De reojo observo las jóvenes caricias
siento que me hablan
en ello me estremezco en las sonrisas alimentadas por la noche
ahí, los encuentro acurrucados desgranando los miedos
tumbando sus manos
olvidándose de que sus rostros atraviesan descansados
un fotón que aparece de la nada.
Con audacia sus ojos entran en un abrazo.
Mientras la luna, madre de la discontinuidad,
del sosiego inteligente y la materia
juega al sentido inverso y transforma el espacio en tiempo
colocando la ternura en la ventana
del recinto donde duermen entregados a la movilidad del
destino.
GAP
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