Carmen Luisa Plaza Matheus (Caracas, Venezuela)
CARMEN LUISA PLAZA
Cuando no tengamos adónde acudir volvámonos hacia el rostro que hay ante nosotros. Encaremos al mundo. He aquí a una diosa que da al mundo un sentido.
Que no es ni mito ni significado, sino esa cosa inmediata que es imagen: su sonrisa es alegría, una alegría «eterna».
James Hillman
Bodas en Tipasa
En Tipasa todas las piedras queman. Esta imagen de Camus ayuda en parte a abordar el reto de hacer un comentario sobre un relato donde cada palabra está impregnada de todo el misterio del presente.
El poeta ha hecho el amor con la Tierra. Su cuerpo expandido como un miembro viril vibrante y hambriento se introduce en el mar y sus brazos abarcan el frescor de las aguas, el olor de los granos de arena que danzan en las olas y estrechan los restos de las ruinas dejados en el tiempo.
Con los ojos abiertos para recibir todo destello luminoso de la energía desprendida de esa unión fugaz, Camus besa los reflejos dorados que junto a él penetran en el azul. En ese instante se pierde la individualidad. La posesión es mutua y de esa comunión se obtiene un pedazo de eternidad.
En ese eterno y breve instante el amor baja de los cielos y bendice con pasión la misión del ser humano de ser espectador y participante del destino maravilloso que posee, al realizar esa boda con la Tierra siempre que sea capaz de sentir el deseo. ¿Qué se necesita para ello si el mundo está dispuesto siempre y abierto en su seno para recibir la caricia de los hombres? Un corazón valiente, una gran imaginación y un poco de silencio para oír la llamada que nos susurra el viento.
Las complicadas metas que se ha impuesto el ser humano, la velocidad requerida en las tareas mundanas y la vergüenza de confesar la debilidad que se siente frente a la belleza que nos brinda la pura y sencilla realidad, han separado al individuo del amor y de la capacidad de sentir el fuego de las piedras.
Para Camus el libertinaje está en la unión de la naturaleza con el corazón del ser humano. Mientras seamos testigos de esa unión los deseos de hacer el amor jamás se apagarán, porque pasada la tarde y obscurecidos los brazos que nos han rodeado fugaz e intensamente, volverán a ser día tras día cuando del sol vierta su fuego entre las rocas.
Tipasa obsequió a Camus, o Camus extrajo de Tipasa la experiencia de introducirse dentro del misterio del mundo y de la vida, para experimentar la brevedad e intensidad del descubrimiento y sentirlo como un breve toque de eternidad. Con este conocimiento el poeta da un testimonio a través de la palabra que nace de la boda entre la realidad y la trascendencia.
©Carmen Luisa Plaza
No hay comentarios:
Publicar un comentario