Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

domingo, 31 de diciembre de 2023

FELIZ AÑO, 2024, LES DESEA LA ISLA INQUIETA

 



A todos nuestros amigos, amigas y eternos compañeros de jornada. A todas aquellas personas que nos han acompañado durante este año lleno de grandes logros y proyectos. Demos gracias a Dios por lo encontrado y roguemos por todo aquello que nos prepara. FELIZ AÑO NUEVO visitantes de La Isla Inquieta. ¡AÑO NUEVO, VIDA NUEVA...!


Gilberto Aranguren Peraza

viernes, 29 de diciembre de 2023

Sentado en la Oscuridad

 

Meki Megara (Mghara) (Marruecos, 1933 - 2009)
Meki Megara (Mghara) (Marruecos, 1933 - 2009)


Gilberto Aranguren Peraza


Sentado en la Oscuridad

  

 

En la sala de mi casa hay cojines de conejo

advirtiendo la luz de la calle. Están asignados al sofá

cuidando la ausencia de los niños.

Hay un quijote

 

en la mesa del centro resguardado entre viejos

libros. Ellos seducen la brisa cuando entra

templada por la ventana.

 

Las arañas se acuestan en la pata de la mesa

cuando los chicos vestidos de negro bailan

distraídos sobre la alfombra. En la puerta

 

de la nevera los retratos de “las cosas por hacer

hacen una fanfarria cuando escuchan mis pasos.

 

El guiso de tomate preparado para los canelones

 

enrollados con cenizas se esconden en las vegas

ambulantes e imaginadas del caldero. Y con una canción

distraída de Miguel Bosé me acerco a la ventana

 

para ver las escaleras como si esperara tu llegada

en cualquier momento podrías abrir la puerta

con fría delicadeza con tu aroma a manzana

inundando

 

el aire. Pero no, la luz sigue siendo la misma con

los mismos

alambres alumbran esta sala de circonio y de rastros

de alcohol.

La televisión se autosintoniza en el canal de los días oscuros

 

aquellos donde me ocultaba en la sombra de una vela

y en la gastada mirada de una Virgen colocada

en la pared. Aún queda el dolor de mis rodillas

 

esa sensación hostil haciendo fiesta en las tardes

conmovidas

por el calor del verano. La casa continua con sus ruidos

 

las puertas se abren solas los metales chillan

en las noches

 

y por las paredes se deja escuchar cualquier cantidad

 

de animalitos. Hoy por ejemplo se movieron los libros

con ellos se estremecieron las patas de la mesa y un gato

 

se asomó por la ventana, miraba con alegría a la lagartija

del cuadro mientras yo veía en la televisión el canal

austero de noticias.

 

En medio de las noticias pasan desapercibidos

los fantasmas inundando el salón como metáforas.

 

Las cortinas se sobresaltan con la llegada de la

medianoche

 

al fin el sapo vino a cantar con voz agónica

el pobre colgó su sombrero en la cerradura de la puerta 

y los vacíos de la casa convertidos en enigmas

 

resolvieron por fin esconderse

debajo de las sábanas. 


copyrigth©gilbertoarangurenperaza

sábado, 23 de diciembre de 2023

Feliz Navidad 2023 a todos los amigos y visitantes de La Isla Inquieta

 

Feliz Navidad de Viggo Johansen (Dinamarca, 1851 - 1935)

Desde este rincón, los habitantes de La Isla Inquieta les desea a todos los visitantes asiduos de la isla una FELIZ NAVIDAD, en la espera de que el nacimiento del Niño Dios llene de esperanza y felicidad nuestras vidas y aquellas que tanto amamos.

En virtud de tanta emoción La Isla Inquieta los invita a disfrutar de una ESPLÉNDIDA NOCHE, 

¡Feliz Navidad 2023!

 

jueves, 14 de diciembre de 2023

Pandora

 


María Magdalena en el desierto de José de Ribera (España, 1591- Italia, 1652)


Gilberto Aranguren Peraza 


Pandora 

 

 

En la boca del orificio, junto a la pared

donde la luz se pierde y nadie entiende

el por qué se mueren los días aturdidos

de tanto calor

 

aparecen recuerdos efímeros de mis escritos

al borde del cuaderno repleto de viejos versos.

 

Fueron añadidos durante la llegada de la mañana,

cuando mi madre seguía dobladita en una página

mirando por el agujero

 

cual curiosa no se cansaba de ver.

Sus ojos se clavaban en la última palabra

escrita al final de la hoja la cual hablaba

de los odios y entuertos dejados

por el enfrentamiento acaecido en la tarde anterior. 

 

Yo me olvidaba de los secretos y dolores 

y me escondía en el escaparate verde, donde ella

guardaba sus oraciones y escapularios

metidos en cajas de zapatos ya viejos y pasados de moda. 

 

Nadie entendía por qué rezaba tanto. Nuestros oídos

zumbados de insectos marcaban el ritmo

de un único mantra 

pausado y austero cuando comenzaba su tártara

de oraciones. 

 

Llegaban a mis oídos como enjambres.

En las medianoches de los largos veranos donde la brisa

con sabor a remolacha hacía brincar a los saltamontes

por encima de las cobijas cuando dormíamos.

 

Mi madre ponía una cara de inocente. Pero todos sabíamos

del peligro cuando aparecía en la sala con ese rostro.

 

Entonces por las rendijas dejadas entre una madera y otra

entraba el frío y ella con su silencio de puma entraba

a nuestro espacio para colocarnos encima aquella gruesa cobija

de color marrón. 

 

Y nos convertía en unos pobres inocentes de la noche.

 

Podíamos ver cómo se enfrentaba a la tarde

cual fiera de selva. Gobernaba la sabana con sus dientes

aquellos dados a ser testigos de sus cigarrillos

 

mientras pisaba los escorpiones aparecidos en el patio

y bailaba con el ruido de las predicciones de la calle.

 

Todo era un silencio de moscas y miedos.

 

Ella solo abría su baúl.

 

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martes, 12 de diciembre de 2023

La mano

 


Interludio de Raquel Forner (Argentina, 1902 - 1988)

Gilberto Aranguren Peraza


La mano

 

 

Diluyo mi cuerpo en la imagen

Y la esperanza volcó

la mano hacia la derecha

Ahí estoy yo

Esperando que las luces despierten

Para irme directo al infinito

 

Se apagaron poco a poco imitando al sol cuando se despide  

y un joven entretenido entendía al instante

subrayando la fragancia, entusiasmando a la mano

 

se conducía sin control, por la frágil monarquía

escondida entre las piernas. Aquella, ni se inmutaba

por el simple ejercicio del querer. El silencio: único y sincero,

 

alumbraba grandemente los rostros, mientras la mano

continuaba el rumbo calmado, pero con desespero. Una callada

mirada entre la oscuridad y la sombra de unos dedos,

 

deambulaba por la carretera de la vida y entera subía y bajaba

con roces suaves y cariñosos encima de la tela. Calculaba

los pasos de los dedos, iniciando la diversión de aquella

osadía infantil.

 

No era fácil, en medio de la oscuridad favorecer

el íntimo estímulo. Los dedos tendían el recorrido por

el brazo

cercano y tomaba las manos abiertas,

 

se encontraban para entrelazarse y afianzar el descanso.

 

La mujer, con breve sutileza, abría la cremallera

e imaginándose la suavidad entrando, perfectamente,

por el orificio.

 

El pantalón, como obstáculo, se convertía en la masa flexible

y elástica, dejando pasar entre sus fibras una sombra

inusitada y atrevida. La mano descubrió el pasadizo secreto

 

y se encabritó hasta llegar a la puerta. Dispuesta

a iniciar la entrada. Todos los cuerpos se endurecieron,

la mirada fija en la mano y un largo aliento

dejaba la sensación convertirse frágilmente, en un éxtasis único,

 

el ritmo era seguro. Una gota de sudor corría por la frente

del joven mientras la mujer se despertaba con temor

 

sólo podía ser calmado con un final explosivo. Y el alma,

el alma del joven se escondió en su mano

y por el agujero entraba ella besando la boca,

y los ojos impregnados de luz caían suavemente

 

ante el dominio de la fuerza. La mujer caía,

su cuerpo blando se enfurecía y el murmullo se levantaba,

mientras las luces despertaban el conjunto.

 

Un sin fin de reconocimientos subían por entre los ojos

y los pocos espectadores se levantaban de sus asientos,

mientras una pequeña puerta daba a la calle lateral.

 

Como siempre, ella se levantaba extasiada y descansada:

La mano que mece la cuna” le había dado esa tarde

una tremenda lección: no invites a desconocidos a tu casa.


domingo, 10 de diciembre de 2023

Las velas gritan en la ventana

 



En la ventana de Carl Holsoe (Dinamarca, 1863 - 1935)


Las velas gritan en la ventana


 

 

Las velas gritan en la ventana. Los corazones

abiertos pintan paredes con tintas

de Losartán aguaceros de octubre

metidos entre las piernas de un día domingo.

 


A merced de las horas sentadas en las raíces

la brisa es apenas una breve idea de la corta  

tensión de la mujer a orillas de los labios

de buñuelos avergonzados por tanto escribir poesía.

 


Las letras saltan con los senos al aire

inmaculados por el frescor del rocío

con las acequias desplegadas en migajas

 

 

de luna despidiéndose de los dioses  

atormentados por las figuras de medianoche

y por la paciencia de la luz a carcajada.


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sábado, 9 de diciembre de 2023

La llegada del silencio

 

Dos hombres de Charles Blackman (Australia, 1928 - 2018)



Gilberto Aranguren Peraza 


La llegada del silencio 

 

 

Buenas noches hermano, despierta y escucha los pasos

de las muchas liebres acorraladas en la ventana

 

observan cómo cae la lluvia de medianoche

con la luna escondida entre las esquinas del callejón.

 

Levántate. Fíjate de la poca sombra. Ella

tiene frío y hambre. Por eso come hierba amarga

 

después de las once. Recuerda cuando amé

al niño pintado en el mostrador: sus ojos llenos

de albahaca eran simples almendras mirando

mi rostro. Era el ángel de las 4:30 pm. El mismo

 

tomado de la mano por encargo del cuidador

escondido en los arbustos.

 

Fíjate de las mujeres con rostros infantiles

y de los hombres con escasos músculos

no eran varones. Eran inciertos prodigios nocturnos

 

marionetas de horas abrumadas inmortales caballos

con lenguas de gatos.

 

Y de aquella casa con ventanales hasta el techo

con cristales en la sala donde las niñas miraban

 

el terciopelo de sus hermanos mientras ellos

tejían el mimbre de sus desesperanzas.

 

Tenían cuerpos blancos y cabellos de estrellas

flotaban como globos mientras el reloj agradecía

la llegada del silencio.


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sábado, 2 de diciembre de 2023

El beso

 


El beso de Henrí de Toulouse Lautrec (Francia, 1864 - 1901)


Gilberto Aranguren Peraza 


El beso

 

 

I

 

 

Un beso con aroma a cloro perduro toda la noche,

ahí quedaron los dos

 

esperando el amanecer.

 

 

II

 

 

Atrás queda un silencioso vuelo de cuerpos

frágiles

 

bajando por las escaleras parece una escuela

para muertos.

 

 

III

 

 

Cuando en la mañana te acercas y escuchas

mi voz

quedo prendado a tu camisa y por esa bondad

me sumerjo

tranquilo en un abrazo.

 

 

IV

 

 

Esta mañana un par de anfibios tocaron

a mi puerta. Al abrir, mis ruedos 

se mojaron. Ellos miraron enojados

 

cómo yo, viendo la pesadez del agua

sobre mi ropa,

 

tiraba la puerta y no los dejaba entrar. Por la ventana

los vi saltando de alegría.  


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domingo, 12 de noviembre de 2023

La aparición de los duendes

 

Flores en el camino de Jules Bastien-Lepage (Francia, 1848 - 1884)


Gilberto Aranguren Peraza 


La aparición de los duendes

 

 

Mientras la luna, madre de la discontinuidad y del sosiego

inteligente jugaba con la materia al sentido inverso

y transformaba el espacio en tiempo colocando la ternura

en la ventana del recinto donde dormían entregados

 

a la movilidad

 

y al destino.

 

Un niño miraba de reojo a un grupo de jóvenes

caricias. Era yo sintiendo cómo me hablaban y me estremecía   

el alimentar a las noches con una sonrisa,

 

de esos encuentros con los duendes, yo me acurrucaba

en la inmensidad de la habitación. Mientras desgranaba  

algunos miedos tumbados en las manos

 

olvidé sus rostros cuando atravesaban el descanso

de la escalera y un fotón aparecía de la nada. Y con

audacia sus ojos entraron en un abrazo.

 

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jueves, 12 de octubre de 2023

Cuando jugamos con las manos

 

Joven calentándose las manos con un brasero de Cesar van Everdingen (Países Bajos 1616-1678)


Gilberto Aranguren Peraza

Cuando jugamos con las manos 

  

Escucha aullar a los perros son como

campanas a mitad de la oscuridad. Levántate 


los sonidos traen a remolque una montaña 

de susurros. Te dije, aun dormida, del frío

 

de estas noches. Por ello me acurruco al ladito 

de tus pies esperando calentarme mientras escucho 


a la perra aullar. No son más de las dos y la ventana 

se estremece cuando jugamos con las manos.


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lunes, 9 de octubre de 2023

Las manos

 


Manos orantes de Zeng Fanzhi (China, 1964)

Gilberto Aranguren Peraza


Las manos

 

 

Estas manos revisaron las luces del año dos

mil diecisiete y enterraron las ferias esculpidas

con nostalgia. Arrinconaron a los sapos

 

e hicieron temblar los corazones

de los caballitos de las plazas. Mis manos

pintaron de blanco la pared donde el perro

 

orinaba todas las tardes. Abrieron un orificio

con las paticas de las hormigas para ver de cerca

a la luna y tomaron por el cuello la imagen

 

del santo del pueblo por donde guindaron la lengua

sus deseos

 

Estuvieron olvidadas en un jarrón de barro

colocado en la puerta de mi casa.

 

Se bañaron de limón y de musgos guardando

silencio ante el ritmo de los dedos mientras

buscaban  

el curso de los ríos por miedo a la pérdida de

las líneas de las palmas.

 

Ellas no preguntaron más allá de su color

y han visto caer los días con claros anuncios

de ausencias

 

¡Son las manos! ¡Son las manos!

 

largas líneas iluminando el llanto en las

madrugadas.


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Poesía Inquietante

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza
En nuestro día a día, perdemos de vista las cosas sencillas de la vida, el autor Gilberto Aranguren, a través del género poético, construye imágenes que conforman la interioridad de su mundo, le da importancia a cada aspecto de su vida y elige con cuidado aquello que le parece valioso y que pueda marcar totalmente la diferencia, él sabe que hay un mundo en su interior invisible para los demás y que cada evento exterior representa una ventana a su interior, ¡sus poemas son su reflejo!

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”