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| Gabriel Miranda Riquelme (Chile, 1950) |
Gabriel Miranda Riquelme
Poemas de Cristo de Alambre
NO PODRÍA SEÑALAR
Entre este resorte
de los dolores
de los muertos de cada día.
hasta qué punto
la poesía se llena de sahumerios
y hablas de tu intimidad.
Sin habitantes
sin policías
sin tu silencio desgastado.
No podré regresar al sur
lo que me pertenece es el silencio
y el ayer nos desvanece
nos vuelve a ser niños.
Y no digan que somos islas
anónimas y apagan tus frases
entre cerros y el océano.
Llevo el día acumulado de visiones
el lagrimeo de nuestra gente
mi hablar que viene de los patios
y la gente pelusa
en la pereza del sol y el almendro
y la vida que perdemos soñando.
CRISTO DE ALAMBRE
Sí, pegado a la muralla
te pego flores, por los enfermos
por la muchacha de la esquina
por la niña que amaba a los poetas
por el ruido de las hojas
en el mes de enero
por mi gato Tomy que maúlla mirándome
y tiene sueño
y quisiera decirme que ama los pedacitos
de pollo
y no es vegano
que lo lleve al tren central
no con el reloj chino
que atrasa horas y momentos
como el whisky que tomas a escondidas
para amortiguar los latidos del corazón.
Cristo de alambre
suspendido en el patio
ruega por ellos y nosotros ahora ya.
DICEN
Que la poesía rodeada de preceptos
de la contingencia
es un ala herida
y ustedes en su burbuja de días placenteros
no mientan
no sean jactanciosos
¿podrás hablar de chileno desnudo
llevado por las graderías del Estadio Nacional?
Y lo matan a balazos
No basta que desprendas en flores la poesía
porque pasó de moda.
Estamos reiterados de genocidios
y lugares donde fueron llevados.
La poesía es un Cristo de Alambre, aterido
abraza a todos sus muertos
no digas que chile es brillante,
hermoso
la última poesía del mundo
los últimos nichos de gente durmiendo en alturas.
No digas que los brindis y tu silueta perfecta
te hace esteta de la luna.
Nadie habla del pellejo de nadie
Y das explicaciones
los últimos descubridores de la noche
la noche en Sudamérica trae la mano del migrante
te tiran machetes hiriendo tus carnes
y se pierde toda la esencia del cosmos
se pierde saliendo gateando entre disparos
gateando la agonía de las noches
No digas que todo esto es hermoso
no seas hipócrita los muertos existen
y parecen botadas en todos los rincones azulados.
CRISTO DE ALAMBRE
Ruega por nosotros
por los llorones
de puestos municipales
por los que piden
dinero
y salen jubilosos
sin dejar el puesto.
Por el que graba
y dice llevará sangre
por los que no hablan
con la gente humilde.
Por aparecer siempre
en estamentos
y no creerse humildes
Perdónalos no saben.
Donde le cuelga el zapato
porque
en días como estos
murió el carnaval
murió todo
menos la librería
de mi amiga Mónica.
Cristo de los alambres
un nuevo camino llega
y redondear
los pasos de la luna.
VEO POETAS MUERTOS
Hace tiempo veo poetas muertos
por ejemplo, la Laura Cuello
la que me preguntaba del mundo literario
en los Patios del Sur.
Le diría que salieron nuevas poetas
y que acogen a sus pares
que a su hijo el mismo que amenazaba
golpearme, y no era poeta,
le sacaron la cresta
como la cueca del Guatón Loyola
en la calle Balmaceda
y como espectador, reportero, dije,
justicia divina
y reí para callado.
Como el tango Cambalache
dale no más.
Hace tiempo que ya no veo poetas muertos
Jorge no habla
García menos.
Veo a choferes anunciando el fin
de las 9000
y ya no controlo los horarios
como un buen jubilado.

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