La danza de la vida de Edvard Munch (Noruega, 1863 - 1944)
En la soledad de su locura
Gilberto Aranguren Peraza
"Todas las jóvenes se despertaron
y prepararon sus lámparas"
Mateo. 25, 7
Mientras miraba a un hombre sonreír, éste
observaba al mundo con sus leves aromas a frutas.
Los dos viajábamos en círculos: él con su suave andar
dejando en las aceras unas llaves
tan silenciosas como la noche. Y yo, un ser hecho
de olvidos e ironías y con el tiempo suficiente
en el palacio sombrío de la memoria.
Nos tomamos de la mano y entramos. En el inmenso
recinto abundaban los de su estirpe: todos con una solitaria
mirada traducían el vacío emigrante posado en mi cuerpo.
Yo en cambio me convertía en un intérprete más
de cómo se corrían las cortinas en las ventanas.
Su olvido para mí fue el desamparo de sus ojos,
porque cuando más se alejaba
yo me cruzaba de brazos ante su partida. Desde entonces
me dediqué la vida a rendirle tributo
a las aguas sagradas donde un día, como por arte
de magia,
bautizó su ombligo y desde entonces fue frágil
por tener un rostro hecho de carretera.
Un día lo divisé sentado al borde de la puerta
llevaba una lámpara en sus manos
con ella alumbraba sus secretos y tejía recuerdos. Me pareció
ver a una de las vírgenes en espera del novio.
Cuando la puerta fue abierta descubrió
los años perdidos en su memoria. Pero sus labios de cristal
como virutas de arcilla refugiaron las tormentas
con bromas y disgustos
dejadas en la soledad de su locura.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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