Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

lunes, 10 de octubre de 2022

Salmo 38 (Extracto)

 

 

La tragedia o Los pobres a orilla del mar de Pablo Picasso (España, 1881 - 1973)

Oración en la tragedia

 En honor a nuestros hermanos venezolanos en este momento de dolor

 

Nada quedó sano, 

nada sanó nuestros huesos

Andamos agobiados y encorvados 

y caminamos afligidos durante todo el día

Estamos paralizados y en pedazos 

Quisiéramos que nuestras quejas se escucharan como rugidos

Señor, ante ti colocamos nuestros deseos al igual que nuestros gemidos. 

Que no se oculten nuestros gemidos, Señor.

Nuestros corazones palpitan

las fuerzas se nos van 

y hasta la luz hace falta en nuestros ojos. 

Compañeros y amigos, familiares en la distancia quedan y sufren

Somos seres a veces sordos, mudos que no abrimos la boca. Somos seres que no entendemos nada 

Sé tu Señor quien responda en nosotros 

Esperamos en ti Señor

Ante la caída 

Ante el dolor 

Ante la inquietud

¡Señor, no nos abandones, mi Dios no te alejes de nosotros!

¡Socórrenos!

Señor, nuestro Salvador.  

jueves, 6 de octubre de 2022

Fiel vergüenza

 

 

El hombre descamando un pescado de Quiringh Gerritsz van Brekelenkam (Países Bajos, 1622 - 1679)

 Gilberto Aranguren Peraza  

 

Fiel vergüenza

 

 

Hoy cuando miré la boca del pescado colocado

en la mesa, vi los espacios semiabiertos entre un corte y otro

miré con desprecio sus ojos dolorosos

como pidiendo piedad.

En esto consistió la conjura de tu trampa,

yo sabía de la mentira traída en tus bolsillos

la vi caer de rodillas, tal como caen los ojos

del pez

cuando muerdo su cabeza al tomar tiempo en una sopa. 

 

Hoy el mundo en pánico vive

con sus elementos. Veo pasar un misil

por encima de mi cabeza. A ti te veo como al mismo

pez en la mesa de la cocina pidiendo clemencia. Afuera

en el jardín los corazones de piedra excavan

el amor en un refugio. Son los únicos con ese privilegio.

 

Postrado en el sillón del porche percibo con paciencia 

cómo te acuestas en la tierra, sabiendo de tu ternura

y de tu almuerzo con las sombras de la tarde

debajo de los eucaliptos. Por ello recuerdo

 

tus cigarrillos de larga fila

y tu silencio ahorcado en el tamarindo

cuando de manera imprevista bajábamos las miradas

para olvidarnos, de una vez por toda,

de esta fiel vergüenza llevada por años en la piel.

 

Todo lo escondimos en el baúl y guardamos la llave

debajo del suelo

se me olvidó por completo dónde la enterré.   

copyrigth©gilbertoarangurenperaza

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Como aves después de un aguacero

 

 

El aguacero de Paul Sérusier (Francia, 1864 - 1927)

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Como aves después de un aguacero

 

Gilberto Aranguren Peraza 

 

Un día me dispuse a ver saltar a los sapos,

y sentí mucha opresión. Saltaban de una forma

dramática,

convirtiendo al jardín en una alcoba donde la naturaleza

y el tiempo, con sumo orgullo,

se disponían a pasar la noche.

 

Entre sapos se ancló un espacio

meditado por el tiempo y roto

sorpresivamente

por un largo estornudo de mi parte.

 

Frente a aquella tempestad de ruidos en mi pecho

decidí protegerme con el cálido cobijo de la casa,

al cerrar la puerta pude ver

un breve

reflejo de luz procedente del jardín: era

el murmullo de las luciérnagas

ellas me traían palabras arrimadas

a las paredes de esta casa de agua y fuego. 

 

Nada, nada traes en tus manos cuando apareces

y te cuelgas como murciélago en las ramas

del limón en el jardín. Es cuando comienza el infierno

en las cáscaras de la cebolla, y abrumado en pedazos

siento mis labios desplumarse

como aves después de un aguacero. 

 

copyrigth©gilbertoarangurenperaza

Poema de Debajo de las sábanas

jueves, 15 de septiembre de 2022

En la soledad de su locura

 

 

La danza de la vida de Edvard Munch (Noruega, 1863 - 1944)

 

En la soledad de su locura

Gilberto Aranguren Peraza 

 

"Todas las jóvenes se despertaron

y prepararon sus lámparas"

 

Mateo. 25, 7

 

Mientras miraba a un hombre sonreír, éste

observaba al mundo con sus leves aromas a frutas.

Los dos viajábamos en círculos: él con su suave andar

dejando en las aceras unas llaves

tan silenciosas como la noche. Y yo, un ser hecho

de olvidos e ironías y con el tiempo suficiente 

en el palacio sombrío de la memoria.

 

Nos tomamos de la mano y entramos. En el inmenso

recinto abundaban los de su estirpe: todos con una solitaria

mirada traducían el vacío emigrante posado en mi cuerpo.

Yo en cambio me convertía en un intérprete más

de cómo se corrían las cortinas en las ventanas.   

 

Su olvido para mí fue el desamparo de sus ojos,

porque cuando más se alejaba

yo me cruzaba de brazos ante su partida. Desde entonces

me dediqué la vida a rendirle tributo

a las aguas sagradas donde un día, como por arte

de magia,

bautizó su ombligo y desde entonces fue frágil

por tener un rostro hecho de carretera.

 

Un día lo divisé sentado al borde de la puerta

llevaba una lámpara en sus manos

con ella alumbraba sus secretos y tejía recuerdos. Me pareció

ver a una de las vírgenes en espera del novio.

 

Cuando la puerta fue abierta descubrió

los años perdidos en su memoria. Pero sus labios de cristal

como virutas de arcilla refugiaron las tormentas

con bromas y disgustos     

dejadas en la soledad de su locura.

copyrigth©gilbertoarangurenperaza

miércoles, 14 de septiembre de 2022

El desierto

 

 

Jardín de agua en la casa de madera de Gaines Ruger Donoho (USA, 1857 - 1916)

El desierto 

 Gilberto Aranguren Peraza 

 

Cuando en mi casa los sapos miraban el abismo

con sus propios ojos de sapos y los granos de té

en ebullición

resbalaban hasta la puerta como las mismas

gotas de rocío en la ventana

el silencio del olfato del zorro arrullaba el galope

dejado por la lluvia.

 

Era así, como posado en la ventana, junto al jardín

de la inclemencia de aquellos días confinados

los libros no hacían más nada sino esperar  

tanto a los recuerdos

como al día

 

o simplemente, verme,

sentado

en la sala mirando

el infinito

con un tabaco en la mano.

 

Los muchachos vestidos de azul, regresaban después 

de deambular por los corredores

con sus sortijas de mármol prendidas en los dedos.

 

Gritaban de felicidad cuando veían a las lagartijas

mirarse en el espejo de las pequeñas lagunas

dejadas por la lluvia en los espacios desiertos

del césped. 

 

Y solo quedaba mi fragilidad 

al murmullo de los insectos

escondidos entre las ramas de la trinitaria

 

acostado en la hamaca

sumergido en los olores fantasmales

aún veo bailar al jardín

adornado con estériles franelas de algodón

haciendo la danza del escarabajo

y convirtiendo su sonrisa en una porción de la noche.

 

En ese desierto solo veo y escucho

el fragmento de las voces

 

y a las hormigas recorrer mi boca con

un leve olor a panadería

 

y a la salamandra

señora de los infiernos  

dibujar el mismo lago en el cuaderno.

 

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Poesía Inquietante

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza

Itinerario. LIbro de Poesía. De: Gilberto Aranguren Peraza
En nuestro día a día, perdemos de vista las cosas sencillas de la vida, el autor Gilberto Aranguren, a través del género poético, construye imágenes que conforman la interioridad de su mundo, le da importancia a cada aspecto de su vida y elige con cuidado aquello que le parece valioso y que pueda marcar totalmente la diferencia, él sabe que hay un mundo en su interior invisible para los demás y que cada evento exterior representa una ventana a su interior, ¡sus poemas son su reflejo!

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Libro: Los ruidos de la Casa

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La casa es un tejido de ruidos

Los ruidos de la casa

LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”