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Anónimo dos jóvenes con arpones en las manos pintura sobre estuco tumba de Kenamòn |
Gilberto Aranguren Peraza
La huida
“ahora sólo entreabro la puerta del poema”
Armando Rojas Guardia
Yo que supe de la vieja herida
Bañados de espantos
regresan los placeres como aves en el desierto.
En las manos encaramadas
las palabras del viejo Whitman
bailan en una ancha estera.
Su olor juega con los espíritus
abandonados a esta tempestad.
En el vaso oxidado se amasa la Tierra
adolorida de ausencias
porque las palomas levantan vuelo
y la vida arde inmóvil
con la boca reposada
en el ombligo.
Nadie ríe
y la memoria queda desarmada
por un abrazo a medianoche.
Las horas huyen del hogar
dejando despiertos
(con una prohibición)
a la carne
al cigarro
a la luna
a la fisura
y a todos los dientes de la calle.
Para cuando el día marca el sonido
un hombre olvida y no regresa
es tarde
apenas se persigna.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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