Una calle en Salford de Edith Le Breton (Reino Unidos, 1912-1992) |
Gilberto Aranguren Peraza
Al fin llegamos al final de la calle
para nuestra sorpresa, pudimos descifrar
cómo los ojos pueden conducirnos
a imágenes engañosas. Un árbol mostraba
en la oscuridad una silueta errada
de una persona
Eso nos llenó de alegría, pudimos reírnos
y descubrir cómo el miedo hace
de nuestras mentes
ficciones
Continuamos la marcha y delante
de nosotros aquella bestia convertida en perro
a veces volteaba su cabeza
nos miraba
como si quisiera precisar que estuviésemos bien
Cada vez que volteaba nosotros
nos mirábamos. Era extraño seguir a un animal
En un momento miré
hacia el cielo y vi a la luna
estaba completa
enormemente completa
El frío seguía su juego nocturno
poco a poco nos dirigíamos al abismo
de una nueva avenida
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