Cristo con el Fariseo. Iglesia del Salvador, San Petersburgo |
Lucas 7, 36 - 50
Me invitaste a cenar aquella
tarde
donde solo había juicios
y comida.
Sin querer albergábamos los recuerdos del pasado.
Las añoranzas: sentadas junto a nosotros, besaban
las palmas de mi mano
y con ternura abrazaban
cada rincón de este cuerpo.
Cenábamos tú, ella y yo
con sus cabellos rozando mi cara,
era un día aciago
turbio
oscuro
sacado de un libro de sombras
daba vueltas y vueltas
como remolino en medio de un océano.
Y ahí sentados
éramos los tres:
tú, ella y yo.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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