Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

Alejandro Castro




Alejandro Castro (Caracas, Venezuela)
 

Casalta

 

Tengo que sobrevivirte

entre los perros que de madrugada

profieren la música del odio.

Debajo de las balas encima de la ciudad

día tras día Casalta tengo que sobrevivirte.

 

Pero te llevo conmigo Casalta irremediablemente

con pañales en el balcón y las aceras

tu alegría impostada y el ruido de los dientes en el frío

o quizá en el miedo de cerrar la puerta

y que por sus resquicios entre la jauría

los disparos y el merengue

como si no te importara deforestarte siempre

y encender los bombillos que regala el gobierno

para olvidar.

 

Quiero dejarte aquí Casalta en el poema

tapiarte con los escombros de la infancia.

 

Yo -mi hermano y yo- adivinando

el color de los carros en que mi padre no vendría

inventando canciones de apagón

sobreviviéndote milagrosamente

detrás de las rejas.


El peso de la sangre

 

Voy a escribirte despacio

como si no quisiera morir mañana.

Aquí de este lado del mundo

el reloj tiene agujas.

 

Nada sé de la vida niño

salvo que es más hermosa 

cuando abres esos tremendos 

ojos tuyos como una sentencia.

 

Malgasto aquí un poema

para pedirte no para implorarte

en nombre del peso de la sangre

que no te parezcas a mí.

 

En nada nunca.

 

Escupe a quien te diga

que somos iguales.

 

Hazte lejos de mí

y tu vida será como la mía 

cuando abres esos tremendos 

ojos tuyos que hicieron una casa

de mi bruno corazón.


Centro Plaza

 

antropólogos

historiadores del arte 

profesores de literatura

¿quién podrá traducirle

al colega del futuro

el aroma inaudible del

«haz patria mata un gay» 

«Robertico lo mama bien» 

«dile no al comunismo» 

tanta poesía garabateada

primitiva en las paredes

del pasado?


Horadar la tierra

 

1

Bienaventurados los gusanos 

porque de ellos será el reino

de mi cuerpo: carne para nadie.

 

2

Bienaventurados los pobres

porque no sabrán nunca 

que detrás de la montaña

sigue el mundo

tal como lo conocemos.

 

3

Bienaventurados los poetas

porque ellos horadarán

la tierra.  


Toy Story

 

Lo recuerdo: me miraba

altanera desde la cima

de un G. I. Joe.

 

No pude matarla. 

Aquella caja

no era su ataúd.

 

Recuerdo el día que descubrí 

una             cucaracha

en el baúl de los juguetes

 

y supe que era tiempo 

de crecer.


El día después de los enamorados 

 

                                                             a Verónica

Me pregunto qué hacen los chinos con

tanto corazón rosado cada quince

de febrero. Si algún sótano alberga

los cadáveres de la vendimia, alimento

para ratas que nada saben de economía 

sumergida y todo a cincuenta meta la

mano el día después de los enamorados.

 

Tal vez las abejas de peluche puedan libar

flores de plástico y cada quince de febrero

haya una orgía de conejos y garitos

ebrios de vino barato.       Quizás

si aquel cura supiera en qué devino su hazaña 

si tuviera que leer mil veces gracias con ese

y contemplar filas interminables

frente a hoteles mugrientos sin amor

habría ardido con fruición en la hoguera

del Imperio cada quince de febrero.


Canto a Bolívar

 

Ahora que todo lleva tu nombre, Bolívar,

y no es una metáfora,

vamos a poner las cosas en su sitio.

 

A Miranda no lo mató el bochinche sino tú.

YColombia se hizo grande ahita de miserias.

Yel Olimpo que levantamos,

en alabanza    para que tú reinaras,

es una barriada interminable.

 

Y ahora,

que te ha dado por resucitar o reencarnar,

no hay un alma que no sea alérgica

a tu nombre y eso, Bolívar,

tampoco es una hipérbole.

 

Tu nombre es una coartada,

un sucio billete que nada vale,

una plaza cualquiera repetida,

una esquina.

 

Tu nombre es un país sin mar,

el pico más alto de la cordillera más pobre / del planeta.

 

La única gloria en tu nombre, Libertador,

es una avenida sonora de tacones

talla cuarenta y seis.


Nigérrima 

 

dicen que era una mujer hermosa

Porlamar aullaba a su paso

las palabras más sucias

sin conmover uno solo

de sus ciento ochenta centímetros

 

dicen que abandonó a sus hijos

que un brujo enamorado

convocó a todos los elementos

y la llevó más allá del mar

 

regresó cuando el vientre le dolía

dicen ese que diez veces abierto

todavía clamaba furibundo

 

regresó con gusanos en los pies

por regresar dicen pero ella sin asco

altiva como era hermosa regresó

 

ahora

yo no sé qué decirle su voz arrugada
me mira sabe que pienso el poema
y posa        posa y me mira

sabe que los gusanos vuelven por

su carne y sin asco los espera soberbia

con toda la belleza que le queda.


La ciudad de arcilla  

 

Llueve. A cuántos va a matar

esta vez el barro. Cuántos

van a morir de noche

cuando la casa se les venga encima.

Aquí el miedo no persuade

a nadie. La galerna no acalla

el sarao ni calma la sed.

Llueve. Y la ciudad no es más

hermosa sino más temible.

No hay poetas en los bares

cuando llueve. No hay cristales

para verla resbalar como lágrimas.

Las almas se amontonan

se aglomeran en las salidas del metro

escondidas de la lluvia mientras llueve

en la ciudad de arcilla. Cientos.

Miles. A cuántos va a llevarse la vaguada.

Cuántos van a morir de lluvia. Quién

abrazado a la nevera.  



Navidad

 

Es temporada de renos

en Caracas. Temporada

de pinos de verdad

tan hermosos

que parecen de plástico

y pinos de plástico

tan hermosos

que parecen de verdad.

 

Lo bello siempre parece

de otra especie

de otro mundo:

 

por eso es tan hermosa Caracas

en navidad

por los renos

extraviados y la nieve

bajo el sol absoluto

 

por las luces en el Guaire

y la cruz del norte / vacía

tan lejos

 

de Israel.



Caribe

 

 

De todos los monumentos 
construidos por el hombre 
mi favorito es el mar.

 

 

2 comentarios:

  1. que maravilla encontrarse una poesía con carne y sangre entre sus versos

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  2. Esta poesía es dolorosamente hermosa, llena de una sensibilidad muy especial. Contiene imágenes y metáforas que nos colocan, sensiblemente, a experimentar realidades que sólo, un poeta como el que logró escribirlo, nos pone a vivirlo y a sentirlo. A mi, particularmente, me coloca en el lugar de la contemplación, pero también en de la reflexión acerca de no continuar permitiendo aquellas situaciones que deshumanizan y no facilitan una vida más libre. Es un canto a la necesidad del respeto humano.

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”