Las palabras no son inventos de la arbitrariedad

 

El café Gijón. 1950. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cm.
Colección Ángel de las Heras. Madrid.
Obra de Eduardo Vicente

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Las palabras no son inventos de la arbitrariedad.

Terminan siendo lo anterior al parto difícil de la escritura.

Porque el poeta es el menos parecido a la imagen del hombre

sencillamente porque charla con Dios

en su casa, convirtiéndose en amuleto sagrado.

El viento

 

Flora. Antonio Sánchez Cabello. España.

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

“Seré libre, sin dicha ni desdicha,

            como el viento que es vida

            del aire que no es nada”

Fernando Pessoa

De Odas (41)

  

Un rebaño de hojas
inundan los colores del jardín
son ruidos entusiasmados de fantasmas
alborotados por la tarde repleta  
de nostalgias y bálsamos.

Nadie calma las horas  
de estos días de fiestas
los aliños saliendo del caldero
la casa entregada solita
al silencio dado por mucho tiempo.

Y las sábanas en el patio dan la bienvenida
al aire fresco sin máscaras
porque el viento se sienta en la sala
a esperar al destino envuelto
en un saco de palmas.   

El hombre

 

El hombre de vitrubio de Leonardo Da Vinci

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Cubre de sombras esta oscuridad.
Toma la carne, hazla aire batida por las estrellas.
Mientras un mar golpea y golpea la puerta
escóndete entre los brazos de esta razón.

Admito y no concibo la risa poemaria
nazco en el muelle de esta cicatriz
soy copia de los dedos
                                      transfiguración de la tragedia
                                      sangre extrema, melodía de ágil ventolera
                                      con el corazón sacudiendo las venas
                                      mientras la rápida agonía de una muerte incapaz
                                      vive en el lecho apenado de esta invalidez.