Por Gilberto Aranguren Peraza
En
este lado del silencio
Dios
grita
oculto
en el cuerpo
que
se deshoja
cual
pintura que estimula la noche
el
que vibra
ante
la intimidad
magnética
que
agarró a la angustia
y
la ató
abierta
a la cama
estremecida
con
antiguas voces
de
espacios que esperan que llegues
humedecida
de
luces y ganas
transfiriendo
la orilla del muslo
al
calvario que desnuda mis manos
con
cargas eléctricas
del
cabello
con
nervios
que
escapan en la risa.
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