Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

domingo, 8 de febrero de 2015

De espalda







Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Estuvo mirándolo con ojos abiertos y asustados, con la cabeza sostenida en los brazos cruzados manteniendo una cálida relación con la mesa y con la luz colocada en un infinito supuesto por donde el hombre transitaba. El cabello ensortijado caía, inescrupulosamente, en todo el borde del rostro, mientras observaba estupefacta la ida precipitada. Encontró el reloj que un día visitó su cuerpo con entusiasmo y sin vacilación alguna, mientras tanto el tiempo centenario daba pasos ondulados en ese instante repleto de ansiedades. Su espalda era la figura imaginada que encontraba siempre de aquel famoso de Hollywood, no recordaba con precisión, pero no era como por ejemplo Brad Davis o Brad Pitt, no sabía por qué los padres de otros continentes colocaban esos nombres tan extraños a sus hijos. Con razón, muchos pasan siendo desconocidos. Pero para ella, que miraba al hombre posesionarse del destino, el desconocimiento era solo un motivo voraz de una circunstancia anciana, de esas que llegan tarde al movimiento de la vida. Más allá, divisó el perfume que un día colocó expandiendo su olfato por todo su cuerpo; y de pronto, apareció la mujer, flaca e imaginativamente hedionda a un pachulí que ahora era cosa del pasado. El cine abría sus puertas y un hombre arrebataba un bolso a la señora que llevaba la cartera amarrada a las costillas para que nadie osara quitársela. Los gritos espantaron al vago y el bolso se fue en sus manos por una calle desconocida. Un niño miraba a un hombre darle un beso a una mujer, era probable que la dama fuese la madre y esposa del hombre. Un señor salía de un almacén con una cara de felicidad llevando en sus manos una bolsa grande, tal vez era el artefacto que siempre quiso tener y que al fin, después de tanto ahorrar, lograba comprar. Seguía alejándose y ella sólo miraba la espalda, ese era el cuerpo de Michael Caine cuando hizo Funeral en Berlín; no, mejor era el atlético de Paul Newman en la Gata sobre el tejado caliente; pero, y si fuese la espalda de Greta Garbo, en la Mujer divina o la de Ingrid Berman caminando hacia el avión en Casablanca, suspirando cada vez que recordaba que el negro Sam tocaba As time goes by ¡Vaya, Humphrey Bogart, el tiempo no pasará para ti! Un joven corría detrás de una chica con lentes estúpidos, pero el guapo se veía feliz al acercársele. Una señora tomaba el brazo de un hombre y se acercaban, llevaban prisa, parecía que fuesen a una cita médica.
Después de dos horas mirando el mundo se le olvidó, de manera definitiva, el rostro del hombre que la había abandonado. Sólo recordaba que su espalda era igual a los imaginarios del cine, y con esa imagen se levantó del café y se fue a caminar por la ciudad...

sábado, 7 de febrero de 2015

El poema del secreto de las ánimas breves



Autor: Gilberto Aranguren Peraza


Allá van 
desamparados 
con voces 
de tarde.
Cenizas afligidas
lloran asombradas
porque creyeron en la eternidad. 
La lluvia 
acarició
a los amantes sin pieles de árbol
porque el señor 
amansó al bosque
con alegría de leche materna
aseguró con las piedras 
el juego que lo llevó sin piedad al infierno
con el aire
de los fantasmas temibles.
Por eso
su fatua maldad
olvidó
el secreto de las ánimas breves
que recogen el fuego del pasado.

viernes, 6 de febrero de 2015

Al final de la calle



 
Autor: Gilberto Aranguren Peraza
 
Abrazo la calle de casas sin ventanas. Al final de ella las manos arropan azules este cuerpo dolido de cansancio. Un resplandor ata tu silencio a la camisa sin destino, y miramos la astucia de la tarde de granizos, ella lleva cárceles escondidas en tu pañuelo.

jueves, 5 de febrero de 2015

Atentos vemos pasar la noche




Autor: Gilberto Aranguren Peraza
 
Atentos vemos pasar la noche
por la ventana de muerte tejida en las paredes
y la ansiedad apretando la mano
mientras la tierra encadena sin remedio
la soberbia desnuda y el trazo declinado.
Miras el espejo que dibuja la imagen 
que se abrió cual flor y humo
desbordando el profundo olor a perejil            
acumulado en los huesos de polvo y cal.
Allá va el hombre enmascarado con tristeza de derrota
lleva acuesta el tiempo que vaga  
por la piel sensible
deletreada y confusa
recoge los vidrios que descansan sobre el miedo       
agitando el astro que sirve al placer y a la mentira
con el vino derramado en la sonrisa de piedra
y la mirada
que borda los adioses hecho verbos.
  
Su sonrisa conjuga la lumbre que se hace tarde
con el sueño en el umbral
donde oscurecen los gritos.

martes, 3 de febrero de 2015

El olvido



Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Esos ojos intentan ver el alma
caerán
diluidos en el agua
el tiempo será olvidado por los nuestros
cuando la cerveza oscurezca la mirada del pobre.

Igual al río
su verbo avanza
con un olor triste de flores
repartiendo
poco a poco
el veneno de sus palabras.

Inquietud

Sesión III (06 de octubre de 2016)

  Piano Bar de Alberto Sughi (Italia, 1928-2012) Gilberto Aranguren Peraza   Sesión III ( 06 de octubre de 2016)     Tus gritos está...

Entradas Inquietantes

Poesía Inquietante

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza
En nuestro día a día, perdemos de vista las cosas sencillas de la vida, el autor Gilberto Aranguren, a través del género poético, construye imágenes que conforman la interioridad de su mundo, le da importancia a cada aspecto de su vida y elige con cuidado aquello que le parece valioso y que pueda marcar totalmente la diferencia, él sabe que hay un mundo en su interior invisible para los demás y que cada evento exterior representa una ventana a su interior, ¡sus poemas son su reflejo!

LIBRO ITINERARIO

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Libro: Los ruidos de la Casa

Libro: Los ruidos de la Casa
La casa es un tejido de ruidos

Los ruidos de la casa

LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”