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| Visitando a la abuela de Alexander Ivanovich Laktionov (Rusia, 1910 - 1972) |
Mi abuela contaba historias de misterio
con sus moteadas manos
como palmeras alzadas
evocaba sus cuentos.
Todos me daban miedo
yo me metía entre su falda
a esperar de su silencio
la breve sonrisa
y cariño.
Así las noches se iban
como nubes
y regresaban con sus luces
mientras esperábamos la hora
de la novela.
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de Gilberto Aranguren Peraza
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| Los visitantes de Nicolai Petrovich Bogdanov Belsky (Rusia, 1868 - 1945) |
Inesperadamente apareció la noche
y con ella
un ruido en mi habitación: la envidia.
De igual modo otros asaltaron: la furia
y la tristeza llegaron
con el mismo vestido.
El miedo se presentó con una
túnica de sombras. Su llegada mostró
al Silencio erguido frente al espejo.
En un rincón de la habitación, acurrucada,
estaba la violencia.
A ella solo le faltaba el consuelo para
revelar su enorme potencial, mientras a mi lado
se sentaba el ruido más ensordecedor
de todos: la mentira.
Cuando abrí la ventana para dejar entrar
la luz, los visitantes se enredaron en las cortinas
y los rayos entraron alumbrando cada rincón
de mi alma, mientras observaba a un perro
esconder su hueso en la grieta de la acera.
Fue cuando vi el tumulto haciendo una bola
en la tela. Un nudo amarrado
con la vergüenza postrada
en mis ojos de alambre.
Los ruidos continuaron haciéndose
tan igual como lo hacen las aves
cuando hunden sus picos en el mar,
para luego dejar
a la intemperie
un amor silencioso.
Las visitas de estas almas dejaron
alborotada la casa, la cual quedaba
vulnerable ante cualquier
gota de llanto.
Esta tragedia interna terminó cuando, de forma imprevista,
se asomó a la habitación la conciencia,
quien para el momento de la presencia de las sombras
estaba tomando una ducha.
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| El alma en el árbol de Arik Brauer (Austria, 1929 - 2021) |
Sin fin
Gilberto Aranguren Peraza
Cruel es pensar en dónde la vaciedad
arrebata al alma la oportunidad de mirar
por la ventana o pararse, simplemente,
debajo del marco de la puerta.
Es probable la ausencia de algo visible dando
pasos a fantasmas y a la abundancia de monstruos
cercenando nuestros derechos
a ser útiles en este mundo.
Nadie detiene el sin fin
de cosas aproximándose al alma
son como un meteorito
queriéndose inmiscuir
en la profundidad del cuerpo.
Soy un mundo
totalmente irrespetado
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