; básicamente
a mí me fue mejor. Esto
me sorprendió, no porque estuviera convencido
de necesitarlos a ambos sino porque
ya de adulto aún conservaba
algo del hambre infantil
por el ritual. ¿Cómo si no abordar
esa sensación de no ser
amado lo suficiente? Posiblemente
ningún niño sea
amado lo suficiente; no
sabría decirlo. Pero desde el principio
cada uno quiso algo
diferente de mí; tener
que inventar el ser
que cada uno requería en un
momento dado era
menos agotador que
tener que ser
dos personas. Y tras un tiempo
me di cuenta de que yo era
realmente una persona; tenía
mi propia voz, mis propias ideas, aunque
llegara a ellas tarde. no lamento ya
el terrible episodio de los campos,
el ardid que se llevó
a mi padre. Mi madre
llora ya suficiente por todos.
VACÍO
Ya sé por qué te niegas a comprar muebles.
Te niegas a comprar muebles porque estás deprimida.
Te voy a decir cuál es tu problema: no eres
sociable. Deberías
echarte un vistazo; el único momento en que eres del todo feliz
es cuando te pones a trocear pollo.
¿Por qué no podemos hablar de lo que yo quiero hablar?
¿Por qué estás siempre cambiando de tema?
Me ofendes. No es que confunda
reiteración con análisis.
Deberías probar una de esas sustancias químicas,
a lo mejor escribirías más.
A mejor lo tuyo es alguna clase de síndrome de vacío.
¿Sabes por qué cocinas? Porque
te gusta el control. Alguien que cocina es alguien al que le gusta
generar una deuda.
¡Gente de verdad! ¡Auténticos seres humanos
sentados en las sillas de nuestra sala de estar!
Te diré una cosa: voy a aprender
a jugar al brigde.
No pienses en ello como invitados, piensa que son
unos pollos adicionales. Te gustará.
Si tuviéramos más muebles
tendrías más control.
LA CARGA DE TELÉMACO
Nada
fue precisamente difícil porque
las rutinas se adquieren: compensaciones
por las perceptibles
ausencias y omisiones. Mi madre
era la clase de mujer
que te hace saber que está sufriendo y luego
niega ese sufrimiento puesto que según ella
sufrir es algo propio de los esclavos; cuando
trataba de consolarla,
aliviarle su tristeza, me
rechazaba. Ahora me doy cuenta
de que si hubiera sido capaz de ser honesta
entonces habría sido
una estoica. Desafortunadamente
era una reina, quería que se entendiera
que en todo momento había sido ella
la que había elegido su destino. Tendría que estar
loca para elegir ese destino. Bueno,
buena suerte a mi padre, en mi opinión
es un estúpido si supone
que su regreso va a hacerla sentirse
menos sola; tal vez
ésa fuera la razón de su regreso.
PARÁBOLA DE LOS CISNES
En un pequeño lago fuera
del mapa del mundo, vivían
dos cisnes. Como cisnes que eran,
pasaban el ochenta por ciento del día estudiando
su imagen sobre el agua atenta y
el veinte por ciento agasajando a su
amado. Así que
su fama de amantes proviene
sobre todo del narcisismo, que deja
tan poco tiempo libre para
planes de carácter más general. Pero
el destino tenía otros planes: tras diez años, dieron
con un agua fangosa; fuera la suciedad que fuera, se
adhirió al plumaje del macho, que se volvió
instantáneamente gris; al mismo tiempo,
el verdadero propósito del diseño
flexible de su cuello fue revelado. ¡Cuánta
acción sobre el lago, cuánto
había pasado por alto! Pronto o tarde en una larga
vida juntos, toda pareja acaba encontrándose
con alguna emergencia así, algún
drama que les acaba
haciendo daño. Esto
ocurre por una razón: para poner
a prueba el amor y reclamar
una nueva articulación de sus complejos términos.
Así que salió a la luz que macho y hembra
volaban bajo banderas diferentes: mientras
el macho creía que el amor
es lo que uno siente en su corazón
la hembra creía
que el amor es lo que uno hace. Pero esto no es
un cuento sobre la inherente
corrupción del macho, usando como prueba la sórdida
definición de pureza del cisne. Es
una historia sobre la astucia y la inocencia. Diez años
estudió la hembra al macho; se entretenía
cuando él dormía o cuando estaba
convenientemente absorto en el agua,
mientras que el espontáneo macho
actuaba casualmente, al
antojo del momento. En el agua enlodada
discutieron un rato, bajo la tenue luz,
hasta que la discusión fue haciéndose
lentamente abstracta, convirtiéndose
en parte de su canción
al cabo de un tiempo.
BAÑADOR MORADO
Me gusta mirarte trabajar en el jardín
dándome la espalda con tu bañador morado:
tu espalda es mi parte favorita de tu cuerpo,
la parte que está más alejada de tu boca.
A lo mejor deberías pensar un poco en esa boca.
También en tu forma de quitar las malas hierbas,
rompiendo los tallos a nivel del suelo
cuando deberías arrancarlas de raíz.
¿Cuántas veces tengo que decirte
cómo se extiende la hierba, a pesar
de tu montoncito, en una masa oscura que
al igualar la superficie has finalmente
oscurecido del todo? Al verte
con la mirada perdida en las ordenadas
hileras de la huerta, aplicándote
aparentemente a fondo cuando en realidad
haces el peor trabajo posible, pienso
que eres una irritante cosita morada
y que me gustaría que te esfumaras de la faz de la tierra
porque eres todo lo equivocado de mi vida
y te necesito y te quiero para mí.
PARÁBOLA DE LA FE
Ahora, al caer el sol, en las escaleras
de palacio el rey solicita el perdón de su dama.
No es
hipócrita; ha tratado de ser
fiel al momento; ¿existe otra forma de ser
fiel a uno mismo?
La dama
oculta el rostro, en cierta manera
ayudada por las sombras. Llora
por su pasado; cuando se tiene una vida secreta,
las lágrimas de uno no se explican jamás.
Y aún así con gusto el rey cargaría
con la tristeza de su dama: el suyo
es un corazón generoso,
así en el dolor y en la alegría.
¿Sabes acaso
qué significa el perdón? Significa
que el mundo ha pecado, que el mundo
ha de ser perdonado...
REENCUENTRO
Después de que Odiseo haya regresado al fin
irreconocible a Ítaca y asesinado
a los pretendientes que atestaban la sala del trono,
muy delicadamente indica a Telémaco
que salga: como se presentó hace veinte años,
se presenta ahora ante Penélope.
En el suelo de palacio anchas franjas de sol
viran del dorado al rojo. Nada le cuenta
de aquellos años, elige hablar en cambio
solamente de cosas menudas, como sería costumbre
en un hombre y una mujer que llevasen mucho juntos:
una vez ella vea quién es, sabrá qué es lo que ha hecho.
Y mientras habla con ella, ah,
cariñosamente le roza el antebrazo.
EL SUEÑO
Tuve un sueño de lo más raro. Soñé que volvíamos
a estar casados.
Hablabas mucho. No parabas de decir cosas como esto es
razonable.
Cuando me desperté, empecé a leer mis antiguos diarios.
Cuando me desperté, empecé a leer mis antiguos diarios.
Pensé que odiabas los diarios.
Los escribo cuando me siento deprimida. De todos modos,
todos aquellos años en que pensé que éramos tan felices
llevaba un montón de diarios.
¿Alguna vez piensas en ello? ¿Alguna vez te preguntas
si todo el asunto fue una equivocación? En realidad
la mitad de los invitados ya lo dijeron en la boda.
Te diré algo que jamás te he contado:
aquella noche me tomé un Valium.
No dejo de recordar cómo veíamos la televisión,
cómo solía ponerte los pies en el regazo. El gato solía
sentarse
encima de ellos. ¿No sigue pareciéndote
una imagen de alegría, de bienestar? ¿ Por qué
no podía entonces continuar más tiempo?
Porque era un sueño.
Pensé que odiabas los diarios.
Los escribo cuando me siento deprimida. De todos modos,
todos aquellos años en que pensé que éramos tan felices
llevaba un montón de diarios.
¿Alguna vez piensas en ello? ¿Alguna vez te preguntas
si el asunto fue una equivocación? En realidad
la mitad de los invitados ya lo dijeron en la boda.
Te diré algo que jamás te he contado:
aquella noche me tomé un Valium.
No dejo de recordar cómo veíamos la televisión,
cómo solía ponerte los pies en el regazo. El gato solía
sentarse
encima de ellos. ¿No sigue pareciéndote
una imagen de alegría, de bienestar? ¿Por qué
no podía entonces continuar más tiempo?
Porque era un sueño.
OTIS
Una hermosa mañana; nada
murió durante la noche.
Los Light están montando los tutores de los guisantes.
¡Renacer! ¡Renovarse! Y al otro lado del jardín,
muy bajito, alguien ha puesto algo de Otis Redding.
Ahora las grandes melodías
encajan otra vez: tengo veintitrés, voy por el metro
tras Chassler, tras mi amor perdido, abrazada
a mi propio disco, porque tengo que escuchar
este exacto sonido vaya a donde vaya, da igual
al apartamento de quién: ¡qué apartamentos
visité ese verano? No tengo ni idea
de a dónde voy, a punto de dejar Nueva York, de vivir
en el paraíso, pues no soy
consciente del cambio, no me hago idea de lo que le pasará
a Chassler; hasta la necesidad obsesiva, mi único pensamiento
era
que la única tristeza que conectaba con la mía era la de Otis.
Mira, los tutores
han aguantado: Steven
lo ha equilibrado a la primera.
Ahora le toca a las semillas, ahí está Anna
sentada en la tierra con el paquetico abierto.
¿Este es el final, no?
Y tú vuelves a estar aquí conmigo, escuchando conmigo: el mar
ya no me atormenta; aquel
que yo quería ser es quien soy.
EL DESEO
¿Recuerdas aquella vez que pediste un deseo?
Pido un montón de deseos.
La vez que te mentí
sobre la mariposa. Siempre me pregunto
qué deseo pediste.
¿Qué deseo piensas que pedí?
No lo sé. Que yo regresara, que
de alguna manera al final acabáramos juntos.
Pedí lo que pido siempre.
Pedí poder escribir otro poema.
PARÁBOLA DEL REGALO
Mi amiga me regaló
una fucsia, con demasiadas
expectativas puestas en mí, bajo el juramento
aquel frío abril de no dejarla
fuera durante la noche, de un rosa
intenso dentro de su macetita
de plástico... He
matado mi regalo, desprotegidas
flores en una masa de hojas,
al confundirla
con parte de la naturaleza por
culpa de todos esos tallos: qué
hago yo ahora contigo,
antigua cosa viviente
que todavía ayer
te parecías a mi amiga, abundantes
hojas como su pelo sedoso
aunque las hojas tuviesen
una sombra rojiza: la veo
subir los escalones una noche de primavera
sosteniendo el tembloroso
regalo en las manos, con
Eric y Daphne siguiéndola
a pocos pasos, cada uno
portando una toalla de hojas de lechuga:
tantas, tantas cosas que celebrar
esta noche, como si me estuviera diciendo
aquí está el mundo, eso debería
bastar para hacerte feliz.
EL DESEO MÁS SINCERO
Quiero hacer dos cosas:
quiero hacer un pedido de carne a Lobel´s (1)
y quiero montar una fiesta.
No soportas las fiestas. No soportas ningún
grupo de más de cuatro personas.
Si no la soporto
me iré al piso de arriba. Además
sólo voy a invitar a gente que sepa cocinar.
Buenos cocineros y todos mis antiguos amantes.
Quizá incluso a tus exnovias, salvo
a las presumidas.
Si fuera tú,
empezaría con el pedido de carne.
Pondremos bombillas en el jardín.
Cuando veas las caras de la gente
verás lo felices que son.
Algunos bailarán, quizá
Jasmine lleve su cadenita tibetana en el tobillo.
Cuando se cansa, los cascabeles se ralentizan.
Será otra vez primavera; todos
los tulipanes estarán abriéndose.
El tema no es si están o no
contentos los invitados.
El tema es si están o no
muertos.
Confía en mí: nadie
volverá a salir herido.
Por una noche, el cariño
triunfará sobre la pasión. La pasión
estará toda en la música.
Si eres capaz de oír la música
puedes imaginarte la fiesta.
Lo tengo todo planeado: primero
un amor violento, luego
dulzura. para empezar Norma
y luego tal vez los Light.
(1) Una conocida carnicería de Nueva York (N del T).
No hay comentarios:
Publicar un comentario