Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

domingo, 25 de septiembre de 2016

La visita del Ángel de la Guarda


Tu ángel de la guarda de Miguel Tinizaray (Ecuador - Noruega)



Autor: Gilberto Aranguren Peraza


Como niño de helado verbo
un ángel posado en la ventana
danza con sus palabras
olorosas a hierbabuena.
Su tristeza inclinada  
ante la perversidad de los hombres
transmite las voces   
de la soledad de cementerios.

No utiliza los moldes silenciosos
provistos de miedos
de carnes arrugadas por años
e hilos de almidón.
Sólo grita con recio dolor
en la conciencia de nuevas
conquistas porque su voz  
no se escucha en las almas.  

Su rabia encerrada en las manos
ahonda las cruces y los secretos
de crepúsculos enfurecidos
transmutadores de sueños
pero la noche convertida en madre
abraza al niño en una sorpresa
por encima del enigma de la ternura
brindada en una habitación.

martes, 20 de septiembre de 2016

Me dijiste voy dormir a gusto



 
Paseo a la luz de la luna  de Van Gogh 1890

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Juntos vimos en el amanecer  
las sombras de las frutas  
dejadas en el canasto
en la puerta donde nosotros
convertidos en ciudades
dibujábamos las palabras en los cuerpos.

Esa noche me dijiste voy dormir a gusto
y esperamos reventar la mañana
en un rincón.

Era preferible estar cerca de tus brazos.

Entonces apareciste temblando bajo la lluvia
salté encima de las horas   
con el rumor de la carne dando vueltas
en mi cabeza de sapo heredada en el camino.

Y fuiste capaz de traerme alientos de tardes  
olorosos y abiertos a esta cama de gritos.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

En breves planicies de letanías



 
Leonid Afrémov. Caminantes en un parque

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Aliviados transitamos como pájaros
por las calles de aire y Cosmos
desorientados
por falta de gravedad

los centímetros
de mi almohada
se renuevan cuando duermo

me arremango   
en breves planicies de letanías
confundidas con el jardín  
de nuestros miedos












viernes, 9 de septiembre de 2016

Lamentos



Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Lamento de Orfeo de Alexander Seon (1896)

“Todos ustedes que pasan por el camino
miren y observen
si hay dolor semejante
al que me atormenta

Lamentaciones 1, 12

¿Sirve pensar desde el rincón
cómo el avión traspasa sin dolor la barrera
del sonido?

Las estrellas brillan con fuerza
                                                   en el firmamento
sus luces como velas derretidas
incendian
                                                       las noches
deduciendo cada olor dormido del día.

Cuando niño quedaba impregnado de tanto cielo
era un recado del alma su inmensidad
los cascos de limón traídos por mi madre
aromaban con dulzura la energía
de un mundo desconocido. 

Sonreíamos cuando hablaban del dos mil
sentíamos susto  
nos aterrorizaban las profecías de Nostradamus
las herencias de Los Mayas
el 22 de diciembre
víspera de Navidad
los bosques calcinados
los pueblos destruidos por el avance
del meteorito surgido de la nada
o por el planeta nunca visto en el sistema.

¡Ahí está! – Decía el profeta –
Se acercará a la Tierra.

Nos abrazará
como Melancolía
en el film de Lar von Trier.

Cuenta nos damos del apocalipsis
                                              en los corazones
la bomba atómica
                                              en las células
los genes dañados por cientos
de crueles generaciones.

De las palabras
los golpes.

De las lluvias radioactivas
caídas después de un discurso presidencial
la infección en la piel
porque derramaron tubos
de Plutonio cerca de los ánimos
dejando achicharradas las ganas
y a los mares repletos de cenizas.

De nada sirvieron los Sueños de Kurosawa
en cines
llenos de humos
                               y silencio.

De nada ha servido el edificio de las Naciones Unidas
pegado al suelo como hueso
sus tendones y cartílagos
esperan el zumbido
                                  de la bomba H.

De mi cerebro
brota el hongo superfluo
de la atroz dinastía
ahora y después de la plasta
colocada por el perro del vecino en mi puerta. 

O cuando escucho a un Director de escuela
justificar a los militares en el poder

o cuando miro el viejo rostro
desahuciado con bolsitas en sus manos
      
                                               tres productos
y una alegría de elefante.

O cuando aplauden al hombre
quien despojó de los sentidos
los hogares y empresas de otros.
 
Verán como los despojan
de lo alcanzado por chantaje.

Mis pies se hunden  
en un hoyo tan profundo
donde se reúnen los adioses de este siglo.
Lo convierten en demonio
en un ser prostituido con válvulas de escape.

Estos diablos no conocen el mal
son los más peligrosos
sus almas prendidas
están en los altares del Señor.

Un día los buenos y los malos
esperarán pacientes
la tranquilidad  
y el amor del otro
colocado en la mesa

parecerá un raro sueño.

Y con ello el tiempo
                            se reduce
a una conciencia aguda.

Inquietud

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Poesía Inquietante

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza
En nuestro día a día, perdemos de vista las cosas sencillas de la vida, el autor Gilberto Aranguren, a través del género poético, construye imágenes que conforman la interioridad de su mundo, le da importancia a cada aspecto de su vida y elige con cuidado aquello que le parece valioso y que pueda marcar totalmente la diferencia, él sabe que hay un mundo en su interior invisible para los demás y que cada evento exterior representa una ventana a su interior, ¡sus poemas son su reflejo!

LIBRO ITINERARIO

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Libro: Los ruidos de la Casa

Libro: Los ruidos de la Casa
La casa es un tejido de ruidos

Los ruidos de la casa

LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”