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| Dulce rendición de Raymond Leech (Reino Unido, 1949) |
Gilberto Aranguren Peraza
Rendición
Acerquémonos a la esquina
donde el sonido, descaradamente, sangra
La tempestad inunda la tarde. Y te veo caminar
entre voces dictadas por el alma
acuérdate de las promesas aparecidas
por los aires, cuando decíamos adiós
suspirabas y la suerte se desbordaba
durante las horas de espera
en la estación del Silencio
intentabas comprobar
sí los niños dormían, aún, al borde de la noche
el gato con su sombra siempre invitaba
a la fiesta
eran los bailes guardados
para después de las películas en Sabana Grande
Ligero siento el palpitar y aun veo encima del techo
mi mochila dejada a tu resguardo
Me abandonaste
dejándome flotar en el desespero. Abrumado
punzo los días e inicio un viaje hacia la brizna
muda de tu espalda. Una oruga se despierta
en la ventana, y el gato regresa con hambre
el sudor del papagayo deformado, con gracia
se enreda en el tiempo dejado en el bulevar
la calle deja de reír y esta aventura
guardada en el baúl se convierte
en una vida hecha de guerras y de culpas
porque la luna se sacudió al trueno
y el odio amamantó el espectro
oloroso a caña
aromado de fuego
al final todo se rindió ante ombligo
dejado sobre la cama
copyrigth©gilbertoarangurenperaza

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