El hombre descamando un pescado de Quiringh Gerritsz van Brekelenkam (Países Bajos, 1622 - 1679)
Gilberto Aranguren Peraza
Fiel vergüenza
Hoy cuando miré la boca del pescado colocado
en la mesa, vi los espacios semiabiertos entre un corte y otro
miré con desprecio sus ojos dolorosos
como pidiendo piedad.
En esto consistió la conjura de tu trampa,
yo sabía de la mentira traída en tus bolsillos
la vi caer de rodillas, tal como caen los ojos
del pez
cuando muerdo su cabeza al tomar tiempo en una sopa.
Hoy el mundo en pánico vive
con sus elementos. Veo pasar un misil
por encima de mi cabeza. A ti te veo como al mismo
pez en la mesa de la cocina pidiendo clemencia. Afuera
en el jardín los corazones de piedra excavan
el amor en un refugio. Son los únicos con ese privilegio.
Postrado en el sillón del porche percibo con paciencia
cómo te acuestas en la tierra, sabiendo de tu ternura
y de tu almuerzo con las sombras de la tarde
debajo de los eucaliptos. Por ello recuerdo
tus cigarrillos de larga fila
y tu silencio ahorcado en el tamarindo
cuando de manera imprevista bajábamos las miradas
para olvidarnos, de una vez por toda,
de esta fiel vergüenza llevada por años en la piel.
Todo lo escondimos en el baúl y guardamos la llave
debajo del suelo
se me olvidó por completo dónde la enterré.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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