Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

Cuento: Amar hasta fracasar (solo la vocal “a”) de Rubén Darío

 

Rubén Dario (Nicaragua, 1867 - 1916)

 Amar hasta fracasar (solo la vocal “a”)

de: Rubén Darío

Hablábamos varios hombres de letras de las cosas curiosas que, desde griegos y latinos, han hecho ingenios risueños, pacientes o desocupados, con el lenguaje. Versos que se pueden leer al revés tanto como al derecho, guardando siempre el mismo sentido, acrósticos arrevesados, en losange; y luego, prosas en que se suprimiera una de las vocales, en largos cuentos castellanos.

Entonces yo les hablé de una curiosidad, en verdad de las más peregrinas, que hice insertar, siendo muy joven, en una revista que dirigía, allá en la lejana Nicaragua, un mi íntimo amigo. Es un cuento corto, en el cual no se suprime una vocal, sino cuatro. Vais a leerlo. No encontraréis otra vocal más que la a. Y os mantendrá con la boca abierta. ¿Su autor?, sudamericano, seguramente, quizás antillano, posiblemente de Colombia. Ignoro e ignoré siempre su nombre. He aquí la lucubración a que me refiero:


 

AMAR HASTA FRACASAR

Trazada para la A

La Habana aclamaba a Ana, la dama más agarbada, más afamada. Amaba a Ana Blas, galán asaz cabal, tal amaba Chactas a Atala.

Ya pasaban largas albas para Ana, para Blas; mas nada alcanzaban. Casar trataban; mas hallaban avaras a las hadas, para dar grata andanza a tal plan.

La plaza, llamada Armas, daba casa a la dama; Blas la hablaba cada mañana; más la mamá, llamada Marta Albar, nada alcanzaba. La tal mamá trataba jamás casar a Ana hasta hallar gran galán, casa alta, ancha arca para apañar larga plata, para agarrar adahalas (1). ¡Bravas agallas! ¿Mas bastaba tal cábala?. Nada ¡ca! ¡nada basta a tajar la llamada aflamada!

Ana alzaba la cama al aclarar; Blas la hallaba ya parada a la bajada. Las gradas callaban las alharacas adaptadas a almas tan abrasadas. Allá, halagadas faz a faz, pactaban hasta la parca amar Blas a Ana, Ana a Blas. ¡Ah ráfagas claras bajadas a las almas arrastradas a amar!. Gratas pasan para apalambrarlas (2) más, para clavar la azagaya (3) al alma. ¡Ya nada habrá capaz a arrancarla!.

Pasaban las añadas (4). Acabada la marcada para dar Blas a Ana las sagradas arras, trataban hablar a Marta para afrancar (5) a Ana, hablar al abad, abastar saya, manta, sábanas, cama, alhajar casa ¡ca! ¡nada faltaba para andar al altar!

Mas la mañana marcada, trata Marta ¡mala andanza! pasar a Santa Clara al alba, para clamar a la santa adaptada al galán para Ana. Agarrada bajaba ya las gradas; mas ¡caramba! halla a Ana abrazada a Blas, cara a cara. ¡Ah! la a nada basta para trazar la zambra armada. Marta araña a Ana, tal arañan las gatas a las ratas; Blas la ampara; para parar las brazadas a Marta, agárrala la saya. Marta lanza las palabras más malas a más alta garganta. Al azar pasan atalayas, alarmadas a tal algazara, atalantadas a las palabras:

-¡Acá! ¡Acá! ¡Atrapad al canalla mata – damas! ¡Amarrad al rapaz!

Van a la casa: Blas arranca tablas a las gradas para lanzar a la armada; mas nada hará para tantas armas blancas. Clama, apalabra, aclara ¡vanas palabras! Nada alcanza. Amarran a Blas. Marta manda a Ana para Santa Clara; Blas va a la cabaña. ¡Ah! ¡Mañana fatal!

¡Bárbara Marta! Avara bajasa (6) al atrancar a Ana tras las barbacanas sagradas (algar (7) fatal para damas blandas). ¿Trataba alcanzar paz a Ana? ¡Ca! ¡Asparla (8), alafagarla, matarla! Tal trataba la malvada Marta. Ana, cada alba, amaba más a Blas; cada alba más aflatada, aflacaba más. Blas, a la banda allá la mar, tras Casa Blanca, asayaba (9) a la par gran mal; a la par balaba (10) allanar las barras para atacar la alfana (11), sacar la amada, hablarla, abrazarla…

Ha ya largas mañanas trama Blas la alcaldada: para tal, habla. Al rayar la alba al atalaya, da plata, saltan las barras, avanza a la playa. La lancha, ya aparada (12) pasa al galán a La Habana. ¡Ya la has amanada (13) gran Blas; ya vas a agarrar la aldaba para llamar a Ana! ¡Ah! ¡Avanza, galán, avanza! Clama alas al alcatraz, patas al alazán ¡avanza, galán, avanza!

Mas para nada alcanzará la llamada: atafagarán (14) más la tapada, taparanla más. Aplaza la hazaña.

Blas la aplaza; para apartar malandanza, trata hablar a Ana para Ana nada más. Para tal alcanzar, canta a garganta baja:

La barca lanzada

allá al ancha mar

arrastra a La Habana

canalla rapaz.

Al tal, mata – damas

llamaban asaz,

mas jamás las mata,

las ha para amar.

Fallas las amarras

hará tal galán,

ca, brava alabarda

llaman a la mar.

Las alas, la aljaba,

la azagaya…¡Bah!

nada, nada basta

a tal batallar.

Ah, marcha, alma Atala

a dar grata paz,

a dar grata andanza

a Chactas acá.

Acabada la cantata Blas anda para acá, para allá, para nada alarmar al adra (15). Ana agradada a las palabras cantadas salta la cama. La dama la da al galán. Afanada llama a ña Blas, aya (16) parda. Ña Blasa, zampada a la larga, nada alcanza la tal llamada; para alzarla, Ana la jala las pasas. La aya habla, Ana la acalla; habla más; la da alhajas para ablandarla. Blasa las agarra. Blanda ya, para acabar, la parda da franca bajada a Ana para la sala magna. Ya allá, Ana zafa aldaba tras aldaba hasta dar a la plaza. Allá anda Blas. ¡Para, para, Blas!

Atrás va Ana. ¡Ya llama! ¡Avanza, galán avanza! Clama alas al alcatraz, patas al alazán. ¡Avanza, galán, avanza!

-¡Amada Ana!..

-¡Blas!…

-¡Ya jamás apartarán a Blas para Ana!

-¡Ah! ¡Jamás!

-¡Alma amada!

-¡Abraza a Ana hasta matarla!

-¡¡Abraza a Blas hasta lanzar la alma!!…

A la mañana tras la pasada, alzaba ancla para Málaga la fragata Atlas. La cámara daba lar para Blas, para Ana…

Faltaba ya nada para anclar; más la mar brava, brava, lanza a la playa la fragata: la vara.

La mar trabaja las bandas: más brava, arranca tablas al tajamar; nada basta a salvar la fragata. ¡Ah tantas almas lanzadas al mar, ya agarradas a tablas claman, ya nadan para ganar la playa! Blas nada para acá, para allá, para hallar a Ana, para salvarla. ¡Ah tantas brazadas, tan gran afán para nada, hállala, más la halla ya matada! ¡¡¡Matada!!!… Al palpar tan gran mal nada bala ya, nada trata alcanzar. Abraza a la ama:

-¡Amar hasta fracasar! -clama…

Ambas almas abrazadas bajan a la nada(17). La mar traga a Ana, traga a Blas, traga más…¡Ca! ya Ana hablaba a Blas para pañal, para fajas, para zarandajas. ¡Mamá, ya, acababa Ana. Papá, ya, acababa Blas!…

Nada habla La Habana para sacar a la plaza a Marta, tras las pasadas; más la palma canta hartas hazañas para cardarla la lana.

Et voilà. ¿Quién me dirá el nombre del autor?

Rubén Darío

FIN

Mundial Magazine,
París, 1913

1. Adahalas, lo mismo que adehalas.
2. Apalambrar, incendiar.
3. Azagaya, dardo.
4. Añadas, el tiempo de un año.
5. Afrancar, dar libertad, licencia.
6. Bajasa, mujer mala (El Diccionario de la Academia no la trae).
7. Algar, caverna o cueva.
8. Aspar, atormentar.
9. Asayar, experimentar.
10. Balar, desear ardientemente.
11. Alfana, iglesia. Voz de la germanía.
12. Aparar, preparar.
13. Amanar, poner a la mano. Ya la tienes a mano
14. Atafagar, fatigar, sofocar.
15. Adra, porción de un barrio, barriada.
16. Aya, se dice vulgarmente de las criadas de razón.
17. Almas por cuerpos, Dios me libre de la impiedad.

 

 

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”