“Se
agitan en mi cerebro
dos
palomas campesinas”
Federico
García Lorca
El
diamante
Libro
de poemas
Desde aquí se ve cómo con el entusiasmo
del alma, una paloma cuelga
los broches de la noche
en este diluvio sagrado.
Ata su cabello
quien desnudo de tanto andar
purifica las coincidencias
encontradas en esta carne de tierra.
Más tarde amparada con la luz
cobija las palmas del jardín
con la alegre aparición de su imagen
en el pico de la otra.
Sin avisar humedece conmovida
el tiempo para el amor
sin imaginarse lo largo
de lo inconquistable del llano.
De día convierte las danzas en juncos
avanza río arriba con sus piececitos hundidos
sonámbula y desprevenida
toma el agua de los centros de las bromelias.
Cautivada por el abrazo
sabe ser amante de las noches temblorosas
sus ojos afincados en la piel
forman la costra de sus pesadillas.
Con el barro sencillo elabora otra piel
y las cicatrices extraen sus secretos
aceitados después del baño
con la grieta dibujada por donde emigran
poco a poco y tan lejos
las canciones de cuna
acurrucadas en sus alas de almendra.
¡Allá van las palomas!
una tras de otra
gozosas
gritan ansiosos los posaderos de la tarde.
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