Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

domingo, 30 de agosto de 2020

El tiempo escondido

 

El ídolo de todo los tiempos de Williams Girometti (Italia, 1924 - 1998)

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Relación entre el aquí y el allá

medido con la vara imaginaria de las sombras

camina, corre, nada y vuela

hasta inmiscuirse entre las llamas.

Sus cartas: refugio del pasado

mantienen al enano en el portón del infinito

sin saber hacia dónde se mueven

las manecillas de algodón.

No tiene estatura

la tuvo un día cuando era joven

ahora encorvado

acompaña a los ancianos en los parques

mientras los niños no saben de él

porque tienen toda la vida.

 

Desde esta ventana trato de ver

el tiempo perdido

pero se esconde en la plaza

entre margaritas

y humo de cigarros

espero verlo algún día

aparecer con quien decidió

esconderse en el silencio.

lunes, 17 de agosto de 2020

El armario

 

 

El armario de la ropa blanca de Pieter de Hooch (Países Bajos, 1663)

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

 

Debajo del armario se encuentra, inexplorablemente, un mundo diferente. Está atento a las seducciones tempranas y austeras. Es un espacio infantil que crece y se conmueve cuando expande sus límites. El cajón lleva inmóvil muchos años. Su peso real es más grande que la amargura; por debajo: un Universo propenso a la reducción de su cosmos, antes que alguien de tanto verlo inerte lo mueva y mire con desprecio y a su vez decida barrer, con una escoba de finas cerdas, la cola de un cometa.

 

domingo, 9 de agosto de 2020

Arbusto

 

Después de la Lluvia de Jane Sutherland (EEUU, 1853-1928)

 

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

 

Un murmullo en este silencio confinado

recoge gota a gota

cada cristal del otoño.

Es el día escondiéndose

es la noche con sus cocciones

y aromas de té.

Cae el agua y hace sombra

en este espacio indefinido

de la mesa.

Mientras las lilas deciden hablar

recordándome el arbusto

acondicionado en mi interior.

domingo, 26 de julio de 2020

La mano

Adan y Eva
Adán y Eva de Hans Feibusch /Alemania, 1898 - 1998) . 

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

 

Diluyo mi cuerpo en la imagen

Y la esperanza volcó

la mano hacia la derecha

Ahí estoy yo

Esperando que las luces despierten

Para irme directo al infinito


Se apagaron poco a poco imitando al sol en su despedida y un joven entretenido entendía que el instante subrayaba la fragancia, entusiasmando a la mano que se conducía, sin control, por la frágil monarquía escondida entre las piernas. Aquella, ni se inmutaba por el simple ejercicio del querer. El silencio: único y sincero, alumbraba grandemente los rostros, mientras la mano continuaba el rumbo calmado pero con desespero. Una callada mirada entre la oscuridad y la sombra de unos dedos, deambulaba por la carretera de la vida y entera subía y bajaba con roces suaves y cariñosos encima de la tela. Calculaba los pasos de los dedos, iniciando la diversión de aquella osadía infantil. No era fácil, aún en medio de la oscuridad favorecer el íntimo estímulo. Los dedos tendían el recorrido por el brazo cercano y tomaba las manos que, abiertas, se encontraban para entrelazarse y afianzar el descanso. La mujer, con breve sutileza, abría la cremallera e imaginándose que la suavidad entraría, perfectamente, por el orificio. El pantalón, como obstáculo, se convertía en la masa flexible y elástica que dejaba pasar entre sus fibras una sombra inusitada y atrevida. La mano descubrió que había un pasadizo secreto y se encabritó hasta llegar a la puerta. Dispuesta a iniciar la entrada. Todos los cuerpos se endurecieron, la mirada fija en la mano y un largo aliento dejaba la sensación convertirse frágilmente, en un éxtasis único, el ritmo era seguro. Una gota de sudor corría por la frente del joven mientras que la mujer se despertaba con un temor que sólo podía ser calmado con un final explosivo. Y el alma, el alma del joven se escondió en su mano y por el agujero entraba la misma que besaba la boca, y los ojos impregnados de la luz caían suavemente ante el dominio de la fuerza. La mujer caía, su cuerpo blando se enfurecía y el murmullo se levantaba, mientras las luces despertaban el conjunto. Un sin fín de reconocimientos subían por entre los ojos y los pocos espectadores se levantaban de sus asientos, mientras una pequeña puerta daba a la calle lateral. Como siempre, ella se levantaba extasiada y descansada: “La mano que mece la cuna” le había dado esa tarde una tremenda lección: no invites a desconocidos a tu casa.

Inquietud

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Entradas Inquietantes

Poesía Inquietante

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza
En nuestro día a día, perdemos de vista las cosas sencillas de la vida, el autor Gilberto Aranguren, a través del género poético, construye imágenes que conforman la interioridad de su mundo, le da importancia a cada aspecto de su vida y elige con cuidado aquello que le parece valioso y que pueda marcar totalmente la diferencia, él sabe que hay un mundo en su interior invisible para los demás y que cada evento exterior representa una ventana a su interior, ¡sus poemas son su reflejo!

LIBRO ITINERARIO

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Libro: Los ruidos de la Casa

Libro: Los ruidos de la Casa
La casa es un tejido de ruidos

Los ruidos de la casa

LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”